“Money Monster” es un
programa de finanzas que conduce el famoso y flamboyante Lee Gates (Clooney) quien es algo así como una
glamorosa y popular estrella que analiza la siempre cambiante bolsa de valores
neoyorkina.
Lee es indudablemente
encantador pero también es petulante, ególatra y se sabe una estrella del día a
día y como toda buena estrella, sabe que las finanzas son también un show.
Patty (Roberts es la
sufrida productora que ha llegado a conocer demasiado a este “cautivante divo”
de las cámaras y le tiene reservada una sorpresa.
Pero para sorpresas, la
que Kyle
Budwell (O’
Conell) un don nadie, quien (como ha sucedido muchísimas veces y seguirá
sucediendo) inocentemente se dejó guiar y cayó presa “como un pichón” en los
vaivenes financieros.
Ahora lo ha perdido todo y
ante ello decide secuestrar en vivo y en directo el set de “Money Monster”, de
esta manera, para Lee y para Patty comienza una jornada al tope, donde no sólo
se jugarán ante las cámaras las acciones de la bolsa, sino las vidas de todos
los que están en el set cuando, un inmundo secreto financiero eructe frente a
las cámaras.
El mundo de las finanzas
con todos sus bemoles siempre ha sido un escenario lo suficientemente atrayente
para colocar al rededor tramas de poder, fashion,
corrupción, crimen y cosas peores. Ahora Money Monster hace lo propio para
escenificar un acto de bajas acciones en el corazón mismo de la descorazonada
Wall Street.
Los elementos se irán
desarrollando poco a poco y sin exotismos: comenzando por un personaje
demasiado pagado de sí mismo, un equipo que lo mastica pero no lo traga…y un
jugoso y nunca suficientemente explicado fraude financiero. Todo con el telón de fondo de ese mundo surrealista
de los corredores de bolsa y los que se dedican a especular: esa es la magia de
la dirección de Foster, especula magistralmente sobre lo que la construcción de
los personajes le proporciona, de tal forma que aún los tiros seguros pueden
tener variaciones a la alta o a la baja.
Vamos descubriendo como
los valores se modifican en una jornada de infarto, mientras se tranza con “insiders”
de una compañía que están tan cerca de algo muy sucio que no lo alcanzan a
percibir, a primera vista, pero que son atacados por “dudas razonables” que
conducen a una decepcionante verdad.
De tal forma que no sólo
podemos leer la trama como una situación de “un hombre llevado al extremo y
queriendo venganza”, sino que al mismo tiempo nos referimos a como las acciones
lo fueron acorralando. Cómo los brokers en su vida fueron mudando de bando, y
cómo todo esto es percibido desde fuera del escenario de la acción por ese
público televisivo, que primero se asombra y luego nos asombra con su actitud ante
las reacciones que este “criminal/vengador, sus secuestrados y a primera vista
víctimas” comienzan a realizar.
La mirada de Foster se
clava directo en la sátira; sátira sobre el inflado mundo de las finanzas,
sátira sobre los “analistas financieros villamelones” quienes solamente por caminar por Wall Street
ya se consideran economistas y finalmente sobre esta interminable hambre de espectáculo
que tiene el público que puede elevar hasta el cielo cualquier situación y con la misma veleidad puede mandar todo
directo al infierno en tres segundos. ¿Acaso existe una explicación mejor de la
volatilidad de los mercados?
Olas de morbo, de
especulación, de chantaje vienen una tras otra. Descaro, manipulación, mentira,
y súbitas alianzas que podrían cuestionarse severamente… todo sucediendo con fugacidad porque se pone
en juego la misma vida y para conservarla ninguna treta es suficiente.
Lo interesante es que la vorágine
de situaciones va arrastrando no simplemente a los personajes de la historia,
sino al público que entra al juego, supone, hace apuestas. Son manejados para
jugar a la bolsa de las apuestas…
Foster coloca la intriga
en el punto, juega con ella y la infla para después resultar ganadora con la
inclemencia que tienen los corredores financieros.
Foster entra al juego
apoyada por dos figuras reconocidas como Clooney y Roberts que saben perfectamente
cómo manejar y maquillar algunos momentos en los que el guión no es tan
brillante y darle esa complicidad que
integra al espectador.
Clooney desempeña su rol
de “mal educado encantador” dominando la escena: lo mismo gritonea a sus
subalternos que ignora las indicaciones de su equipo, o baila e introduce hasta
momentos de humor para darle lucimiento y llamar la atención de “su público” pero intempestivamente le llega el tiempo de
confrontar la veracidad de lo que ha sido su vida y las consecuencias de
algunas de sus acciones.
Julia Roberts después de
una lamentable aparición en “Día de las madres” desquita ejecutando una
mancuerna funcional con Clooney como Patty, la típica productora de un show televisivo
diario, a la que las circunstancias y el tiempo le han soplado al oído que tome
una decisión importante en su vida.
A partir de que Kyle
entra en acción, la trama corre en diferentes escenarios y dimensiones que la
conducirán a una farsa cruel e inevitable, qué tanto se ha acostumbrado el
público a que le llamen la atención de maneras escandalosas? qué tanto se toma
en serio realmente lo que sucede en la televisión? qué tan rápido demanda un
nuevo escándalo y olvida el pasado?
Y aunque el guion de Jamie Linden, Alan DiFiore y Jim Kouf justifica demasiado
fácil algunas situaciones, es cierto que posee agilidad y cambia
intempestivamente de humor, lo cual lo ayuda a no auto destruirse aunque
introduzca algunos clishés.
Finalmente, todos los
días en Wall Street algo sube, algo baja y algo muere…
· Director:Jodie Foster
· Reparto:George
Clooney, Jack O'Connell, Julia
Roberts, Caitriona Balfe, Dominic
West.
· País: Estados Unidos
· Año: 2016
· Género: Drama /Suspenso
· Duración: 1 hr. 38 min.
Clasificación: Mayores de 15
Fecha de estreno en México: 16 de Junio 2016
1 comentario:
Me atrae la película, por lo que veo es un film que además del humor está acompañada de una buena crítica sobre las reglas del mundo. Me gustan estos temas que cuestionan las estructuras del juego que estamos sumergidos globalmente y los absurdos que estamos viviendo.
Gracias por la recomendación
Irene MOPI
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