Por Julia Elena Melche.
El comprometido realizador iraní Bahman Ghobadi, construye
un retrato del mundo del rock underground de Irán, un país con una elevada
población de jóvenes y en el que solo es permitido tocar música tradicional
religiosa, no obstante existen alrededor de 3 mil grupos musicales que reflejan en sus ritmos y
canciones sus deseos de libertad, encontrando en ellos una forma de resistencia
frente a las imposiciones del régimen de la Revolución Islámica y como un instrumento
de liberación.
El director de Media luna y Las tortugas pueden volar,
entre otras, filmó durante tres semanas y en la total clandestinidad, una
mezcla de documental y de ficción, basada en hechos reales, gente y lugares, sobre la terrible censura de un régimen
absolutista hacia la música pop rock, mediante la historia de dos jóvenes músicos
en el Teherán contemporáneo, quienes deciden formar una banda musical de rock
indie y se dedican a buscar a otros intérpretes. Cuando las autoridades les
niegan el permiso para cantar en el país, acuden al mercado negro para
conseguir pasaportes y visas y así poder viajar a Londres, de donde han
recibido una invitación para participar en un festival de música.
Aunque en esta
ocasión Ghobadi se aleja de sus anteriores crónicas desgarradoras sobre los
desfavorecidos en Irán, está presente su agudeza crítica para protestar de
manera poética, pero no menos dolorosa, acerca de la opresión y de las marcadas
clases sociales. Ya en Media Luna abordó también las
dificultades de los músicos para realizar conciertos y subrayó la prohibición
hacia las mujeres de cantar en público ante los hombres. Ahora, son los jóvenes
las víctimas de represiones que los obliga a llevar a cabo fiestas a escondidas
y huyen como si fueran delincuentes cuando llega la policía para detenerlos, o
como los protagonistas, Negar y Ashkan, arrestados durante un concierto de
música en Karaj donde fueron detenidas 400 personas.
La narración avanza de
manera fluida para mostrar las numerosas complicaciones de los chicos y sus
amigos para conseguir dinero y los documentos para viajar y los ensayos en un
granero entre vacas sorprendidas y aturdidas. Por supuesto, la música es la
esencia del filme; interpretaciones de rock, voces melancólicas y un
inmejorable número de rap persa que habla de los huérfanos de Irán, de su
basura, sus prostitutas, de la vanidad y del vagabundo y el rico que pueblan
sus calles y donde el dinero parece ser lo más importante.
A su vez, el
cineasta manufactura una sucesión de videoclips, filmados en las calles de
Teherán, para retratar las actividades diarias de sus habitantes; los vagones
solo para mujeres del metro, niños vendiendo fruta, la presencia constante de
la policía, son imágenes que aparecen de manera vertiginosa, dando la impresión
de una sociedad que vibra y explota.
Con
una voz valiente que se levanta y una obra fílmica prohibida en su país,
Ghobadi y algunos miembros de su equipo, luego del rodaje de la cinta, no
podrán regresar a Irán, debido al enorme clima de represión que amenaza a
artistas e intelectuales. Además de su contenido sociopolítico, Los
gatos persas resulta todo un atractivo por su visión diferente del país
persa a otras cintas iraníes. Una película literalmente underground.
Recibió el Premio Especial del Jurado en la sección
"Una Cierta Mirada" en el Festival de Cannes 2009.
Dirección: Bahman Ghobadi.
Guión: Bahman
Ghobadi, Roxana Saberi y Hosein M. Abkenar.
Reparto: Hamed Behdad (Nader),
Ashkan Koshanejad (Ashkan) y Negar Shaghaghi (Negar).
País: Irán.
Año: 2009.
Duración: 106 minutos.
Género: Drama.
Clasificación: Mayores de 15 años.
Fecha de estreno en México: 13 de junio de 2014.
LOS GATOS PERSAS SE ESTRENA EL VIERNES 13 DE JUNIO EN CINETECA NACIONAL.
PARA INFORMACIÓN DE HORARIOS Y SALAS, CONSULTAR: www.cinetecanacional.net
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