Lourdes
(Santaella) una chica apocada, vive cuidando a su padre que esta semi inválido.
La madre los ha abandonado y Lourdes debe trabajar en una agencia de castings
de comerciales para sobrevivir.
En la
agencia conoce a Victoria (Wood) una “aspirante a starlet” alegre y desinhibida
que la incita a liberarse un poco de sus ataduras. Esta relación servirá además
a Lourdes para percatarse de otras cosas.
Cuando
inesperadamente la madre de Lourdes (Woolrich) regresa a la casa, el mundo
rutinario de la muchacha se ve invadido por esta figura materna y viejos
rencores regresan al escenario. Sin embargo a partir de este regreso en la vida
de Lourdes sucederán muchas cosas que darán un giro a su existencia.
En un
esfuerzo que ha sido muy bien recibido y comentado por el público y la crítica,
llega por fin a las pantallas nacionales la obra de Lowenberg con el sugestivo título
de La Castración.
Lo
primero que uno puede imaginarse es que se verán algunas escenas en las que
algún “ser masculino” (hombre o animal) se verá privado de sus órganos reproductores.
No, no es el caso.
Castrar
entonces de la mano de Lowenberg y sus actores adquiere mediante la vida de su
protagónica Lourdes (Santaella) una dimensión mucho más extensa, en la que la
castración deriva en que se priva de la esencia vital a alguien o aún más
profundamente, una persona se encarga de auto castrarse, auto anularse y auto
sabotear su proyecto de vida.
En
definitiva ninguna de las acepciones va a dar a un panorama alentador.
Así
vamos recorriendo a los personajes, pero sobre todo a Lourdes; una chica que ha
cerrado casi todas sus oportunidades de vida escudándose en diversas situaciones,
un padre enfermo, una madre ausente, una vecina encajosa que le “enjareta” a su
bebé para poder tener una vida mientras tanto, y ahí está Lourdes dueña y
señora de ese mito de la “mansedumbre castrante” admitiendo dejar escapar a la
vida mientras los demás se ocupan de sus propios asuntos a su alrededor.
Conjuntamente
con ello está al otro extremo la figura aparentemente “libre” de Victoria de la que solo sabemos que es una efervescente
aspirante a starlet… desempleada y ansiosa de “trabajar en lo que sea”, y vivir
la vida de una manera “cool” y que
nos brinda la oportunidad de entrar en una de sus sesiones de casting…
Evidentemente
para Lourdes que es una chica reprimida y tímida (aparentemente puesto que es
capaz de mantener fogosas conversaciones con un desconocid@ en la red) el supuesto
glam de Victoria es seductoramente abrumador.
Y luego
tenemos la figura de la madre de Lourdes (Woolrich) que así como se supone se
fue un día sin decir adiós, regresa sin decir “agua va” reinstalándose en la vida de “esos que dejó atrás”, queriendo
alcanzar el ritmo afanosamente, sin tomar en cuenta los atropellos que su
salida y regreso ocasionaron en su marido y su hija. Y en este afán, tan usado
a diario de “aquí no pasa nada” “podría decirte muchas cosas pero me las callo”,
la aparentemente vacía y resuelta vida
de Lourdes se hace añicos.
En este
juego casi siniestro de ver quien maneja mejor la guadaña para castrar las
vidas, nada mejor que toparse con la aparentemente bien intencionada familiaridad
de los “seres queridos” para tener una mano certera.
Finalmente
el padre que aunque colateral, también es esa figura omnipresente que requiere
constantemente atención como lo suelen hacer quienes adolecen de alguna
enfermedad, sin embargo nunca lo vemos agradecer esos cuidados, ni reconocer
las atenciones así desde su propia invalidez física también está poniendo su
granito de arena para someter a su hija.
De esta
manera, a lo largo de la historia, los
ecos de lo que “castrar” significa adquieren nuevos usos; algunos sutiles,
algunos abrumadores… pero todos sin duda inquietantes.
Direccion:
Ivan Lowenberg
Reparto:
Victoria Santaella, Keyla
Wood, Paloma Woolrich
País: México
Año:
2012
Género:
Drama
Duración
86 min
Clasificación:
Mayores de 15 años
Fecha
de estreno en México: 6 de Septiembre
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