Por
Fabián Quezada León
Cuando Johnny
Utah (Bracey) un especialista en deportes de riesgo filma un comercial y
repentinamente pierde a un amigo, su vida da un giro de 180 grados. De una manera sorpresiva termina ingresando al
FBI, solamente para infiltrarse dentro de
una banda de singulares (por no
llamarlos excéntricos) ladrones, conformada por experimentados atletas de alto
riesgo, dirigida por un líder llamado Bodhi (Ramírez) cuyo fin último (además
de robar a grandes y maliciosas corporaciones para hacer el clásico Robin Hoodsazo)
es seguir la ruta de Ozaki Ono, un mítico sensei que inventó las “Ozaki Eight ”, una serie de ocho
pruebas que, de una manera hiperpostmilenarista, unen la filosofía oriental con
la distribución de la riqueza y la salvación del planeta (o como sea).
Una vez
que Utah pasa la “iniciación” la atracción de la banda, sus “principios éticos”
y desde luego Samsara (Palmer) una suculenta chica, propician que Utah tenga
dudas razonables sobre “cuál es el camino correcto”.
Hay un
asunto muy duro que cintas como “Punto de Quiebre” ponen en evidencia de una
manera descarnada; dónde quedó la creatividad para hacer historias que alguna
vez tuvo el cine Hollywoodense? Porque, en un año que pareciera un “Back to the
future” remasterizado, vimos los “remakes” de no una, ni dos, ni tres cintas
clásicas… sino de varias mas y otras que simplemente le daban una vuelta y pretendían ser “novedosas” pero nada nuevo
hubo bajo el sol.
Cierto es
que algunas lograron deconstruir el
tema y sin perder estilo salieron adelante, pero otras como “Punto de Quiebre”
son estrepitosos gritos de lo que se puede llamar sin temor “un fallo épico”
¿Por qué?
Vamos por partes, sin tocar para nada, haciendo innumerables comparaciones a la
cinta “inspiradora” dirigida en 1991 por
Kathryn Bigelow y que mostrara
de una manera muy clara este tipo de “bromance”
entre un policía y un chico fuera de la ley, que luego nutrió y explotó a más
no poder la saga de “Rápido y furioso” (en la que Core quien dirige esta,
participó en la cinematografía) y en donde los personajes estaban metidos en un
ambiente donde las capacidades físicas y deportivas de ambos eran puestas en
lucimiento.
Aunque no
podemos dejar de reconocer que la pareja de la versión original formada por Swayze
y Reeves (ambos en pleno ascenso de popularidad) tenía muchísimo más carisma y
química en pantalla y que la labor de Bigelow al mando condujo la historia de
una manera muchísimo más interesante dentro de lo que el guión le daba.
En esta
versión postmodernista/postmilenarista/retro-revival/ Ericson Core deja bien plantada una
declaración: su ojo de cinematógrafo es impecable; reúne y filma espectaculares
escenas de acción realizadas por la creme
de la creme de los deportes extremos con un menú amplio; surf de olas
gigantescas,
wingsuit flying, descenso en ski, escalada a mano libre, motociclismo extremo
etc, etc. Además, las locaciones alrededor del mundo le pretenden dar ese look
de cinta “a la James Bond”: Francia, Italia, Austria, Suiza,
Venezuela, Canadá y el desierto Estadounidense dan marcos espectaculares a las
atrevidas tomas, pero no dan sentido a la historia. El guión literario es de
una pobreza deprimente.
Esto es
porque Indudablemente
predomina el atractivo visual, las tomas son exprofeso para lucir la labor
acrobática y deportiva del equipo de atletas: piruetas van, piruetas vienen,
todo muy bien para verlo en una pantalla, sin sonido, en un bar mientras tomas
unos tragos, en esas cortinillas que aparecen en lo que regresa tu evento
deportivo favorito. Francamente, eso, tratándose
de una historia que intentaba decir algo, es punto menos que patético.
Pero lo
cierto es que la historia no importa nada, está cuajada de clishés de una manera tan inestable que da lo mismo no saber de qué
se trata el guión.
Los
personajes jamás logran arrancar ningún sentimiento de empatía con el
espectador. La historia de bromance es sosa y desdibujada, no hay
química no hay justificación. Los conflictos de Utah jamás llegan a ninguna
parte y la pandilla jamás se siente “hermanada”, la justificación de realizar
la ruta del sensei desaparecido para seguir su filosofía se siente más falsa
que un billete de dos pesos sin mencionar los diálogos “aleccionadores” y la cereza en el pastel, la historia de sexo entre
“el chico bueno pero que tiene una doble identidad” y Samsara, “la chica mala, pero de
corazón humanista” es… solo eso: una “one night stand”… y se acabó.
El
principal error a nivel dramático de esta versión es desdeñar la trama y los
arcos dramáticos de los personajes, para suplirlos con escenas de acción.
Las múltiples
complicaciones y tratar de empatar conceptos de filosofía zen/ecología/posturas
económicas y personalidades de los protagonistas es un lío; principalmente
porque al buscar ser “ultra modernos” se pierde la simplicidad que la historia
original tenía de una manera muy natural; Swayze y su pandilla eran “surfistas
anti sistema” así, simple y llanamente. Se identificaban con frases de “ser radicales”,
“libres”, unidos a su pasión por remontar olas… Simple, llano, sin buscar meterse en honduras ni filosofías
ecológicas.
En la
nueva versión se abren y se toman demasiados temas para luego abandonarlos con
la prestancia que se olvida un kleenex sucio.
Y en
cuanto a la historia y los perfiles de los personajes por qué preocuparse si ni
siquiera los escritores lo hicieron?
Director:
Ericson Core
Reparto: Edgar
Ramirez, Luke Bracey, Teresa Palmer, Delroy Lindo, Ray Winstone, Faris
Al-Sultan, Michael Raelert
País:
Estados Unidos
Año:
2015
Género:
Acción/aventura
Duración:
1 hr. 53
min.
Clasificación:
Mayores de 13 Violencia,
Fuertes escenas de deporte de alto riesgo, breves escenas de sexo.
Fecha de
estreno en México: 8 de Enero, 2016
1 comentario:
Tu punto de vista es triste
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