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Por Fabián
Quezada León
La opera prima de Bárbara
Ochoa, Tiempo sin pulso, que narra la historia familiar donde Bruno (Lupone) ,
no se permite sentir placer. Su cumpleaños diecinueve se acerca, pero Martha (Beato),
su madre, insiste en festejar el cumpleaños de Esteban, su hijo mayor muerto
hace dos años.
El regreso repentino de Elisa, primer amor de Bruno, lo lleva a
enfrentar la culpa y abrirse a disfrutar la pulsión de vida nuevamente.
La Directora Bárbara Ochoa
realizaba una investigación para un documental sobre asexualidad. A raíz de
esto se interesó en explorar en una ficción las razones por las que cierta
gente decide no vincularse sexualmente con nadie.
Le interesaba contar una
historia en la que la premisa fuera que la sexualidad es una pulsión
irreprimible.
Así decide abordar el tema de
la culpa y el auto perdón, explorando el duelo de Bruno y su familia tras la
pérdida de Esteban.
Los personajes están estancados en un tiempo y espacio sin
pulso, en el que nada los puede hacer continuar con sus vidas.
La tragedia y la
culpa lo han cambiado todo. Bruno ya no tiene la tranquilidad de vivir
acompañado de un hermano. Ahora solo tiene el desasosiego que le provocó
perderlo. Bruno vive en un Tiempo sin pulso en el que no es ni siquiera capaz
de aceptar el ímpetu de su sexualidad, es decir su pulsión de vida.
Tiempo sin Pulso es una
reflexión en torno a la resiliencia, la película invita a recordar que hay que
estar perceptivos a que la existencia puede simplificarse de las maneras menos
inesperadas, invita a pensar que es importante dejarse sorprender.
Una historia de iniciación en la que todo el público puede verse reflejado. Todos hemos vivido experiencias dolorosas que hemos tenido que superar. Es un drama familiar que si bien apuesta por un público joven por la historia y sus protagonistas, también está dirigido a un público adulto, un poco por la nostalgia hacia la juventud pero sobre todo por qué a lo largo de toda nuestra existencia tenemos la necesidad de ser resilientes y de aprender a sobre llevar los momentos difíciles en la vida. Es una película sobre la lucha interna de un joven que supera sus miedos y logra reconectar con la pulsión de vivir.
Una historia de iniciación en la que todo el público puede verse reflejado. Todos hemos vivido experiencias dolorosas que hemos tenido que superar. Es un drama familiar que si bien apuesta por un público joven por la historia y sus protagonistas, también está dirigido a un público adulto, un poco por la nostalgia hacia la juventud pero sobre todo por qué a lo largo de toda nuestra existencia tenemos la necesidad de ser resilientes y de aprender a sobre llevar los momentos difíciles en la vida. Es una película sobre la lucha interna de un joven que supera sus miedos y logra reconectar con la pulsión de vivir.
Pausas, tiempos y pulsiones
Teniendo como punto de partida la
ausencia de pulso, la película presenta una existencia familiar atormentada por
muchos fantasmas. La muerte, los amores olvidados, el aislamiento y de una
manera contundente, la ausencia de salidas causada por la desesperanza de no
aferrarse a algo más allá, algo superior, el desconsuelo lo invade todo y
girando a través de la figura de la
madre, se ha hacho dueño de la familia.
Una pausa (o el espacio entre
un pulso y otro) puede ser muchas cosas y su ambivalencia se transforma como si
fuera montada en un péndulo, puede aislar del ruido, puede romper la rutina y
puede sanar, separa los conceptos de un discurso visual o verbal; pero en el
otro extremo está su lado “B”: puede
anquilosarse, puede aplanar y puede hundir en la depresión porque nada se
mueve, ni el aire, ni la vida, ni nada. La única certeza es que en esta
historia la pausa no va en la dirección benéfica por un largo, tal vez
demasiado tiempo.
Atacando al fantasma
Centrada en la muerte de un
personaje: Esteban, del no sabemos nada, se nos sumerge en el caos depresivo de
la vida familiar, pero aún siendo el punto de partida el guion, no plantea con
exactitud lo que vendrá, pues no se nos deja ver (además de las razones obvias
y no discutibles que deducimos simplemente), por qué la madre lo idolatra de
esa manera?.
La siguiente pregunta que nos
planteamos de forma lógica es que, vamos a ver, han pasado dos años, independientemente de las causas que le hayan
llevado a la muerte. El círculo vicioso en el que se encuentra la familia es una
respuesta demasiado fácil simplemente por dejarse llevar y no hacer el mínimo
esfuerzo; más que para hundirse más.
Nada más necesitábamos más
fuerza en que nos dijeran qué era tan maravilloso de Esteban que no se ha
podido remontar? Pero, jamás lo sabremos.
En una forma general un proceso
de duelo no tiene tiempos marcados, pero si tiene pasos. La cuestión es que nadie
en esta casa los quiere dar, pero no se nos dice claramente por qué. Ningún personaje
explica en definitiva por qué no ha podido salir de esa ausencia de pulso.
Podemos fantasear sobre las
causas pero, ninguna tal vez sea la correcta y a partir de esa bruma la definición
de toda la película queda…. indefinida.
Culpar a un hijo por la muerte
de su hermano puede ser una reacción, pero lo único que se intuye es que la culpa
y la inacción (la famosa ausencia de pulso) los tiene sujetos a todos.
Cómo atacar a un fantasma? Con auto
represión por parte de Bruno (que jamás nos queda lo suficientemente claro por qué hace algunas cosas) lo que sí es bien
patente es que Bruno, que es el personaje central, es un ejemplo clásico del
millenial, evidentemente todo le da lo mismo, lleva su vida de una manera prácticamente indiferente,
pero no parece interesarle demasiado salir de ese loop en el que se ha metido, ni busca de ninguna forma (con amigos,
con su padre, con Elisa, o con algún otro ser vivo) la solución para romper ese
círculo. Simplemente sigue y sigue. Va a ser una decisión de la madre, la que, (sin
que Bruno mueva un dedo) le dé una respuesta. Por qué?... acaso él es tan
indolente o ha caído tan profundo en la inactividad que es por completo incapaz de provocar él
mismo su liberación? no sabemos.
De nuevo, la historia deja
todas las puertas abiertas para que cada quien se imagine lo que quiera. O se
tome el tiempo para pensarlo. O no…
El que porfía mata venado…
Elisa la ex novia de Bruno,
regresa al panorama. Más que representar
el renacimiento del amor, o una llamada a la tan manejada “pulsión” (que se hace por parte de la explicación oficial
de la película) o mínimo, la puerta de salvación que hubiera podido abrir Bruno, es solo un motivo más para que se
confunda, se quede impávido y jamás entendamos
si de verdad algún día la quiso o no, o si le da absolutamente lo mismo. De
cualquier manera ella ya salió de ese mundo y tiene su propio camino
Pero he aquí que Bruno tiene
una chica que lo quiere para ella y una y otra y otra vez, trata de ser grata
ante sus perdidos ojos. Hasta que después de un hecho (que viene a poner fin al
marasmo en el que viven metidos en esa familia), sin que realmente sea una decisión de Bruno ni
de ella, la chica consigue lo que desea. Fueron ambos conscientes de ello? No se
sabe. No sabemos tampoco para qué o
cuánto va a durar…. pero, aun en las mejores situaciones, quién lo sabe?.
Conclusiones
Tiempo
sin pulso es una colección de lo que puede
hacer el dolor y la culpa si no se toman como algo real y se manejan de alguna
manera. La pausa, tan necesaria para encontrar el ritmo y el orden de un
conjunto discursivo, es tan extendida que el caos sobreviene. La falta de pulso
se filtra a los personajes y los deja desprovistos, no es un espacio que ayude
a la armonía o al descanso, se vuelve nociva. No los impulsa a un cambio, los sofoca porque
no tienen nada externo o superior que los empuje. Nunca dejan claro si creen en
algo que les mitigue la carga. ¿Por qué querrían reanimarse después de todo?
Las únicas que logran escapar a
ese universo “devora vidas” por su propia decisión son tres mujeres: una por
huida (la hermana) otra por superación y por encontrar su propio destino (Elisa)
y otra por cansancio (la novia de Esteban) fuera de ello, una enorme parte de la asertividad de todos
los personajes y las explicaciones
claras a ciertas conductas, están inmersas en una niebla espesa que solo con una buena intención se justifica.
Al final, la madre, pone el pie afuera y solo por ese hecho todos los demás la
siguen, sin arriesgar ni comprometer nada. Solo adaptándose, dejándose llevar a este nuevo paso de manera gratuita y quien
sabe cuánto se tarden en dar el siguiente.
Dirección: Bárbara Ochoa
Reparto: Carmen Beato, Andrés Lupone,
Alejandra Cárdenas Paola Arroyo, María Deschamps, Rubén Pablos
País: México
Género: Drama
Duración: 80 min
Clasificación: N/A
Fecha de estreno en México: 15 de noviembre
de 2019
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