Por Julia Elena Melche.
En la década de los setenta, el Berberian Sound Studio fue
el estudio de postproducción de sonido más barato y sórdido de toda Italia, en
el que solamente las películas más perturbadoras procesaron y editaron sus
mezclas de sonido. Al estudio llegará Gilderoy, un tímido ingeniero de sonido
residente en el Reino Unido, quien debe
encargarse de mezclar el último “giallo” del explosivo realizador italiano Santini,
el gran maestro del género. Gilderoy pronto se verá atrapado en un mundo
prohibido poblado por actores maniáticos donde los caprichos artísticos y la
burocracia más absurda marcan el día a día.
En su segundo largometraje, el
cineasta inglés Peter Strickland rinde homenaje al “giallo”, subgénero
cinematográfico de origen italiano, derivado del thriller y del cine de terror,
que tuvo especial vigencia durante los años 70, época en la que disfrutó de un
considerable éxito comercial.
El “giallo” es uno de los principales precursores
del slasher (cine de terror cuya principal característica es la presencia de un
psicópata que asesina brutalmente a adolescentes y jóvenes), sobre el que tuvo
gran influencia.
La cinta se apoya en muy buena medida en la magnífica
interpretación del actor británico Toby Jones de Los juegos del hambre, Los juegos
del hambre: en llamas, Blancanieves y la leyenda del cazador, ahora,
como el alucinado Gilderooy, inmerso entre la realidad y la fantasía y
soportando las insolencias y el mal
genio del realizador Santini.
Sin duda, la historia resulta desconcertante y
perturbadora, pero a su vez fascinante, en su recorrido por el mundo del cine
de terror italiano, que muestra la mecánica de una película y la manera en que
se manipula al espectador para provocarle miedo.
Así, se explora en la
producción de los efectos sonoros, donde el ingenioso manejo de objetos
metálicos o de verduras puede producir sonidos sorprendentes, como por ejemplo,
cuando se tritura una sandía es para dar el efecto de un cuerpo que se está
destazando.
Una película que resultará apasionante para los aficionados del
cine de terror y del gore, como también para el cinéfilo que ha seguido de
cerca el cine de horror italiano de los años 70 y 80.
Dirección y guión: Peter Strickland. Reparto: Toby Jones (Gilderoy), Tonia Sotiropoulou (Elena), Cosimo Fusco (Francesco), Susanna Cappellaro (Veronica), Chiara D’Anna (Elisa), Fatma Mohamed (Silvia), Antonio Mancino (Santini), Eugenia Caruso (Claudia), Jozef Cseres (Massimo).
País: Reino Unido.
Año: 2012.
Duración: 92 minutos.
Clasificación: B.
BERBERIAN SOUND STUDIO, LA INQUISICIÓN DEL SONIDO SE EXHIBE A PARTIR DEL 23 DE MAYO EN LA CINETECA NACIONAL Y EN CINÉPOLIS.
PARA INFORMACIÓN DE HORARIOS, CONSULTAR: www.cinetecanacional.net
www.cinepolis.com.mx
www.cinepolis.com.mx
PREMIOS:
Premio a mejor director, mejor actor y
mejor diseño de sonido en el Möet British Independent Film Awards 2012 de Londres. Reino
Unido.
Premio a la mejor película internacional en el Festival
Internacional de Cine Independiente 2013 de Buenos Aires. Argentina.
Peter Strickland nació en Berkshire, Reino Unido en 1973. Realizó
sus primeros proyectos cinematográficos en súper 8 y 16 milímetros. Su primer
cortometraje, Bubblegum, rescató del
olvido a la actriz transgénero Holly Woodlaw y se estrenó en el Festival
Internacional de Cine de Berlín en 1996. En el mismo año fundó el grupo de
música experimental The Sonic Catering
Band con el que lanzó varias grabaciones y realizó presentaciones en
Europa. Después de haber recibido una herencia familiar, utilizó el dinero para
financiar su primera película, un drama de venganza ambientado en Transilvania; Katalin Varga, que se filmó
en la campiña rumana en 2006. Sin embargo, debido a diversos problemas
económicos, la película fue lanzada tres años después. Actualmente vive en
Hungría donde imparte clases de inglés.
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