Basado
en algo que “sucedió más o menos así” que en realidad es una versión libre de
una operación que aconteció en la era del fin de Nixon; David
O. Russell dirige a Bale, Cooper, Adams y Lawrence de una manera en la que todos
están nominados al Oscar.
La
trama se basa en una inesperada alianza de turbias raíces, que relaciona a tres
sinvergüenzas en la labor para atrapar incautos en “negocios de no muy buena
proveniencia” y poner al descubierto por otro lado a servidores públicos
deshonestos. Todo ello complicado por la inescrupulosa acción que “sin querer
queriendo” hace una inestable esposa.
Mientras,
como telón de fondo tenemos la era del fin de Nixon, el despilfarro glamoroso de
los 70’s y la fulgurante conjunción de traiciones, celos, ambición y atracciones
que se dan con toda la intensidad.
Situada
en la década de los setenta, con todo ese glam
extraño, los personajes discurren enredados en su ambición y su constante
necesidad de engañar y salirse con la suya, sin importar lo que tengan que
hacer y sin medir los peligros que esto conlleva.
En una
época en la que el mundo comenzaba con azoro a saber de los tremendos
escándalos políticos de una manera “global”
Richie
Di Maso (Cooper) un agente del FBI por circunstancias del destino se alía con Irving
Rosenfeld (Bale) y Sydney Prosser (Irving) una pareja de estafadores y
rápidamente comienzan a moverse en una telaraña que implica ambición y extrañas
alianzas que se realizan en una desaforada necesidad de “denunciar la
corrupción del sistema” hasta alcanzar a las “grandes ligas”. El juego es
extraño pero apenas se estaba implementando no había wikileaks entonces…
De esta
manera de un modo más “artesanal” había que servirse de los talentos de negociador natural de
Irving y la seducción de "Lady
Edith Greensly," (o sea Sydney con un fingido acento británico lo que le
daba cierta “credibilidad de nobleza”.) El juego está dispuesto: Son
embaucadores denunciando y estafando al mismo tiempo a los corruptos en un
juego de cinismo y peligro.
New
Jersey cae rendida ante sus innumerables trucos y mantienen su objetivo para
llegar hasta el círculo de poder de un aspirante político: Carmine Polito
(Renner) al que enredan en su ambivalente juego.
Pero en
esa ecuación que podría haber sido algo así como “La tormenta perfecta de los
estafadores” existe un factor que atentará contra ellos: la esposa extremadamente
“red neck” de Rosenfeld: Rosalyn (Lawrence) una pretenciosa y corriente ama de
casa que entre los celos y la ambición puede ser más destructiva que todos
ellos juntos.
La
atmósfera de la película es intoxicante, mezclando todos y cada uno de los sabores fuertes
de esa década, cuando aún el asombro publico era factible, cuando la decepción
ante la realidad de la corrupción estaba recién desempacada en la moral Estadounidense
y cuando al mismo tiempo la demandante sociedad se movía en búsqueda de nuevos
patrones, aún no había explotado el VIH, se experimentaba con las drogas, el sexo era un artículo al alcance de todos al
ir dejando atrás la época hippie y la sociedad se adentraba sorprendida y
jolgoriosa en lo que sería la disparatadamente exagerada y volátil década de
los 80’s, la gente bailaba disco, usaba amplios escotes y los hombres
comenzaban a sentirse metrosexuales, se hablaba de autoayuda y de modernizaciones
tecnológicas puestas en la repisa de la cocina que hacían la comida con
microondas. El sueño americano ya había
pasado de ser “rico” a ser “rico, famoso y grande” plus moderno…
Y
en ese campo de batalla sobrevivía el más “preparado” para ajustarse a esos
nuevos patrones.
Russell
integra a estos personajes, los hace empaparse de todo esto y lo más importante
es que su encantadora manera de enredar las cosas termina enredando al
espectador.
Bale,
quien se ha convertido en un verdadero transformista desde hace varios años,
nos entrega una actuación excelente: gordo, calvo, cínico y tremendamente hábil con las palabras. Irving es un
personaje lleno de contrastes, plenamente impreso en ese contexto de
intersección histórica entre lo que suponemos su pasado; que lo situaría como
un hijo de la post guerra y esta nueva formación social que florecería con los
yuppies ochenteros pocos años después. Tiene ese aire de hombre hecho por sí
mismo y posee su pequeño negocio de cadena de tintorerías; algo que sonaría “normal”.
Por todo esto, de alguna manera podemos comprender como es su situación familiar
y su relación con Rosalyn, (sin que le haya torcido el cuello más de tres veces
a su mujercita) y al mismo tiempo su
atracción por Sydney. Es un hombre con un pie en el mar y un pie en la playa.
Por
su parte, Adams que ya nos ha sorprendido satisfactoriamente en sus recientes
cintas, nos entrega una interpretación de este prototipo femenino setentero
estilo “ready to wear” tan promovido por los medios de la época, las revistas
femeninas y la liberación: no es un ama de casa, no es una simple amante, es
una trabajadora, una igual. Puede
enredar y estafar al mismo nivel y se va a valer de todo lo que su cabeza le
diga para salirse con la suya.
Se
inventa a si misma, se convence de ello, aunque el pasado salga a relucir
cuando hay una rotura en esa construcción, entonces el pasado y los
sentimientos se filtran como una humedad… pero de una manera práctica y
esterilizada esa humedad puede ser eliminada de nuevo.
Cuando
“los asuntos de negocios” de Irving y la falsa aristócrata inglesa se enredan
con Richie, que los estaba investigando, una vez caídas las máscaras son
reclutados en este ambivalente juego moral para atrapar a peces más gordos
trabajando ahora para sus antiguos perseguidores, el mismísimo FBI.
Cooper
en su papel de Richie transita profundamente en el prototipo más clásico de lo que
todos vimos en las series policiacas de
la década setentera, es un policía fashionista que no duda en hacerse
permanente, mostrar el pelo en pecho o en dejarse arrastrar por la moda
polyester y hasta bailar en una discoteca… mientras que maneja la estafa con
una mano y la “dudosa moralidad” con la otra con un carisma cínico que embauca a
todos.
Los
diálogos y las situaciones son tratados con una filosa precisión llevando a
cortes que nos muestran mucho más que la flamboyante actitud de los personajes,
nos dan una vista a sus entrañas, a su compleja situación y a la inestabilidad
en la que se desplazan; a sus desilusiones y a su ambición, a su frustración y
también, de alguna manera, a su inocencia cuando se enfrentan a escenarios
mucho más grandes que sus planes, donde como en un castillo de naipes, todo
puede venirse abajo a la menor provocación o la mínima indiscreción.
Director: David O. Russell
Reparto: Christian Bale,
Bradley Cooper, Amy Adams, Jeremy Renner, Jennifer Lawrence.
País:
Estados Unidos
Año:
2013
Género:
Drama
Duración:
2 hr. 18 min.
Clasificación:
Mayores de 15
Fecha
de estreno en México: 17 de enero
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