432 Magazine: AMOR EN LÍNEA (UN PROFIL POUR DEUX)

viernes, 29 de septiembre de 2017

AMOR EN LÍNEA (UN PROFIL POUR DEUX)

Por Fabián Quezada León

Pierre, (Richard) es un hombre de 75 años, viudo y jubilado, quien después de la muerte de su esposa no ha salido de su casa en dos años. Su hija Sylvie (Bissot) preocupada por él, contrata a Alex (Lespert) el novio de su hija Juliette (Crayencour) para que le enseñe internet y así poder comunicarse más fácilmente.

Pierre está negado al principio, pero poco a poco descubre esos secretos gozos del internet. En un sitio de citas, una hermosa joven, Flora63, seducida por el romántico Pierre, tras de un tiempo accede a verse en Bruselas.

Pierre está fascinado, solo que hay un pequeño problemilla, en lugar de su propia foto de perfil, Pierre usé una de Alex sin que este esté enterado. Ahora debe convencerlo de asistir en su lugar y hacer que Flora63 cuyo verdadero nombre es Fanny (Valette) tenga una buena impresión.

Basada en la conocida anécdota de Cyrano de Bergerac, Robelin (¿Y si Vivimos todos juntos? (2011)), quien escribe y dirige, transforma la trama para adaptarla a la modernidad y no dejar de lado uno de sus temas favoritos, las personas mayores de edad y esta “inserción en la modernidad” por la que, unos antes otros después, deben de integrarse.

Para ello, Robelin hace equipo con Richard quien es toda una institución en la cinematografía francesa y que fuera en extremo popular en los 70’s y 80’s realizando múltiples comedias: El distraído, Coqueluche, El gran rubio con un zapato negro, Se me subió la mostaza, Un dromedario en el armario, El super tímido, La Cabra, Los compadres, y otras hasta casi juntar 100.

Sin duda la cinta se recarga en el imán que la dupla protagónica Richard y Lespert (muy popular por su actuación en la televisión gala) logran en pantalla.

El guión, aunque predecible, es sencillo y simpático, reafirmando la facilidad que tienen los franceses para la comedia y la adaptación es interesante por la gran cantidad de elementos que mezcla, el enfrentamiento generacional, los estilos de vida y las formas en las que, al final de cuentas, entre más cambian las cosas más siguen siendo en el fondo las mismas.

El romance siempre será un punto interesante en la vida humana y las maneras para conquistar el corazón al final siempre se basarán en los sentimientos.

En la trama podemos ver todos los elementos clásicos de la comedia de enredos tratados con desenfado y probando que el gozo de la confusión, si se sabe manejar, continuará siendo efectivo detonando en los momentos correctos los diferentes disparadores. La mentira, la gracia para salir de situaciones embarazosas, los accidentes que eso genera y las nuevas mentiras que van complicando la trama magnificando los acontecimientos son el ingrediente principal.

Pierre con todo y su rechazo inicial por dejar su encierro y desaliño es un personaje querible, primero lleno de miedos y desconfianza y luego ávido de vivir aunque sea una vida prestada y un amor imposible. Alcanzó un punto en su vida en que tiene todo lo que necesita, pero no lo que quiere.

Mientras que Alex se ubica en la realidad cotidiana de el joven adulto: consciente de lo que quiere, (ser escritor) pero sin medios de obtener lo que necesita y teniendo que sobrevivir llegando al extremo de vivir refugiado en casa de su suegra.

Al igual que en Cyrano, la astucia y madurez logran seducir no solo a Flora63 sino al público. Mientras contemplamos el inevitable descubrimiento de la verdad que enfrenta a su propia manera la juventud llena de vida y vacía de experiencia con la madurez algo marchita pero experimentada. Al contraponerse ambos personajes se complementan, balanceando el sabor de la película.

Robelin toma “el romance en los tiempos de la red” y construye un entramado en el que al final del día para enamorar se necesita ante todo romanticismo, el idilio, no importa cuánto tiempo pase, se rinde ante las mismas armas.