La
cinta mereció la Palma de Oro en el Festival de Cannes 2016.
Por
Julia Elena Melche.
Como
ya es costumbre en la filmografía del británico Ken Loach, en su reciente
trabajo, Yo, Daniel Blake se respira una mordaz
crítica al gobierno neoliberal de su país, con una estética hiperrealista que
se centra en la clase obrera.
Ahora,
confecciona un duro drama para lanzarse
contra la absurda burocracia médica y laboral en Inglaterra, que humilla,
frustra e irrita a quienes se enfrentan a ella con sus procesos contradictorios,
como el Daniel Blake del título, un carpintero viudo y sin hijos de 59 años,
quien tras sufrir un infarto cardiaco acude a los servicios sociales en
Newcastle, Reino Unido, para solicitar la prestación económica por incapacidad
para poder subsistir. A pesar de que el médico le ha prohibido trabajar, lo
obligan a buscar empleo y demostrar que lo está buscando, o de lo contrario no recibirá
ninguna prestación.
La
cinta inicia cuando una asistente social le realiza una valoración a Blake para
tramitar su incapacidad laboral. La mujer, quien se dice ser una “profesional
de la salud”, le pregunta si puede presionar botones como los del teléfono, si
puede establecer la alarma de un reloj, si puede caminar, mover los brazos,
todo, menos sobre su corazón, cuando el hombre acaba de tener un grave ataque
cardíaco.
En
adelante, el hombre vivirá una auténtica pesadilla que lo pone al borde de la
desesperación, pues la ayuda económica le es negada porque ha sido considerado
que aún es capaz de trabajar. En su camino de adversidades, encuentra cierto
sosiego en la compañía de Katie (Hayley Squires), una joven madre soltera a la
que conoció en la oficina de empleo, buscando trabajo para mantener a sus dos
hijos.
Con
casi cuarenta largometrajes y casi cinco décadas de carrera fílmica, Loach
consigue un relato agridulce y desesperanzador en el que está presente su cine político,
humanista, contestatario, de evidente denuncia social y de estilo sobrio y
depurado (Riff-Raff, 90; Lluvia de piedras, 93; Ladybird,
Ladybird, 94;).
En Yo,
Daniel Blake profundiza
en las incoherencias de un sistema burocrático rebuscado, desgastante, que no
funciona y del que se revela Blake, hombre hosco pero en el fondo benévolo, quien
discute y se molesta con sus vecinos, pero que se solidariza con la atribulada
Katie, ayudándola a arreglar su minúscula y estropeada vivienda.
El
cineasta y su amigo y guionista habitual Paul Laverty recorrieron numerosos centros de trabajo y
comedores sociales donde conocieron historias que les inspiraron para llevar a
cabo la película. Estudiaron de cerca los procesos a los que se ven sometidas
las personas que necesitan solicitar alguna ayuda a la Seguridad Social y la
tremenda frialdad con las que los trabajadores de esas oficinas las tratan,
poniéndoles muchísimas trabas con la esperanza de que abandonen sus solicitudes.
Loach
muestra de nueva cuenta su profundo compromiso con los desesperados y
oprimidos, con los perdedores por su precaria situación monetaria y con
apartados por las estructuras económicas imperantes en su país, una de las
naciones más poderosas del mundo, pero de bienestar y prosperidad aparentes y con
elevados niveles de desigualdad social que ha empobrecido a muchos de sus
ciudadanos.
Mención
especial adquiere el actor cómico inglés Dave Johns en el rol de Blake, quien
da un giro para conseguir un personaje entrañable, fraternal, siempre combativo
y rebelde, que le gruñe al policía y protesta ante tanta traba e
incongruencias, que conmueve en muchos momentos por su ingenuidad, como cuando
tiene que realizar por internet un formulario para entrar en un programa de
ayuda para situaciones de desempleo, cuando no tiene la mínima idea del manejo
de una computadora.
Además
de recibir la Palma de Oro en el Festival de Cannes 2016, Yo, Daniel Blake mereció el BAFTA a
Mejor Película y el Premio César como Mejor Película Extranjera, fue nominada
en los Premios Goya a Mejor Película Europea y ha recibido galardones en otros
importantes festivales internacionales de cine como el de Vancouver, Locarno,
San Sebastián y Estocolmo, entro otros.
Un drama social muy emotivo sobre la
deshumanización, que deja ver un cineasta octogenario, pero que sigue
conservando su vitalidad fílmica.
MUY
RECOMENDABLE Y DE LO MEJOR EN CARTELERA.
Dirección:
Ken Loach.
Guión:
Paul Laverty.
Reparto: Dave Johns (Daniel Blake), Hayley Squires
(Katie), Dylan McKiernan (Dylan), Briana Shann (Daisy), Kate Rutter (Ann),
Sharon Percy (Sheila).
País:
Reino Unido-Francia-Bélgica.
Año:
2016.
Duración:
100 minutos.
Clasificación:
Adolescentes y adultos.
Fecha
de estreno en México: 19 de mayo de 2017.
YO, DANIEL BLAKE (I, DANIEL BLAKE) SE EXHIBE EN CINÉPOLIS Y EN CINETECA NACIONAL.
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