miércoles, 25 de diciembre de 2013

MEA MÁXIMA CULPA: SILENCIO EN LA CASA DE DIOS. UN DOCUMENTAL MUY CONTROVERTIDO QUE NO TE DEJARÁ INDIFERENTE

Por Julia Elena Melche.

“Desde 2001 en adelante, cada caso de abuso sexual de sacerdotes fueron conocidos por Ratzinger”; el sumo Pontífice Benedicto XVI que se retiró en febrero de 2013, tuvo toda la información sobre ellos. Una afirmación escalofriante que toma forma en el magnífico documental Mea Máxima Culpa: Silencio en la casa de Dios, a través de una investigación exhaustiva  del abuso sexual a lo largo de décadas de miles de niños y niñas en todo el mundo por sacerdotes pederastas, quienes fueron encubiertos por la más poderosa y antigua organización católica en el mundo: El Vaticano, el cual ha negado cualquier permiso o solicitud de entrevista para el documental.

Desde su título, que es parte de una oración de la liturgia de la misa católica donde el ser humano reconoce sus pecados ante Dios, “Por mi culpa, por mi gravísima culpa”, el filme apunta que la mayor culpa de estos  pecados  ha sido el silencio  en la casa de Dios, en la más alta jerarquía católica. “Encubrir este delito no denunciándolo equivale a cometerlo", comenta el realizador estadunidense de 50 años Alex Gibney, responsable de este revelador trabajo testimonial que quiere dar voz a los ofendidos.

Mediante documentos, testimonios, recortes de periódicos, videos  y evidencias que no pueden cuestionar ni poner en duda, el director analiza con detenimiento algunos de los casos más emblemáticos de abuso sexual por parte de religiosos católicos de Norteamérica, Europa, México, centrándose en una felonía indignante: el abuso sexual, entre 1950 y 1974, de más de 200 niños sordomudos en el colegio religioso estadunidense de Saint John en Milwaukee, Wisconsin, por parte del director y sacerdote Lawrence Murphy.

Algunos de aquellos niños discapacitados que ahora son adultos, narran frente a la cámara que Murphy era un padre muy carismático y  describen las estrategias que usaba  para propiciar un primer abuso consentido, como la concesión de privilegios a ciertos alumnos  y la elección de los alumnos cuyos padres no entendían el  lenguaje a señas para que sus hijos no pudieran comunicarles nada. Comentan que igual abusaba de los infantes en los dormitorios que dentro del confesionario y que las monjas que debían cuidarlos fueron cómplices de los hechos.

La impunidad. En 1963, Murphy se ausentó de la escuela y quedó en su lugar su homólogo David Walsh, a quien una de las víctimas le confesó todo. Walsh ya conocía el problema desde 1958, cuando redactó un informe al arzobispo Meyer, así como al delegado apostólico del Vaticano en Washington. Cuando  Murphy regresa es enfrentado Walsh, pero no sucede nada y los niños que lo acusaron ante la policía tampoco se les creyó.

El filme de Gibney aborda también el caso del pederasta mexicano Marcial Maciel, protegido por Juan Pablo II, y el del padre abusador Tony Walsh en Irlanda, quien mantuvo amenazadas a sus víctimas con excomulgarlas si intentaban denunciarlo. En 1978 fue acusado de abuso, justo al año de su ordenamiento, pero una investigación del gobierno en 2010 descubre que cometió otros 200 actos similares.

La cinta revela que se autorizaban hasta 250 mil dólares para cerrar un caso de pederastia . En 1995 había un presupuesto de 7 millones de dólares para manejar los problemas de abuso sexual de menores, trasladando a miles de sacerdotes hacia centros especiales de tratamiento en Europa, África, Sudamérica y Filipinas, incluso  surgió la idea de comprar la isla Carriacou, en el caribe, para aislar ahí a los sacerdotes que abusaban sexualmente de los niños.

El cineasta nunca mezcla  su elocuente denuncia social con la fe cristiana ni con el auténtico espíritu de la Iglesia de Jesús. Pone al desnudo las instituciones religiosas que predican amor y caridad, mientras  que protegen a los sacerdotes pedófilos, sin embargo mantiene una línea de enorme respeto  hacia el creyente.

Se trata sin duda de un documento fílmico que no dejará indiferente a ningún espectador por su polémico contenido que solo pretende mostrar verdades escondidas y ocultas en busca de justicia.

MEA MÁXIMA CULPA: SILENCIO EN LA CASA DE DIOS, SE EXHIBE EN CINETECA NACIONAL.
PARA INFORMACIÓN DE HORARIOS CONSULTAR: www.cinetecanacional.net

Dirección y guión: Alex Gibney.
Reparto: Alex Gibney (narrador), Jamey Sheridan (voz de Terry), Chris Cooper (voz de Gary), Ethan Hawke (voz de Pat), John Slattery (voz de Arthur).
País: Estados Unidos-Reino Unido.
Año: 2012.
Duración: 106 minutos.
Género: Documental.
Clasificación: B.

EL REALIZADOR.

Nacido en Norteamérica, Alex Gibney es considerado uno de los documentalistas más importantes no solo de su país sino a nivel mundial.  Además de actor y productor, ha dirigido alrededor de 10 documentales, que en su mayoría han provocado grandes controversias.  Entre ellos se encuentra Enron: Los chicos más inteligente en la habitación (2005), nominado a un Premio de la Academia, donde narra uno de los mayores escándalos de la historia financiera de Norteamérica que tuvo graves repercusiones políticas: el auge y la quiebra de la empresa Enron Corporation, una de las compañías más poderosas en Norteamérica, cuyo fraude económico dejó miles de desempleados.

En Taxi al lado oscuro (2007), ganador del Óscar en 2008 como Mejor Documental, se centra en un taxista  en Afganistán que es detenido injustamente, y luego es torturado y asesinado  por el gobierno de Estados Unidos en la base aérea de Bagram en Afganistán. También es realizador de  The Armstrong lie (2013), en torno del polémico exciclista profesional nacido en Tejas, Lance Armstrong, acusado de dopaje en varias ocasiones y suspendido y retirado de manera definitiva en el 2011. Alex Gibney consiguió el permiso para realizar un documental con motivo del regreso a la competición de Armstrong en 2009, para ganar el que sería su octavo Tour de Francia.

Recientemente también dirigió Robamos secretos: La historia de Wikileaks (2013), con  reveladores testimonios del australiano Julian Assange, programador, periodista y hacker y activista cibernético, el creador de esta organización mediática internacional  que ha publicado en su sitio web  terribles hechos y comportamientos por parte de algunos gobiernos, en particular de los totalitarios y también las prácticas de guerra  de Estados Unidos con las guerras de Irak y Afganistán.

Gibney es Presidente de Jigsaw Productions, una compañía de producción independiente que produce películas, documentales de música, televisión y mini-series.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Un documental sumamente impactante, creo que sin duda vale la pena verlo y prestarle atencion a esta realidad que muchos se niegan a cubrir, me lo encontré en hbo go online y vale mucho la pena.