Por Julia Elena Melche.
La realizadora nacida en Teherán Hana Makhmalbaf, pertenece a una familia de cineastas comprometidos; su padre es el destacado Mohsen Makhmalbaf, director de El ciclista y Kandahar. Es hermana menor de la también directora Samira Makhmalbaf de La pizarra, El caballo de dos piernas y A las cinco de la tarde. Niña prodigio que realizó su primer cortometraje a los 9, presentado con enorme éxito en el Festival de Cine de Locarno, publicó un libro de poesía a los 15 años y filmó el documental Alegría de la locura a los 14, un “detrás de cámaras” que registra los problemas que Samira enfrentó durante el rodaje de A las cinco de la tarde, donde se da voz a las mujeres de Afganistán. Mientras Samira llevaba a cabo la filmación, Hana sufrió dos intentos de secuestro y su familia ha sido víctima de cinco ataques. ¿Las razones? Sus posturas críticas con el derrocado gobierno talibán en Afganistán. En el 2009 presentó en el Festival de Venecia su reciente filme, Green days, obteniendo grandes elogios.
Buda explotó de vergüenza representa su inmejorable debut en el largometraje que le mereció el Premio Especial del Jurado en el Festival de San Sebastián 2007, cuando apenas tenía 19 años. Con guión de su madre y producida por su hermano, es el relato desolador del Afganistán de nuestros días, donde los niños viven en cuevas, juegan a lapidar niñas, a colocar minas y a matarse entre sí con armas de madera, siendo a veces talibanes y otras norteamericanos que buscan terroristas. Son Los niños del fin del mundo, cercanos a los huérfanos de Las tortugas pueden volar y el reflejo de un mundo adulto cerrado en el odio y la violencia, en la intolerancia y el fanatismo.
Crítica a una sociedad que sigue igual que durante el régimen talibán. En el centro de la historia la pequeña Baktay (Nikbakht Noruz) es tomada como rehén en el juego de los niños “talibanes”, quienes cubren su cabeza con una bolsa de papel a manera de burka, amenazan con apedrearla y empiezan a cavar su tumba; una escena sobrecogedora que retrata las prácticas degradantes hacia la mujer, aunque tenga 6 años, y a la que hay que castigar por ser bonita o por llevar un lápiz labial y que solamente muerta podrá ser libre.
Con vocación neorrealista, la directora coloca a la protagonista en un territorio hostil, buscando una educación inalcanzable. Animada por su vecinito Abbas (Abbas Alijome), Baktay “quiere ir a la escuela para aprender historias”, pero no tiene cuaderno ni lápiz. Obtenerlos se convertirá en una entrañable odisea, pero exenta de todo atisbo melodramático. Como la niñita de El globo blanco que busca recuperar un billete para comprar un pez dorado, a Baktay la caracteriza la tenacidad al tratar de vender unos huevos o cambiarlos por pan para conseguir su sueño.
La cinta fue filmada en Bamian, Afganistán, bajo los restos de las dos estatuas gigantescas de Buda que fueron destruidas por los talibanes en 2001.Historia sencilla a manera de parábola, con un gusto por convertir en significativos los detalles más pequeños, comunes y cotidianos, de plasticidad poética que ilumina el oscuro relato y con una sorprendente actuación de niños afganos, interpretándose a sí mismos.
Un cine necesario y en circunstancias nada fáciles de rodar que no precisa de retóricas panfletarias para señalar su compromiso y en la parte opuesta de los productos de consumo y de entretenimiento. Que pena que por estas últimas razones, un gran filme se relegue a sólo 5 salas en el Distrito Federal, quizás también por eso Buda explotó de vergüenza!!!
Dirección: Hana Makhmalbaf.
Reparto: Nikbakht Noruz, Abbas Alijome y Abdolai Hosenali.
País: Irán-Francia.
Año: 2008.
Género: Drama.
Duración: 81 minutos.
Clasificación: Adolescentes y adultos.
Fecha de estreno en México: 11 de febrero de 2011.
No hay comentarios:
Publicar un comentario