Luego de diez años de ausencia, el holandés Paul
Verhoeven regresa con un oscuro thriller sicológico que lleva en el papel
protagónico a una pudiente y exitosa empresaria de videojuegos, quien es brutalmente
violada por un tipo encapuchado a plena luz del día en su casa parisina. El
filme arranca de manera inquietante con la pantalla en negro mientras se
escucha el ruido de objetos que se rompen y los gritos y gemidos de la víctima.
De inmediato, la cámara enfoca a un gato gris que observa impasible el ataque a
su dueña y luego se da la vuelta con la misma indiferencia, alejándose del
lugar.
Como su imperturbable felino, a la madura Michèle Leblanc
la caracteriza un carácter gélido. De manera sorprendente, reacciona con un
aplomo inusitado luego de la agresión sufrida; recoge todo lo roto, ordena la
casa, toma un baño de tina y en lugar de denunciar el hecho a la policía, pide
comida oriental a domicilio Recibe más
tarde a su hijo Vincent y justifica un golpe recibido por el atacante por una
caída en bicicleta. Días después, en una cena con amigos y su ex-marido Richard,
comenta con elegancia y serenidad que fue agredida en su casa y cree que fue
violada, pero que el asunto no merece un debate.
Carente de afectividad, mantiene relaciones familiares
distantes y arrogantes. Desprecia a su septuagenaria
y decadente madre Irene por andar con gigolos, quiere manejar la vida de su manso
hijo, a su vez, mangoneado por una novia dominante y embarazada de otro. Es
despiadada con sus subordinados en la compañía de videojuegos, desestima los
proyectos profesionales de su exmarido y le rompe los faros de su auto, se
acuesta con el marido de su mejor amiga y socia Anna, coquetea con su vecino
Patrick, casado con una beata hipócrita,
y guarda profundos resentimientos por su padre preso, un célebre multihomicida de
quien se cree fue cómplice hace 39 años cuando era una niña de 10, y de cuyo
hecho aún sigue siendo estigmatizada.
A Michèle le gusta tener el control y es una mujer con
poder, “sabe manejar a los locos” como le dice a su amiga Anna, y quiere
encontrar a su atacante para demostrar que ella tiene el dominio, más que por
un afán de justicia o venganza. Pero también lo hace por un deseo sexual y
cuando es violada de nuevo y descubre la
identidad de su agresor, lo buscará para que la vuelva a violar, porque su
patología se complementa con la de su verdugo, en una suerte de Síndrome de
Estocolmo y quizás como genética de su padre enfermizo.
Todo esto no sería posible sin la magistral
interpretación de una Isabelle Huppert que hipnotiza, sin duda en uno de sus
mejores trabajos y quien conjunta toda la frialdad emocional impenetrable,
sobriedad y elegancia de Gracias por el chocolate (Chabrol,
2000), La pianista (Haneke, 2001) y Una relación perversa (Breillat,
2013). Ahora, como la exigente y enérgica directora de una empresa de
videojuegos de alto contenido en erotismo y violencia, donde los
personajes
femeninos son sometidos y penetrados por los tentáculos de monstruos repugnantes,
un mundo virtual que ha podido despertar las fantasías malsanas de Michèle.
Si muchos de los personajes masculinos son despreciables;
el violador, el amante de Michèle, el gigolo de su madre, son las mujeres quienes
representan el lado más negativo de ser humano. Con excepción de la engañada y
noble Anna, aunque incluso la santurrona Rebecca (la frase final que le dice a Michèle
es contundente), las mujeres de Elle son
seres mezquinos, patéticos y desagradables que acaban envueltos en el discurso
altamente misógino de la cinta. No obstante, esto no desmerece la acertada construcción
de los mismos
Las féminas anímicamente inestables son un gusto añejo
del escritor Philippe Djian, basta recordar Betty Blue, (Beineix,
86), basada en su novela 37°2 Le Matin.
Ahora confecciona, de la mano del director de RoboCop (87), El
vengador del futuro (90), Bajos instintos (92) y del guionista
especialista en asesinos seriales David Birke, un personaje
complejo, retorcido, de apariencia frágil y vulnerable, que descubre sus
pulsiones sexuales masoquistas por el camino de la violación y quien solo es
capaz de conmoverse con la muerte de su gato Marty.
Con dos Globos de Oro, como Mejor Película de Habla no
Inglesa y Mejor Actriz, y nominada en esta
última categoría en la próxima entrega de los premios Oscar por una insuperable
Isabelle Huppert, Elle
consigue un ácido retrato de la moral de las sociedades burguesas, del
fanatismo religioso y del empoderamiento femenino como un medio para dominar y
que debe ser sancionado.
Filme provocador de un realizador que sigue siendo
subversivo, con un guión muy bien construido de diálogos inteligentes y reveladores,
que no pudo filmarse en Estados Unidos, la intención original del cineasta, debido
a su fuerte contenido y a que era difícil que alguna actriz hollywoodense hubiese
aceptado interpretar a una muer tan falta de pudor.
MUY RECOMENDABLE.
Guión: David
Birke, basado en la novela Oh… de Philippe Djian.
Reparto: Isabelle
Huppert (Michèle), Laurent Lafitte (Patrick), Anne Consigny (Anna), Charles
Berling (Richard, el ex-marido), Virginie Efira (Rebecca), Christian Berkel
(Robert), Jonas Bloquet (Vincent), (Judith Magre (Irene).
País: Francia-Alemania-Bélgica,
Año: 2016.
Género: Drama, thriller de suspenso.
Duración: 130 minutos.
Clasificación: C.
Fecha de estreno en México: 10 de febrero de 2017.
ELLE: ABUSO Y SEDUCCIÓN
(ELLE) SE EXHIBE EN CINETECA NACIONAL Y EN LAS
SALAS DE ARTE DE CINÉPOLIS.
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