lunes, 25 de septiembre de 2023

MIENTE CONMIGO (LIE WITH ME) (ARRETE AVEC TES MENSONGES)

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Por: Fabián Quezada León

 

Stéphane Belcourt (Guillaume de Tonquédec) es un autor que ha logrado colocarse con éxito en el mundo literario. Su última novela corta es el motivo para que, siendo originario de un pequeño pueblo en Cognac, la destilería más famosa que celebra su aniversario 200, lo tome como “hijo predilecto” y lo añada a su celebración, homenajeándolo y usándolo como vocero.

Para ello, Stéphane debe regresar a su pueblo del que había salido hace mas de 30 años. Con el regreso, resurgen los recuerdos, las historias reales y forjadas en la mente, cuando teniendo 17 años (encarnado por Jérémy Gillet) se enamorara de Thomas, (Julien De Saint Jean)

Pero el tiempo pasó, ellos se separaron y ahora en este regreso, Lucas Andrieu (Victor Belmondo) se le aparece aparentando casualidad, pero llevando consigo todo un alud de preguntas. Ese muchacho es el hijo de Thomas.

Como mi madre decía…

“Deja de inventar historias” (la traducción literal del título en francés) era una frase que la madre de Stéphane le repetía durante su adolescencia. Evidentemente, él no le hizo mucho caso y acabó siendo escritor.  Y como en la misma película se dice: "No es mentira inventar historias", "a menos que no las inventes"…

A partir de esto se nos lleva a desentrañar todo el hilo de: lo que se dice, quién lo dice y si eso dicho no es mentira. La mentira, al pasar por el filtro de la imaginación, encubre verdades tan evidentes que parecieran mentiras. Eso es lo deleitable de esta historia. Mentir para llegar a la verdad, aunque esta sea tan patente que no se hubiera necesitado mas que verla y creerla.

Olivier Peyon nos da su sexto largometraje conduciéndonos en este viaje entre dos tiempos, en el que la mentira y la ficción juegan a partes iguales para darnos pinceladas suaves de risa y tristeza, de amores perdidos y sorpresas encontradas, de cosas que se callaron por las razones equivocadas y de cómo, al final, la redención llega. Para unos a tiempo y para otros, para alcanzarles en otro mundo. Todo es posible, mientras se viaje sobre los renglones del amor perdido, prohibido y reconciliado, aunque no consumado

Basada en la exitosa novela autobiográfica de Philippe Besson, publicada en 2017, y adaptada ahora por Oliver Peyton, se enfoca en todos los posibles reflejos de cómo la imaginación trastoca la realidad y la hace ambivalente.

Lo que para Stéphane era cierto, para Thomas debía mantenerse mintiendo, encerrando y amordazando su verdad. El cerco lo constituiría su propio destino, permanecer atrapado en una granja y en un pueblo, escondiéndose de todos los que pudieran descubrir su verdadera orientación sexual.

 

Cuando el amor se convierte en algo inevitable

Es tan conmovedor porque ambos hombres sin proponérselo siguieron unidos, por un amor irrealizable y dos destinos opuestos. Pero como siempre, tarde o temprano la verdad sale a la luz. Tal vez no de forma automática, pero dejando las suficientes pistas para que si se quiere aceptar solo baste verla.

Lo verdadero es que el crecimiento de esa relación, que comienza casi en forma brutal y se condiciona amenazadoramente a ser callada y distante, va colándose hasta lo más profundo. En cuanto más profundo, más tormentoso, porque se sabe que se está atrapado (más aún en 1984, que es donde sucede el pasado de la película) El trago del deseo excitante es intenso, pero también está cargado de nostalgia y certeza de que eso es completamente irrealizable a la luz del día.

Hay demasiadas mentiras que deben descorrerse, antes de poder contemplar la más remota posibilidad de que esa relación tendrá un futuro.

Es por ello por lo que el regreso de Stephane no es una simple coincidencia, va a haber hilos que alguien jaló con la astucia adecuada para que todo fuera cayendo sigilosamente en su sitio. Al parecer al cordón de la cortina de mentiras comienza a moverse al influjo de las notas del cognac

Lo más fascinante es que, las únicas verdades que fluyen son las que están disfrazadas bajo el argumento de ser “ficción” en cada una de las obras de Stephan. Y Thomas, mientras tanto, debe vivir su verdad encubierto en las mentiras y esta verdad es tan callada, que se esconde en cartas privadas. Donde espera por años, ávidamente, para llegar a los ojos adecuados… para en ese momento, sin mayor explicación, salir corriendo.

 

Regresando al mismo camino

Cuando Stéphane regresa lleva cargando sobre sus hombros el pasado y… el dudoso homenaje de ser considerado un hijo predilecto de la ciudad. Hay demasiados ojos puestos encima de él y Stéphane, aunque es un autor productivo, no está pasando precisamente por su mejor momento. La madurez y el mundo han hecho su trabajo y causado sus daños en él.

No ha terminado de llegar cuando ya es informado de la apretada agenda que deberá cubrir. Además, su publicitada y reconocida homosexualidad, por más modernos que presuman de ser en el pueblo, sigue siendo un asunto rasposo. Eso sí, las frases dirigidas a “ese detalle” son cubiertas de una pulcra capa de “educación”.

Pero definitivamente eso ni siquiera molesta a Stéphane, hay cosas que lo inquietan mucho más. Entre ellas, el hijo de su ex amor, quien ahora finge que “apenas si tiene idea” de que su padre y Stéphane fueron compañeros en la prepa.

Añadiremos a esto el sentimiento poco controlado de desafiar a los fantasmas de su pasado, recorrido al que lo acompañaremos y en el que las mentiras son de nuevo el “aire del tiempo”

 ¿Cómo se le hace para parar de imaginar cosas?

La propuesta de Besson gravita en torno a ese momento en el que la memoria regresa a eventos, sensaciones, personas y en ese instante, entre el recuerdo y la imaginación podemos preguntar :“¿por qué recordé esto? E ir un poco más allá… ¿qué tan real es este recuerdo? ¿será igual para todos los involucrados?

¿Al momento de ponerlo en palabras, va a modificarse para sonar más real?

Es evidente que estos juegos de la memoria y el relato de ellos no es la primera vez que se toman en el cine, introduciendo el relato dentro del relato por medio del flash back. Lo que sí es válido es que, aunque lo hayamos visto muchas veces, todos tenemos ese morbo por revivir hechos de nuestras vidas al grado que necesitamos de ellos para reafirmarnos y entendernos.

De primeros amores y sueños imposibles

De Saint Jean y Gillet nos transportan a un 1984 y dan a sus personajes la viveza y avidez de ese amor adolescente, temeroso de una parte y efervescente de la otra, que acaban por desatarse a puerta cerrada y aferrándose sin esperanza. Hay demasiada melancolía sobre el primer amor, pero es mucho peor cuando se sabe que todos los pronósticos están en contra.

En ese sentido, Thomas y Stephane, cada uno en su momento, van a encontrar en esos recuerdos el puente definitivo para recuperar su presente, aunque para uno sea demasiado tarde.

Para ello vamos y volvemos al pasado, para entrar en esa relación apasionada pero aprisionada por las diferencias que cada uno tiene a lo que espera del futuro. Y aunque ambos logran salir del pueblo, hay quien logra cortar el cordón umbilical y hay quien fabrica todo, una mentira más grande, creyendo escapar. Pero que permanece atado hasta que literal, lo estrangula.

Eso solamente nos puede llevar a un profundo entendimiento/compasión por ambos, porque ninguno comprendió como cerrar la herida, su camino para sanar todavía esta fraguándose cuando se debe regresar al pueblo. La sutura usará el dolor de actualizar la vida sabiendo que ese amor irrealizado aún sigue vivo.

Cuando el pasado fogoso corta las entrañas y se recuerda (aún con la ayuda de la imaginación para hacerlo más bello) la adultez puede quedar atónita y sola sintiéndose demasiado desperdiciada, los mismos bosques, las mismas gentes, la misma intimidad de los cuartos… pero, sin embargo, tan diferentes después de 35 años, que hacen que un suspiro se ahogue en la garganta.

No me mires así

Al mismo tiempo la perturbadora verdad que suscita en Stéphane el descubrimiento y la cercanía del hijo de su amante. Ciertamente ha vivido mucho y no va a caer en la trampa, pero al mismo tiempo, retarda abrir los ojos ante la curiosidad y el montón de sospechas y pistas con las que Lucas va seduciéndolo.

Stephane ejerce esa fascinación en ambos, el padre y el hijo, aunque cada uno con motivos muy diferentes.

La irrupción de un vocero abstemio, gay, y famoso, regresando del mundo al pueblo que lo vio nacer, sirve también para dibujar en el telón de fondo la chocante disparidad en la apreciación de la realidad. No importa que se esté en la segunda década del siglo XXI, el morbo con el que se mira a alguien que logró “escapar de la rutina del entorno circundante” sigue siendo el mismo y máxime cuando ese “prófugo” es de una orientación sexual diversa. Sin embargo, si se mira por el otro lado… seguramente habrá muchos que concuerden con lo que dice la encargada de recibir a Stephane: “quedarse no significa necesariamente sufrir”.

Sí, aunque algunos no lo acepten, a veces la vida de trotamundos está sobrevalorada.

 

Conclusión

Cuando finalmente, Stephane debe reunir los recuerdos con el ahora y debe presentar su discurso en el evento al que se le invitó, es cuando comenzamos a ver el rompecabezas desde lejos. Efectivamente todos han mentido. Efectivamente las mentiras los han llevado a desenterrar vestigios de la verdad y efectivamente, quien menos coraje tuvo para afrontar su vida emerge como el catalizador para dar la versión de la verdad.

Entonces, puestas ahí sobre el escenario, las palabras, quieren hacerse ficción, maquillar con adornos el resto de realidad que cobijan, deseosas de hacer el relato atrayente, para seducir y crear imágenes idílicas.

Palabras que, a fuerza de repetirlas en un orden, se perciben como verdaderas… palabras… todo muy bonito, pero… ¿real?  Eso lo vas a descubrir cuando Stéphane lo diga en esa cena.

 

Dirección: Olivier Peyon

Reparto:  Guillaume De Tonquédec, Victor Belmondo, Guilaine Londez, Jérémy Gillet y Julien De Saint Jean

País: Francia

Año 2022

Género: Drama

Duración: 98 min

Clasificación: Adultos

Guión: Philippe BessonArthur CahnOlivier Peyon

Fecha de estreno en México: Exhibiciones dentro del 27 Tour de Cine Francés.

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