A poco más de tres décadas del sismo de 8.1 grados Richter que
sacudió a la Ciudad de México la mañana del 19 de septiembre de 1985, el
realizador mexicano Jorge Michel Grau decide recrear el desastre a partir de
dos personajes que quedan sepultados bajo los escombros de un edificio de gobierno
donde laboraban; el anciano velador del lugar Martín Soriano (Héctor Bonilla) y
el arrogante e influyente político Fernando Pellicer (Damián Bichir).
La cinta se aleja totalmente del cine de catástrofes y en su
lugar camina por los terrenos de un minimalismo casi teatral, con ambientes
claustrofóbicos, oscuros y desesperantes, donde el diseño sonoro y de los
espacios es determinante. Entre pedazos de losas de concreto y metal retorcido
Martín y Fernando se encuentran atrapados e inmovilizados y apenas alcanzan a
verse, mientras poco a poco se van escuchando los gritos de otras víctimas del
siniestro desde otros lugares cercanos.
El filme inicia cuando los empleados de la oficina
gubernamental van llegando a trabajar y Don Martín los saluda desde su
escritorio a escasos metros de la entrada en la planta baja, donde tiene un
pequeño televisor sintonizado en el noticiero matutino “Hoy mismo”, y le
comenta al licenciado Pellicer que todo mundo llegó temprano. De inmediato,
inicia un temblor, la trasmisión del canal de televisión se interrumpe, la
pantalla se pone en negro y se escucha el edificio derrumbarse.
En la siguiente escena aparece Fernando atrapado por una
viga sobre sus piernas y muy cerca Don Martín, prensado entre su escritorio,
concreto y varillas. Temerosos y heridos, guardan la esperanza de ser
rescatados y se dan ánimo junto con los otros sobrevivientes que escuchan.
Fernando encontró la linterna de Martín con la que alumbra el oscuro espacio, pero debe cuidar y
limitar su uso para que no se acaben las pilas.
No obstante sus distintas clases sociales y lo insoportable
de la situación, los hombres hablan de sus vidas, sus miedos, de las
posibilidades de sobrevivir, de las causas de que el edificio se cayera, a
veces discuten, se gritan, se encolerizan, bromean y hasta se burlan de su desgracia, otras,
permanecen callados, sumidos en sus pensamientos.
Luego de realizar varios cortos, el cineasta hizo su debut
en el largometraje con Somos lo que hay (2010), película
seleccionada para competir en la Quincena de Realizadores del Festival de Cine
de Cannes y ganadora de premios en los festivales de cine de Chicago, Montreal
y Austin. Se trató de un drama negro y
sórdido sobre una familia que practica el canibalismo del que Hollywood realizó
un remake a manera de thriller de horror. En 2014 participó en el filme
colectivo de terror México bárbaro con el episodio “Muñecas”, un cortometraje en
blanco y negro, visualmente muy atractivo, sobre una mujer que trata de defenderse de un hombre de enorme
complexión en plena Isla de las muñecas en Xochimilco.
Ahora, lleva a cabo una propuesta original con la que
consigue trasmitir al espectador altas dosis de tensión con base en sus dos
protagonistas bajo los escombros, dando la sensación de estar enterrado junto a
ellos. En este punto, cabe destacar las interpretaciones de Héctor Bonilla, ganador del Ariel como
Mejor Actor por Rojo Amanecer (1989) y de Demián Bichir, nominado al Oscar 2011 como Mejor
Actor por Una vida mejor (A Better Life), quien señala al
filme como “una metáfora de la realidad de un México construido con malos
cimientos y derrumbado por una rampante corrupción, un país donde los mexicanos
hemos sufrido todo tipo de terremotos de distintas índoles; financieros, sociales, políticos”.
El guión es otro acierto, escrito por el propio director y el
reconocido narrador, dramaturgo, cuentista, ensayista y minificcionista
mexicano Alberto Chimal, cuyas historias son calificadas por “enlazar hechos
extraordinarios con observaciones de la vida cotidiana y la realidad actual, en
ocasiones uniendo el mundo real con el mítico”. En 7:19 La hora del temblor
ambos guionistas se alejan de historias entrelazadas de varios personajes
afectados por el trágico acontecimiento y de los actos de heroísmo de los
rescatistas y voluntarios como en Trágico
terremoto en México (1987) de Francisco Guerrero.
En su lugar se acercan más a Rojo amanecer (Fons, 89) donde la masacre del 2 de octubre
de 1968 en Tlatelolco se mostró de manera
sugerida desde la observación de los personajes a través de las ventanas de un
departamento del multifamiliar Chihuahua. Ahora, son también los sonidos en off
los que trasmiten el horror de los hechos; las voces temblorosas de las otras
víctimas, las noticias de la terrible magnitud del terremoto mediante las
trasmisiones de un radio de pilas, los crujidos de la estructura ruinosa del
edificio, ruidos y golpes que incrementan
el pavor de los protagonistas, temerosos ante un futuro incierto.
Se trata sin duda de un recordatorio realista que elimina
cualquier asomo sensacionalista del devastador terremoto del 85, y como afirma
Bichir, una alegoría de una nación derruida por la corrupción de los políticos
que la gobiernan.
Reparto: Damián Bichir, Héctor Bonilla, Carmen Beato,
Octavio Michel Grau, Oscar Serrano. Azalia Ortíz, Verónica Langer y Noé
Hernández.
País: México.
Año: 2016.
Género: Drama.
Duración: 96 minutos.
Clasificación: Adolescentes y adultos
Fecha de estreno en México: 23 de septiembre de 2016.
7:19 LA HORA DEL TEMBLOR SE EXHIBE EN LAS SALAS DE CINÉPOLIS
Y EN CINETECA NACIONAL.
PARA INFORMACIÓN DE SALAS Y HORARIOS, CONSULTAR:
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