Por Fabián Quezada León
Ben Cash (Mortensen) es el patriarca de una nutrida familia con peculiaridades únicas. Ben y su esposa Leslie (Miller) decidieron criar a sus seis vástagos de una manera poco común; se fueron a vivir a lo más profundo del bosque y decidieron que educarían a sus hijos enseñándoles en casa bajo sus peculiares reglas y visiones del mundo.
Y cabe mencionar que en cuanto a enseñar ciertamente no privaron de nada a su prole.
El conflicto sobreviene cuando Leslie decide suicidarse y Ben, con todo y sus seis hijos, deben efectuar un largo viaje a través del país para presentarse en el funeral en el que, por problemas de entendimiento por parte de los padres de Leslie no son bienvenidos.
A partir de ese viaje la confrontación entre el mundo familiar encapsulado en la espesura de la foresta y la jungla de asfalto se harán cada vez más evidentes detonando toda una serie de cuestiones acerca de la familia, la educación, la vida moderna y más.
Matt Ross presenta su segunda obra con marcado acento indie eligiendo a Viggo Mortensen como su estrella central, encarnando a un padre de seis peculiares críos (tanto como sus nombres) el mayor es Bodevan (Mackay) un chico idealista quien, secretamente para el clan, no solo ha sido aceptado por una, sino por varias de las más prestigiosas universidades de Estados Unidos; le siguen en edad las gemelas Kielyr (Isler) y Vespyr (Basso), Rellian (Hamilton), que es el espíritu más rebelde de la familia y le sigue la brillante Zaja (Crooks) para terminar con el más pequeño Nai (Shotwell), quien está en la típica fase de preguntas incómodas como “Y qué significa…sexo?
Capitán Fantástico es un discurso multi direccional acerca de muchas cosas; pero la familia y la crianza de nuevas generaciones y el cómo lidiar con el mundo real es un punto medular.
Si bien, hay un cierto desconcierto en la colocación de los objetivos de la cinta, porque el gran público puede encontrarla “demasiado extrema” y en ciertas partes poco o nada identificable con su realidad, pues la idea de crear esta comunidad con tintes post hippies donde el mundo externo es, bueno para decirlo en una palabra: desastroso, y donde se predica en un mix de vida orgánica/naturismo/apertura filosófica y post hippie, nutrida además por una sólida educación con muy pocas restricciones y donde la palabra “interesante” para referirse a algo es lo peor que se puede usar. Este fundamento de elaborar una familia “orgánicamente libre de toxinas del mundo capitalista y consumista”, donde la actividad reflexiva sea preponderante, y donde se enseña a los chicos temas tan variados como la Constitución, Navokov, Karl Marx o “The Joy of sex” junto con adiestramiento tipo boot camp y sobrevivencia en medio de la nada en el bosque, auto defensa o a escalar casi “a pelo”; obvio estos elementos del “plan de estudios” de Ben, chocan estrepitosamente con la realidad en muchas maneras, lo que puede poner a pensar en asuntos tan serios como la validez del sistema educativo, la administración de la verdad, la robotización de la conciencia y otras enfermedades pandémicas en nuestras sociedades y por otro lado, parecen enarbolar todo un manifiesto de la “vida ideal” según los lineamientos de la tribu “urbana” de los hipsters. Quienes mercadológicamente hablando, serían el grupo poblacional que no asiste al cine “comercial”.
De esta manera, como se puede evidenciar, la cinta resuena en más de un ámbito y sobre ella y sus preceptos se podría hablar en varios campos.
En este replanteamiento de la educación y de la conceptualización de “normalidad familiar” se abren también varios apartados; desde el que contempla la celebración del día de nada más y nada menos de Noam Chomsky en lugar de “los festejos de Navidad” y en donde también se intercambian regalos, los cuales son en extremo “poco convencionales” pero más allá del humor subyacente en estos detalles, Ross deja muy clara la tentadora aventura de “qué tal si” fuera posible crear un grupo humano tan absolutamente compacto y original, tan autosustentable y tan independiente, tan libre y tan abierto, tan propio y tan cómplice, tan nutridor… que fuera…¡Una familia! (aunque su concepción salga cien por cien de las normas aceptadas por la sociedad)
Indudablemente la presencia central de Mortensen es el Axis mundi de la película, difícilmente otro actor podría haber encarnado esta mezcla de intelectualidad, espíritu libre y capacidades físicas como Viggo de una manera tan natural, donde, como si no fuera poco desayunar mate, también sale desnudo, como si nada, a saludar a sus vecinos del tráiler park, taza de mate en mano.Entonces es cuando de una manera tan frontal como el desnudo de Viggo, este grupo social se enfrenta a “la sociedad urbana” la coca-cola y la comida “Deep fried” los juegos de video y el mundo del espectáculo.Como valuarte de la sociedad está el padre de Leslie: Jack (Langella), un hombre recio e inflexible con el que Dan va a tener diferencias irreconciliables para al final como si se realizara un proceso de Tesis antítesis y síntesis la familia de Ben cruce el umbral y comiencen a encontrar resonancias antes que estridencias al abrirse a los “males del mundo”.
En definitiva una cinta enriquecedora para todos aquellos que quieran y crean en formar una familia y una sociedad distintas… tal vez no mejores ni peores, pero sí diferentes.
Director-escritor: Matt Ross
Reparto:Viggo Mortensen, George Mackay, Samantha Isler, Annalise Basso, Nicholas Hamilton, Shree Crooks, Charlie Shotwell, Trin Miller, Kathryn Hahn, Steve Zahn, Elijah Stevenson, Teddy Van Ee, Erin Moriarty, Missi Pyle, Frank Langella, Ann Dowd
País Estados Unidos
Año: 2016
Género: Drama
Duración 118 min
Clasificación: mayores de 18
Fecha de estreno en México: 9 de diciembre
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