Elsa (Marceau) es una reconocida escritora y Pierre (Cluzet) un exitoso
abogado, como suele suceder en las historias de la vida, el azar cruza
sus caminos: una presentación accidental, una mirada, y los caminos del deseo y
las posibilidades se abren. Aunque para Pierre, quién está casado, su
familia ocupa un sitio que considera inamovible. Mientras que Elsa recién se
está recuperando de una experiencia de divorcio y tiene el lema de “no con
hombres casados porque respeto demasiado a las mujeres” y además, Elsa
tiene una relación con un veinteañero llamado Hugo. En teoría entre esta
escritora y este abogado no podría pasar
nada… solo que la realidad a veces no es unitaria y se desdobla en infinitas
opciones, infinitos caminos y portentosos resultados inesperados.
Todas las historias de amor tienen un comienzo, todas las historias de
amor tienen un final… menos las que fueron hechas para ser eternas.
En el nutrido campo de las relaciones humanas, las posibilidades de seguir
caminos dichosos o infelices son infinitas. Parte de la culpa lo tiene el azar
y parte lo tienen quienes participan de la relación. Pero las probabilidades de
dicha o dolor se ven catapultadas al infinito si introducimos el factor de “peligro amoroso” y esto será algo que
los protagonistas de esta película van a vivir en carne propia de la mano de su
directora y escritora; Lisa Azuleos.
Guiada por un excelentemente bien construido guión y echando mano de un
casi mágico o bien podría decirse, quántico, manejo de las oportunidades que le
da la cámara, Azuleos se mueve como pez en el agua; siguiendo sin duda lo que
su mismo guión le fue sugiriendo..
El manejo de los personajes y el tono de la cinta son alegremente sutiles, tanto los
personajes como el público se enrolan en un divertido juego de seducción
amorosa.
En este juego hay suficiente tentación y deseo Elsa y Pierre lo
disfrutan con aparente frivolidad, un coqueteo
que se va volviendo más y más intenso y divertido si no se piensa en las
consecuencias; pero ambos tienen muy fijas sus ideas sobre la familia, la
fidelidad y sus restricciones sobre
vivir un affaire.
Evidentemente esos conceptos ideales no van a servir de freno suficiente.
Ellos son personajes reales que quieren vivir un romance ideal, donde
las tentaciones sigan alocadamente a la imaginación, que a veces por sí misma,
a veces con un empujoncito… se desenfrena. (Como le puede suceder a cualquiera
no es cierto?) De esta forma, un día, en
un “descuido” de unos segundos, los preceptos se pasan por alto y se desboca la
pasión. Igual les puede suceder a Elsa y Pierre.
La posibilidad de vivir algo diametralmente opuesto a lo conocido se
inmiscuye como un virus curioso, se cuela como la humedad y se expande como una
nube de gas, llenándolo todo con una nueva dimensión… o puede que no.
Lo novedoso de la película es que no se cierra en ningún momento a las
posibilidades, las explora en cualquiera de las dimensiones alternas que se
deseen, llevándonos a una visión periférica de cómo pueden suceder las grandes
historias a partir de hechos que pueden resultar absolutamente intrascendentes,
si se les mira de prisa, pero que en esa identidad subrepticia pueden poseer la
fuerza de un bigbang.
El derecho a actuar toca profundamente a estos personajes, lo
perturbador es el hecho de su extrema cercanía con las vidas de los
espectadores, quienes, habitando en otra realidad, les observan.
De la misma forma en la que en esa caja de espejos en la que deambula
Elsa en el parque, se ven reflejados…o ella en algún punto ve reflejados a quienes
ven la película, en este juego infinito de posibilidades; desafiando
lúdicamente los puntos de amarre, el status
quo, o el transgredir… o para decirlo de otra manera, de ejercer su derecho
a tomar rutas diferentes a las esperadas.
Y en todo este proceso del romance prohibido pero deseado de Elsa y
Pierre se dibujan al fondo las siluetas
de las consecuencias.
Que no va a andar produciéndose la multiplicidad de realidades y el
romance ideal y lúdico sin traer consigo esa presencia conjunta; la familia, la
fidelidad, la casualidad, la confianza, la sospecha… hasta las miradas
indiscretas. La pregunta es ¿cómo lidiar con ello y seguir en la ensoñación amorosa?
La acción deja de ser gratuita y eso es asombrosamente poderoso la
atracción de los amantes trae su resultado.
Pierre y Elsa, sí… Pierre y Elsa, no…
Lo apasionante es que esto puede ser desarrollado de mil maneras, justo
como la vida misma: puede comenzar, puede terminar o permanecer como una
simiente llena de posibilidades que siempre estará latente, siempre en un continuo
“podría ser” porque por siempre está al borde de ocurrir.
Azuleos da una mirada amplia al espectro cromático del amor, donde su
gramática femenina se da vuelo y confía en sus carismáticos personajes para
dejarla felizmente libre.
Cómo es la relación perfecta? Cómo es el romance perfecto? Cómo se
desempeña el sexo perfecto? Dónde encontrarán los amantes la respuesta?
Tal vez, en la infinita posibilidad del “aún por suceder”, porque en ese
espacio de milisegundos entre que sucede o no… existen todas las probabilidades.
Dirección y guión: Lisa Azuelos.
Reparto: Sophie Marceau
(Elsa), François Cluzet (Pierre), Lisa Azuelos (Anne), Alexandre Astier (Eric),
Arthur Benzaquen (Julien), Jonathan Cohen (Marc), Niels Schneider (Hugo),
Stéphane Murat (Valerie), Olivia Côte (Caro).
País: Francia.
Año: 2014.
Género: Drama, romance
Duración: 81 min.
Clasificación: Adolescentes y
adultos
Estreno
en México: 18° Tour de Cine Francés
CONSULTA
CARTELERAS Y HORARIOS.
EXHIBIÉNDOSE
EN CINÉPOLIS Y CINETECA NACIONAL A PARTIR DEL 4 DE SEPTIEMBRE
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