Los
expertos afirman que la mitad de los chimpancés recién nacidos sin su madre, mueren
en los primeros cinco años de vida. Excepcionalmente,
una hembra chimpancé sin hijos puede adoptar a un bebé huérfano, o la hermana
de un huérfano puede ocuparse del pequeño. Sin embargo hasta ahora nunca
se había visto que un macho acogiera a un bebé con el cual no tiene ningún
parentesco. Un evento considerado insólito.
En su
cuarta producción, Disneynature lleva a los espectadores a lo más profundo de los
bosques de África, a las grandes selvas tropicales de Uganda y de Taï, en Costa
de Marfil, para narrar la entrañable y conmovedora historia del pequeño
chimpancé Oscar de apenas 3 meses de edad, quien luego de quedar huérfano y ser
rechazado por otras madres, termina siendo adoptado por Freddy, el gran macho
alfa del grupo, un chimpancé adulto, poderoso, solitario y arisco al que todos
obedecen.
Los
intrépidos realizadores Alastair Fothergill y Mark Linfield, directores también
de los no menos deslumbrantes documentales La tierra y Felinos en África, se
embarcaron durante casi 4 años en una fascinante aventura, llena de riesgos y
peligros para filmar la vida cotidiana en estado salvaje de los chimpancés. Al
final del filme, durante los créditos, hay un desfile de escenas donde los
cineastas dan testimonio de sus experiencias, casi épicas, durante la
filmación.
Desde el
inicio la cinta atrapa al espectador cuando aparece el pequeño Oscar en el regazo protector de su cariñosa madre Isha, mismo quien robará el
corazón de todo el público con sus travesuras, su torpeza, su incansable curiosidad
y sus juegos con otros compañeros, pero sobre todo porque su vida gira en torno
a su madre, ya que depende de ella al cine por ciento. De ella recibe amor,
protección y comida. Montado sobre su lomo, Oscar explora el mundo que lo
rodea, sabiéndose seguro y protegido.
Los
directores y su equipo consiguen un trabajo formidable y de impecable factura,
registrando la naturaleza en todo su esplendor. La vida vegetal aparece de
manera agigantada en el estilo del inmejorable documental francés Microcosmos, para observar en
detalle grupos de hormigas, una araña fabricando su tela en forma de red, o
flores y hongos creciendo a la velocidad de la luz. Capturan las rutinas diarias de estos
magníficos primates, desde sus relaciones con otros miembros del grupo, sus
largas caminatas en busca de alimento en un medio húmedo y hostil y sus
diferentes reacciones, ya sea de alerta ante algún peligro, de cansancio luego
de un día complicado, o de letargo y relajación al caer la noche. La cámara se
posa sobre sus expresivos rostros que reflejan su inteligencia prodigiosa; hay
que recordar que en la escala evolutiva los chimpancés son los parientes vivos
más cercanos al ser humano y que el ADN
humano y el del chimpancé son casi iguales, del 98 %.
Abundan simpáticas
escenas cuando Oscar trata de partir nueces pero el tronco es demasiado endeble
y no lo logra. No obstante, observa y aprende que las piedras son mejores
herramientas, pero si se descuida como buen novato que es, puede haber otro
aprovechado que le hurte su utensilio.
El filme inicia
con un tono amable para volverse entrañable a partir de la muerte de Isha, luego
de ser atacada por un grupo de chimpancés rivales. Si bien, se muestra el
terrible nerviosismo, la angustia de la manada y los inquietantes sonidos que
emiten cuando perciben a los chimpancés enemigos, se evitan escenas de sangre y violencia. La enorme solidaridad
entre ellos ante el peligro es indescriptible.
A partir
de este momento la vida de Oscar cambiará al encontrarse sin su madre, a la que
busca sin entender lo sucedido. Huérfano,
sus posibilidades de sobrevivir son mínimas. Sin embargo, se registrará una
situación nada frecuente cuando el poderoso jefe del grupo acepta adoptarlo,
convirtiéndose en una madre sustituta que lo alimenta y hasta permite que se
suba a su lomo.
Se trata
sin duda de un relato enternecedor que muestra la importancia de los lazos
familiares y sociales para estas imponentes, aunque vulnerables creaturas,
atacadas por cazadores sanguinarios y sin escrúpulos, al grado de que actualmente solo queda una quinta parte del
millón que existía de estos primates en 1960. Otra lección de vida que nos dan
los animales. Tenemos mucho que aprender de ellos.
Dirección:
Alastair Fothergill y Mark Linfield.
País:
Estados Unidos.
Año: 2012.
Género:
Documental.
Duración: 78
minutos.
Clasificación:
Todo público.
Fecha de
estreno en México: 5 de octubre de 3012.
No hay comentarios:
Publicar un comentario