Por Julia Elena Melche
Con fuertes críticas antes de empezar a filmarse y posteriores polémicas que casi impiden su transmisión, la miniserie Los Kennedy por fin encontró cadenas televisivas que la exhibieran. Su realizador, el canadiense Jon Cassar, con gran experiencia en otras series como Nikita y el magnífico thriller 24, declara que tuvo que hacer algunos cambios al guión y se rumora que por presiones de amigos y familiares de los Kennedy la cadena de televisión History Channel se retiró al último minuto, siendo uno de los impulsores del proyecto.
Con 8 capítulos de una hora cada uno, la serie alcanzó 1.9 millones de espectadores en su primer episodio que se transmitió el pasado domingo 3 de julio con un especial sobre la propia serie y sus personajes. La notoriedad y éxito de la serie radica ante todo porque se trata del más famoso clan estadunidense y familia clave e ícono en la historia de su país, cuyas leyendas, mitos y tragedias has sido del interés mundial. A esto hay que agregar el inmejorable diseño de producción que traslada al público a finales de los cincuentas y principios de los sesentas, en un constante viaje hacia el pasado mediante flashbacks para ubicar la trama en los treintas y cuarentas, cuando el imponente patriarca Joseph Kennedy era embajador de la Unión Americana en El Reino Unido y la Segunda Guerra Mundial estaba próxima.
El acertado casting es otra recomendación. Tal parece que estamos ante los dobles de la mítica familia, sinónimo de poder en Estados Unidos. John F. Kennedy es interpretado por Greg Kinnear (Mejor imposible, Pequeña Miss Sunshine), quien se mete de lleno en la piel del senador y luego presidente aquejado por un dolor crónico que toma diariamente un explosivo coctel de píldoras y pastillas, tremendamente mujeriego y en alianzas y vínculos con sectores del poder nada legítimos.
El director manufactura una reveladora historia donde desnuda la parte humana de los protagonistas y también sus vulnerabilidades, flaquezas y lados oscuros. Desde la severidad, manipulación y oportunismo del padre, interpretado magistralmente por el veterano inglés Tom Wilkinson, quien maneja a su antojo los hilos del poder y decide la vida política de John y Bobby. Por su parte, un sorprendente Barry Pepper (Enemigo público y Salvando al soldado Ryan) da vida al hermano menor de John, un Bobby más interesado por la vida familiar que por la política.
El rol de Jackie Kennedy está a cargo de Katie Holmes, más conocida ahora por ser la esposa de Tom Cruise. Considerada como el ideal a seguir de todas las mujeres norteamericanas, Jackie luce impecable, encantadora, elegante y sobriamente vestida, serena y siempre atenta a las demandas y necesidades de su esposo y la pequeña Caroline. Sin embargo, en el fondo es una mujer que conoce y sabe de las infidelidades de su marido, pero que las guarda en silencio, que se muestra agobiada por los innumerables compromisos como Primera Dama, teniendo que recurrir a inyecciones y medicamentos estimulantes.
En la serie se exponen pasajes políticos ya conocidos, como el fracaso para derrocar al líder cubano Fidel Castro en la invasión a Bahía de Cochinos, la crisis de los misiles con la Unión Soviética, la construcción del Muro de Berlín, la inclinación de John por erradicar el comunismo y su política en defensa de los derechos civiles de los negros ante los violentos disturbios raciales. Pero también retrata las debilidades personales de los personajes, sus problemas de alcoba y algunos eventos familiares privados poco conocidos, como la muerte en combate del hijo predilecto del patriarca Joseph y el trágico destino en un sanatorio para enfermos mentales de su hija mayor.
Para quienes no han visto esta extraordinaria y fascinante serie, el domingo 10 de julio podrán disfrutar los 5 primeros capítulos de manera continua en el canal de televisión cerrada A&E a partir de las 13:00 horas, con repetición a las 18.00 horas. No te la pierdas.
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