La tercera parte de la saga que se ha centrado en
la escalofriante premisa de que en la sociedad de un futuro cercano anualmente llega
un día en el que todos los delitos, obvio el asesinato incluido, son legales.
A través de las dos anteriores partes (The Purge
2013 y The Purge: Anarchy 2014) hemos seguido las consecuencias que eso acarrea
y ahora dos años después encontramos a Leo Barnes (Grillo) que ha logrado
sobrevivir y ahora es el jefe de seguridad
de la senadora Charlie Roan (Mitchell), justo cuando el país está en
época electoral y se atraviesa la fecha en que toda la sociedad tiene permiso
de ponerse “un poco loca”.
La senadora no está muy de acuerdo con esta bonita
costumbre, lo cual, sobra decirlo, la pone en serios aprietos.
Así que llegado el día, cuando Leo y Charlie
deben salir a la intemperie en la noche más peligrosa (que ahora es de
relevancia internacional) se verán en
graves riesgos que constantemente amenazan con volarles la cabeza en nombre de
“libertad y justicia para todos”.
En el siglo ante pasado cuando Julio Verne
publicaba sus “viajes extraordinarios” la sociedad leía con asombro y
escepticismo las “aventuras ficticias” que se relataban en ellos.
El tiempo pasó y el mundo cambió, y lo que para los
moradores de finales de los 1800 era fantasía pura, para nosotros es una realidad demasiado
común.
De esa manera la premisa de la saga de The Purge
es más aterradora en cuanto se ve lo cercana que se perfila a la realidad,
mucho más aún cuando se le ubica en justo estos momentos preelectorales en el
país más poderoso de la tierra.
El año de la elección reúne elementos espeluznantes de ser una
escalofriante cinta de terror y suspenso, lo que la hace sin duda la mejor de
la saga, que se mezclan, (con un
sentido del humor retorcido, muy oscuro y cargado con mucho de mala leche), muy
por debajo de la superficie con otros elementos que desafían la creencia y el
escepticismo del auditorio
La seductora e inquietante idea de poder “sacar a
pasear libremente” al potencial asesino serial (que calladamente llevamos
dentro a diario después de las frustraciones de rigor de cada día) se antoja como una pecaminosa fantasía, demasiado
tentadora si se sabe que por ello no habrá consecuencias legales. (Creepy,
eh?)
Por ello, esta demencial trama donde como empiezo
un tipo común y corriente se deleita efectuando su “purga personal” sobre sus
inocentes víctimas, podría ser un profuso baño de sangre de algún lunático psicótico
en otra película, pero aquí, solamente es un hombre que está actuando según lo
que la ley o los usos, hábitos y costumbres marcan. No está haciendo nada malo.
Por lo que de inmediato, en un nivel profundo,
entra en juego la influencia que sobre el inconsciente colectivo aplica la
norma de la aceptación, pues si el crimen se despenaliza, deja de ser ilegal?
El término “Año de la elección” extiende su significado; no
simplemente se refiere a las “votaciones políticas” sino que cuestiona el inmenso poder que tienen los que
gobiernan sobre los ciudadanos. Ante la postura de la senadora que usa como
puntero de su campaña presidencial, se desarrolla la línea de: qué sucede
cuando alguien desafía lo establecido, pidiendo su remoción?
La senadora Charlie Roan, ha pedido la
derogación de la festividad de “The Purge” tras 25 años de celebrarse, para
regocijo de las clases gobernantes, (los ya conocidos NFFA “New Founding
Fathers of America,”) lo que vendría
siendo equivalente a eliminar San Valentín, el super tazón, el Halloween o la
Navidad… o todos juntos.
Charlie tiene una razón específica para
luchar en contra de la celebración de “The Purgue” desde luego, pero para sus
oponentes, la petición se convierte en un arma política y la manipulación usando
todas sus armas de propaganda electoral no se deja esperar. (Cualquier parecido
entre las peticiones de Trump de “nulificar” a la señora Clinton, son mera
coincidencia)
James DeMonaco, quien ha sido el
escritor y director de las tres películas de la serie, sin duda alguna vio
superadas sus expectativas al mil en las últimas semanas, al compás del
recrudecimiento en las campañas de elección presidencial en Norteamérica y esto
provee a la cinta de una actualidad que divaga entre la pesadilla y la ciencia
ficción gore.
La saga de “Doce horas para sobrevivir”
al paso de estos años, desde su primera parte, quedará como un ejemplo de esas
extravagantes predicciones que hablan del escalofriante futuro de la humanidad,
en todas las formas imaginables de distopía, donde la hegemonía de una elite
gobernante corrompida sobre la vida y la auto concepción social generan una
sociedad deshumanizada.
De esto hemos visto suficientes
ejemplos desde: La Jauría humana (1966) Naranja
Mecánica, (1971) Cuando el destino nos alcance (1973) Mad Max (1979, 1981, 1985, 2015) hasta las sagas de Maze Runner,(2014, 2015, 2018) Los juegos
del Hambre (2012-2015) y Divergente
(2014, 2015, 2017) donde una y otra vez, el futuro de la raza humana deja de
tener esos ojos brillantes que predicaban las utopías optimistas y muestra
únicamente las cavidades vacías de una calavera apocalíptica.
Pero en esta ocasión en El año de la elección, se agrega un
punto, se vuelve incandescente cuando, en la ficción, fieles al ansia de exterminio,
los que dirigen la sociedad se enfocan en eliminar a “los menos calificados”:
los pobres, en una salvaje anarquía homicida. Entonces aunque no se desee, los
ecos de discursos de cierto candidato presidencial norteamericano real retumban
como tétrica música de fondo. Su razonamiento es simple y funcional: si se
eliminan los pobres, los ricos tendrán más y “America será grande de nuevo” (Suena
tentador si convenientemente se le transforma y hace parecer como un deber
cívico, no?)
El poder de la trama es tan fuerte que
hace que el desempeño de los personajes protagónicos no sean puestas literalmente “bajo fuego”, y al final se les confiera un cargo de
“transportadores de la acción dramática” mucho más que ejecutantes, el trazo
del conflicto entre las partes (pro festividad y anti festividad) está trazado
de una forma simple, y los personajes secundarios apoyan adecuadamente tienen
motivos y temas personales que defender de forma inmediata.
Pero además de todo esto, la película
maneja ya casi como un sello de la casa un muy oscuro y retorcido sentido del
humor, a primera vista pudiera parecer algo insólito pero al ir transcurriendo
la trama y las persecuciones la
crispación desemboca en esos chispazos de humor culpable.
Es
obvio que estamos ante una cinta de acción y violencia veraniega, y por eso de
entrada nos forzamos a considerarla como algo ficticio. Sin embargo,
algo inquietante nos obliga a dejar flotando en el subconsciente la oscura
posibilidad de “qué sucedería si eso fuera cierto algún día?”.
Como si se tratara de alguna versión
perversa de Idiocracy (2006) mezclada con “The Running man” (1987) 12
horas para sobrevivir en sus diferentes versiones pone el centro del
conflicto en las masas actuando sin pensar y siendo controladas por la elite en
el poder, como si se les inoculara una virulenta fiebre parecida al
Pockemon-go, solo que las implicaciones políticas bajo la superficie están
lejos de ser consideradas un juego, Election
day, está demasiado cercana a la realidad alienada en la que nos
encontramos, tanto así que su poder
aterrorizante desborda la pantalla y se cuela en el noticiero diario de la
mañana.
Ya vimos en la historia reciente
suficientes episodios de manipulación y violencia: desde los Nazis, hasta
Sarajevo, Serbia, Croacia o Siria. Hoy por hoy, escuchamos las declaraciones de
las campañas presidenciales en Norteamérica… En serio, estamos realmente tan
alejados de lo que “The Purge” plantea?
Direcccion:
James DeMonaco
Reparto: Frank
Grillo, Elizabeth Mitchell, Mykelti Williamson, David Aaron Baker, Kyle Secor,
Ethan Phillips, Raymond J. Barry, Kimberly Howe.
País: Estados Unidos
Año: 2016
Género: Acción, Horror, Suspenso/Thriller
Duración: 1 hr. 43 min
Clasificación: Solo Adultos. Intensas secuencias de
violencia y sangre
Fecha
de estreno en México: 19 de Agosto
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