El
relato de esta película no comienza cuando Tarzán (Skarsgård) es dejado huérfano en la selva. Sino
muchos, muchos años después de que ha sido reincorporado (y domesticado) por la
sociedad inglesa como John Clayton III y ha heredado el título nobiliario que
le corresponde en Greystoke y se ha casado con Jane Porter (Robbie).
La
historia se sitúa cuando en 1880 el mundo “civilizado” se ha repartido los
continentes, entre ellos está África y específicamente el Congo.
El Rey Leopoldo
II de Suecia ha tenido una serie de malos movimientos y en la desesperación
total no duda en “tomar algunas medidas necesarios pero no precisamente legales”
como mandar al desalmado Capitán Leon Rom (Waltz) a hacer “lo que sea necesario”
para ganar el territorio y los importantes yacimientos de diamantes.
Colateralmente, John es requerido para volver, presionado por Inglaterra y por
George Washington Williams (L.Jackson) un
norteamericano que desea saber si
Leopoldo está haciendo tráfico de esclavos. Pero regresar a la tierra en la que
nació no va a resultar tan fácil, porque
enfrentará no sólo el pasado, sino una masacre inminente.
“La
Leyenda de Tarzán” regresa para resucitar a uno de los grandes personajes
favoritos, quien, desde que su creador original Edgar Rice Burroughs lo
aventara de la primera liana allá por octubre de 1912 en una revista de
historietas, ha sido llevado a la pantalla grande (y chica) en varias ocasiones
(más de 80 y tantas). Tarzán posee un encanto imperecedero, es ese ser que
sobrevivió a las grandes dificultades de la vida (sin super poderes) y triunfó.
Él, con
sus padres muertos y habiendo sido criado en la selva por una gorila, aprendió
a comunicarse con los animales para ser el Rey de la Selva. De esa forma su
poder nace de simplemente ser empático con el medio ambiente.
Un
super poder que en teoría podríamos tener todos, digamos.
Ahora
el buen salvaje se ha refinado y ha aceptado también su parte aristócrata, pero
los fundamentos de su ser (la sabiduría de la selva) sigue ahí debajo de los
trajes elegantes, los castillos y claro, la montaña de músculos.
Un
elemento medular de Tarzán es esa continua dicotomía entre la bondadosa madre
tierra y la persistencia de la “civilización” por aniquilarla; al final del día
Rice Burroughs ideó al primer héroe ecológico/naturista (anda desnudo, come
orgánico, convive armoniosamente con la naturaleza y ha aprendido y aplica todo
lo que la madre tierra le ha enseñado) pero he aquí que siempre la civilización
pone el peligro sobre esa vida (justo como pasa a diario en el mundo “real”)
entonces Tarzán puede llegar a colocarse como una manera de interesar a los “humanos
de la ciudad” en la vida silvestre/salvaje/natural y en una advertencia a que la
ambición desmedida y sobre explotación de los recursos (siempre hay una trama
de ambición sobre los recursos) inevitablemente conducirá al exterminio y al
caos.
Ese, como ya lo hemos vivido, es el precio por romper el equilibrio
natural. La cuestión es que no aprendemos.
Cabe
decir, en cuanto a la figura Tarzán, que a lo largo de su existencia ha transformado
a actores en figuras icónicas; no que fueran excelsos en su representación,
pero que indudablemente al pensar en ellos (según cada generación) se pensaba
en Tarzán.
Solamente,
para hacer memoria, ha habido Tarzanes desde el cine mudo de los 10’s y los 20’s.
Seguidas por el famoso y más conocido de Johnny Weissmuller entre los 30’s y
los 40’s.
Después
de estar intermitente de las pantallas de cine (la tele también tuvo sus Tarzanes,
encarnados por Ron Ely, Joe Lara y Wolf Larson sucesivamente) los 80’s tuvieron a su propio “Tarzán el
hombre mono” con Miles O’Keeffe y la entonces bomba sexual Bo Derek, además de la mejor ranqueada “Greystoke: La Leyenda de Tarzán,
el señor de los simios”, con Christopher Lambert.
En los
90’s las lianas se balancearon de nuevo con “Tarzán y la Ciudad perdida” con Casper Van Dien, y por qué no? la
versión Disney… por mencionar algunos
En esta
vez, Skarsgård se encarga de
encarnar al rey de la selva y aunque es innegable que es un actor cumplidor, se
construyó un físico impactante, y que posee legiones de fans que lo siguieron
por años en la tele en “True Blood” no es una figura de taquilla de cine.
Margot Robbie es impactantemente hermosa, y da
una visión mucho más seductora de Jane que sus predecesoras, inclusive más
fuerte y decidida (de acuerdo cien por cien al empoderamiento de los personajes
femeninos actual) ella está a punto de ser un fenómeno interpretando a Harley
Quinn en “El escuadrón suicida” pero aún no llena las salas por su solo nombre,
por lo que si vamos a ser sinceros, definitivamente
el imán de “La Leyenda de Tarzán” a
nivel taquilla es un bocado de fuerte atractivo visual.
El problema con la película es que creó
demasiadas expectativas; un director que ha tenido una carrera reconocida en
cintas de fantasía como Yates (cuatro de los Harry Potter y la nueva Fantastic
Beasts and Where to Find Them) donde la profusión de efectos especiales es un
elemento constitutivo, y se entiende que maneja ampliamente el tema, aquí nos
atiborra de CGI, pero de un CGI malo, chafa, artificialote.
Muchísimo más si se
considera que este mismo año vimos “El Libro de la Selva” donde Mowgli (otra
especie de Tarzancito) convive todo el tiempo con animales magistralmente creados
por computadora.
Sin embargo en “La leyenda de Tarzán” ninguna escena donde intervengan animales se
ve creíble, a millones de kilómetros las pobres bestias parecen sacadas de una
compu estudiantil.
El reparto es antológico, además de Skarsgård y Robbie tenemos a varios nominados y ganadores de
Oscar: L Jackson, Hounsou, Broadbent, Waltz…
Sin embargo ninguno tiene ni siquiera un diálogo lucidor, es decir, cualquier
otro actor hubiera podido hacer el rol y no sentiríamos ninguna pérdida.
El tratamiento del guión al hacerlo en flash back nos incrusta varios momentos
con el prototípico clishe de la
imagen fuera de foco que se va aclarando para llevarnos a “preparados señoras y
señores: el pasado” la cuestión es que se recurre a ese recurso en varias ocasiones,
así que cada vez que se desenfoca la imagen sabemos que vamos a un flash back,
lo cual acaba por no sorprender y le quita fuerza a la película.
Fuera de la revitalización del héroe ecológicamente responsable y la
belleza de los protagonistas, “La Leyenda de Tarzán” se desarrolla como
cualquier otra aventura tarzancesca: hombres blancos malos/riquezas naturales
en peligro/Tarzán amenazado/Tarzán tiene escena romántica con Jane/ y Tarzán domina
la situación gracias a su fuerza y su sabiduría selvática. Uno de los pocos plus que tiene esta versión es el
replanteamiento de los aborígenes y su derecho a defender su territorio. Porque
en general Tarzán se veía siempre preso entre los blancos malos y sin
escrúpulos y los aborígenes malos y salvajes.
Tarzán ha sido y será un mito disfrutable que se readapta
generacionalmente que incluye aventura, territorios indómitos y peligrosos, fauna
en peligro de extinción, frondosas selvas y cascadas espectaculares, acción, una
llamada a la conciencia ecológica y naturista y hasta comic relief, sin embargo esta Leyenda no florece exuberante en estos
elementos, irónicamente confía más en la tecnología y el CGI y al final, como si se tratara de una
velada lección de parte de la naturaleza, lo artificial resulta su peor
enemigo.
Director:
David Yates
Reparto: Alexander Skarsgård, Margot Robbie, Samuel L. Jackson, Djimon
Hounsou, Jim Broadbent, Christoph Waltz, Ben Chaplin, Simon Russell Beale, Yule
Masiteng
Año: 2106
País: Estados Unidos
Género: Acción, Aventura
Duración: 110 min
Clasificación: Mayores de 13 secuencias de acción
y violencia
Fecha de estreno en México: 8 de
Julio 2016
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