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La sala de exposiciones abrirá con la muestra Siempreviva, del artista oaxaqueño Alan Hernández (1992)
Resquicio responde a una de las líneas de trabajo actuales del recinto universitario que busca apoyar el arte emergente de Latinoamérica
La inauguración será el sábado 3 de septiembre, a las 13:00, con un recorrido a cargo del artista
Destinada anteriormente para múltiples usos y ahora rehabilitada, la sala Resquicio es un nuevo espacio expositivo de Casa del Lago UNAM para jóvenes propuestas del arte contemporáneo latinoamericano que busca ofrecer una plataforma para voces fuera de los modelos hegemónicos y más allá de la oferta cultural capitalina.
A partir de una intervención creativa al edificio histórico patrimonial que la alberga, Resquicio muestra una generación de creadorxs que aportan miradas frescas e innovadoras a la idea de la contemporaneidad al combinar los saberes locales con los lenguajes artísticos globales, las técnicas ancestrales con los nuevos medios, y que desdibujan la brecha entre el plano físico y digital.
La sala abrirá a público el próximo sábado 3 de septiembre, a las 13:00, con la muestra Siempreviva, del artista Alan Hernández (Ocotlán de Morelos, Oaxaca, 1992), curada por Fabiola Talavera y con la museografía de Beruz Herrero. Como parte de la inauguración, el equipo creativo y el artista ofrecerán un recorrido comentado por la exposición.
Hernández es un artista que combina técnicas como el dibujo, la escultura, el bordado textil y la herrería, para crear instalaciones con formas orgánicas abstractas, que con frecuencia aluden a la flora y la fauna y, a la vez, sugieren cierto misterio y erotismo.
Sus creaciones están siempre entrelazadas con su historia personal; en las alas de una polilla negra que presagia una tragedia se encuentran fragmentos de ropa de sus parientes fallecidos, perlas de maíz zurcidas a los voluptuosos senos de un ser mutante refieren al pasado agricultor de sus ancestros. Asimismo, un oficio históricamente catalogado como un arte menor y relegado a la actividad femenina –el bordado–, aprendido por trabajar junto a su madre, es utilizado por Hernández para generar confecciones que detonan interrogantes sobre el cuerpo, la identidad, el género y la sexualidad.
El título de la muestra, Siempreviva, retoma la denominación de las especies de plantas perennes que tienen especial resistencia ante los paisajes adversos, para hacer homenaje a la figura materna, símbolo de la fertilidad y sustento de la vida.
Con la inauguración de esta sala, Casa del Lago UNAM asume el compromiso institucional de ofrecer una plataforma para artistas emergentes de México y Latinoamérica: un quiebre a la linealidad de la historia representada, un resquicio entre los anchos muros a un costado de este recinto universitario por donde se cuela un destello vivo del presente.
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