La cinta mexicana La jaula de oro, dirigida por Diego
Quemada-Diez obtuvo el Premio Gillo Pontecorvo en la edición 66 del Festival de
Cannes.
Este premio, paralelo al certamen cinematográfico
francés, es otorgado por el Instituto Internacional para el Cine y el
Audiovisual de los Países Latinos en conjunto con la Asociación Gillo
Pontecorvo.
La distinción se otorga a una personalidad de la cultura,
de la industria y a una institución que ha contribuido a desarrollar, mejorar y
afianzar el cine en su interés cultural e industrial. Este galardón lleva el
nombre de uno de los realizadores más importantes de la cinematografía italiana
y creador de películas emblemáticas como La batalla de Argel o Queimada.
La ópera prima de Diego Quemada-Diez aspira también a la
Cámara de Oro en la competencia oficial de Cannes y las distinciones que se
entregan en la sección de Una cierta mirada. La cinta producida por Animal de
Luz Films y Machete Producciones es una recreación de la migración de
Centroamérica hacia Estados Unidos,
La película invita a una reflexión sobre esta
problemática social y humana, a través del viaje que emprenden unos
adolescentes que dejan sus lugares de origen (Guatemala y México) para buscar
un mejor futuro y alcanzar el llamado “sueño americano”. A lo largo de su
travesía los personajes conocen el valor de la amistad.
El Premio Gillo Pontecorvo destaca el trabajo de “una
joven promesa del cine hispanoamericano” y reconoce "el empeño social, el
vigor narrativo y la frescura cinematográfica" de La jaula de oro.
El premio Gillo Pontercovo en el 66º Festival de Cannes
ha sido atribuido a La jaula de oro por las siguientes motivaciones:
La pasión, la vivacidad, la inteligencia política y la
integridad con la cual Gillo Pontercovo ha trabajado para el gran sueño del
cine y no le ha hecho jamás olvidar la condiciones esenciales para el
desarrollo y el progreso de toda el arte: la transmisión del saber y de la
experiencia a las generaciones más jóvenes. Gillo siempre ha trabajado para
poner a disposición su experiencia y todos los instrumentos necesarios para
estimular y apoyar a los cineastas del futuro, sobre todo aquellos que portan
la cultura latina.
Es por esta razón que, en el recuerdo de Gillo, el premio
que lleva su nombre ha sido hoy atribuido a una joven promesa del cine
hispanoamericano y a su ópera prima que, en un camino claramente trazado por
Gillo, para contar con el empeño social, vigor narrativo y frescura cinematográfica,
la historia atemporal de un grupo de jóvenes migrantes. Gillo decía que
"el cine debe estar escrito muy cerca del hombre, dentro del hombre y debe
de hablar del hombre, sino no habla de nada": la historia necesaria de La
Jaula de oro y el irresistible candor de los cuatro actores no
profesionales que la interpretan, están hoy a la altura de este reclamo.
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