Por Julia Elena Melche.
La eterna batalla entre perros y gatos regresa a la pantalla grande, sólo que ahora ambos bandos deberán unirse para detener los siniestros planes de una felina enloquecida que desea derrocar tanto a sus enemigos caninos como a sus anteriores compañeros gatunos. Se trata de Kitty Galore, una ex agente de una organización de espionaje que se convirtió en villana y piensa llevar a cabo su terrible plan en 48 horas.
Aunque Como perros y gatos 2: la venganza de Kitty Galore está contemplada como una secuela de la cinta realizada por Lawrence Guterman en el 2001, se trata de una nueva historia que nada tiene que ver con la anterior, donde el profesor Brody descubría una vacuna que eliminará todo tipo de alergias de las personas hacia los perros, convirtiéndose así en las mascotas preferidas por los humanos y desplazando a los gatos a un segundo lugar. Por esta razón, el líder de los gatos, Mr. Tinkles, ayudado por su ejército de soldados felinos, decide robar la fórmula para revertir su efecto y que la gente se vuelva alérgica a los perros.
De nueva cuenta, la cinta plantea la idea de presentar el comportamiento animal con características de personalidad humana, cayendo el peso humorístico en las hazañas de las adiestradas estrellas de cuatro patas, combinados con animatronics, marionetas y efectos digitales.
Mediante una serie de aventuras de espías a la James Bond, los perros se concentran en un cuartel general llamado Dog y los gatos en su agencia rival llamada Miau, donde abundan animalitos de todas las razas que pilotean aviones o manejan motos en su misión por salvar el mundo.
Si el anterior filme fue tendencioso y maniqueo al presentar a los perros como los representantes del Bien y a los felinos como la escoria más deleznable del universo, en esta ocasión es mayor, partiendo desde su aspecto físico como la imagen de la maldad. Kitty Galore es una gata de tipo raza oriental; cara y orejas muy largas y desprovisto de pelaje. Con la ayuda de los efectos especiales, aparece torturando un pequeño ratón con una mirada diabólica y tirana. No así los canes, que siempre son los vulnerables y bondadosos.
Si bien, nadie niega que el perro es el mejor amigo del hombre, el guión retrata a los gatos como seres mezquinos que sólo saben hacer el mal, incrementando la animadversión que existe hacia ellos, quienes por la ignorancia que hay de su verdadera naturaleza, han sido vinculados a la mala suerte, brujería, mitología y superstición. Nada más alejado de la realidad, ya que son animalitos hipersensibles que necesitan amor y cuidado, aunque en mucho diferentes a los perros. Son tolerantes, pero no demasiado complacientes y no siempre acuden cuando se les llama, como los canes. Son volubles, pero no traidores y no obedecen como los perros.
Aunque se trata de una película de divertimento, puede generar una idea falsa sobre los felinos, particularmente entre el público infantil, al que va dirigida, propiciando crueldad o maltrato hacia ellos. Por lo mismo, es recomendable que los padres le expliquen a sus hijos que ningún animal es malo, simplemente actúan y reaccionan según su instinto y en muchísimas ocasiones sólo se defienden de la verdadera maldad que es la del humano.
Dirección: Brad Peyton.
País: Estados Unidos- Australia.
Año: 2010.
Género: Comedia infantil.
Duración: 82 minutos.
Clasificación: Todo público.
Fecha de estreno en México: 13 de agosto de 2010.
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