Basada
en el libro de Irvine Welsh (Trainspotting,
Acid House, Las pesadillas del Marabú) estelarizada por James McAvoy y
dirigida y adaptada por Jon S. Baird esta ácida e irreverente comedia se centra en la vida de Sargento Bruce
Robertson, un ser violento, corrupto, misántropo, racista y homofóbico, amante
de la pornografía, el alcohol, la comida rápida grasosa y la cocaína… Especialista
en atacar abajo del agua a sus compañeros, más cuando se trata de ganar una
promoción de puesto, Bruce no duda ni
medio segundo en usar los trucos más sucios en su beneficio. Al ser comisionado
para investigar un crimen, la competencia en el departamento de policía se hace
feroz, más aún cuando Bruce sabe que su esposa espera ansiosa ese asenso
laboral. Lo que el sargento Robertson no sabe, ni imagina, es cómo se van a ir
complicando las cosas.
Irvine Welsh
se ha dedicado por medio de sus historias a desnudar y exhibir esa parte sórdida
y terriblemente punzante, hasta vergonzosa, de la sociedad Inglesa/escocesa con
una mala leche profundamente divertida. Quienes hayan seguido su carrera
literaria podrán dar buena cuenta de eso.
Sus
personajes son esa bandada de seres marginales, hundidos en la depresión
postmoderna, cansados de sexo pero siempre hambrientos de él, atiborrados de drogas,
pero sin sentimiento de límite, ni culpa,
entusiastas de la violencia y sin mucho futuro.
El título
original “Filth” también es el
término peyorativo que se les da a los policías en Escocia y en este caso,
McAvoy hace los honores al representar a este sargento de una manera
extraordinaria.
McAvoy que
pareciera demasiado simpático y buena persona para el rol, se transforma y deja
salir su lado “B” (que lo tiene, como recientemente constó en sus
divertidísimas respuestas durante su visita a México) este lado “B” lo más
loable es que, no importa que tan desagradable pueda ser, en el fondo logra
comunicar contundentemente todas las miserias que esconde el personaje debajo
de la piel.
Esto es el verdadero trabajo de un actor, dar una imagen completa y
compleja de su personaje y aquí McAvoy lo hace con creces. Aún en sus peores
momentos, aunque Bruce sea esa escoria
repugnante, hay algo que nos habla de un drama mucho más allá y eso
desconcierta.
El intenso
sabor del humor negro que emana de la obra de Welsh se establece perfectamente,
sabemos desde el título que nos espera un camino inundado de coca, depravación
y franca suciedad (en mucho más de un sentido de la palabra) lo seductor es que
el camino es pervertidamente cómico, los diálogos son de una intensidad morbosa
y la exaltación de los antivalores enciende una chispa oscura en los
espectadores que no pueden quitar los ojos de este sociópata violento.
Desde que el
libro original viera la luz en 1998, evidentemente han transcurrido muchas
cosas, difícilmente podría decirse hoy por hoy que el mundo de la corrupción
policiaca no se haya tratado muchas veces, pero sin embargo Filth sigue latiendo fuerte,
poderosamente sarcástica y actual; tal vez porque es salvajemente irreverente.
La narrativa
de Welsh es por demás cinematográfica y cada paso del libro Baird lo dibuja muy
bien aunque le baja al tono un poquito; jugando con la interacción del
protagonista al convertirlo en juez y parte por ser narrador de su propia
historia, lo cual hace que el espectador también inhale los problemas de
Robertson hasta darse “un pasón”, viendo personas con cabezas de animales,
yaciendo en el diván de un psiquiatra (por mucho más pervertido que su paciente),
o sufriendo las intromisiones de una esposa de mente retorcida que se sabe
demasiado parecida a su marido… porque al final, son como uno mismo…
En este
alucine psicotrópico, Bruce y la audiencia se integran de tal manera que el efecto de la
droga toca ambos lados de la pantalla.
Al
transcurrir la historia Bruce se va mostrando más complejo cuanto más se hunde
en sus problemas mentales y trata desmedidamente de ganarse el asenso. Como toda
buena “mala influencia” Bruce es demasiado perverso, sucio y seductor como para
poder librarse a tiempo de él.
El reparto
cuenta con grandes figuras icónicas de este cine Escocés como la inesperada reunión
tras de 13 años de Jaimie Bell (otro de los compañeros de Bruce, que es adicto
voraz de la cocaína) con quien hiciera de su padre en Billy Elliot: Gary Lewis,
Shirley Henderson,
una aparentemente inofensiva ama de casa que es realmente una entusiasta “sado maso”
a la que le gusta fornicar con Bruce quien
fuera también parte del reparto de Trainsppoting
En cuanto al
soundtrack, la selección es menos impactante que aquel “Born Slippy” del que
aún retumban sus “Drive boy dog boy dirty numb angel boy
in the doorway boy she was a-lipstick boy she was a-beautiful boy and tears boy” cantada por Underworld en ese 1995… pero alcanza dos
momentos cumbre con la introducción de "99 Red
Balloons" y el cameo de David Soul con su “Silver Lady” en medio de una
secuencia de alucine en un auto.
"Repugnante"
aún con el twist más suave dado por Baird y los soportes para entender y
acercarnos a Bruce, no deja de ser una pervertidamente atractiva, sarcástica,
negra y un tanto repulsiva compañía, de
esas que nos previnieron toda la vida pero que no podemos dejar de mirar.
Director: Jon S. Baird
Reparto: James McAvoy, Jamie
Bell, Imogen Poots, Jim Broadbent, Joanne Froggatt, Shirley Henderson, Eddie
Marsan, John Sessions
Año:
2014
Género:
Drama, Comedia,
Duración:
1 hr. 37 min.
Clasificación:
Mayores de 18: temática, uso de drogas, escenas sexuales, violencia
Fecha
de estreno en México: 27 de Noviembre
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