Por Fabián Quezada León
Baby (Elgort) es un joven que no dice muchas palabras, tiene pasión por
la música y los lentes oscuros y es un verdadero demonio al volante. Por una
situación de su pasado tiene una “deuda de honor” con Doc (Spacey) un
peligroso e implacable mafioso que poco a poco, en teoría, va descontando
“lo que le debe” usando a Baby como experimentado conductor para sacar a
diversos equipos criminales de los diferentes “lugares de los hechos”.
Cuando Baby conoce a Deborah (James) quien casualmente (como muchas cosas en el universo) llega a su vida cantando B-A-B-Y una vieja canción de Carla Thomas. (Causalidad o casualidad?) muchas cosas van a “cambiar de ritmo” en el playlist de Baby, a una velocidad que alcanza los máximos niveles de revolución de torque… donde mucho más que su vida estará en riesgo.
Cuando Baby conoce a Deborah (James) quien casualmente (como muchas cosas en el universo) llega a su vida cantando B-A-B-Y una vieja canción de Carla Thomas. (Causalidad o casualidad?) muchas cosas van a “cambiar de ritmo” en el playlist de Baby, a una velocidad que alcanza los máximos niveles de revolución de torque… donde mucho más que su vida estará en riesgo.
Edgar Wright (Shaun of the dead (2004) Hot Fuzz (2007) Scott
Pilgrim Vs El mundo (2010) (también escribió Ant-man) nos sumerge
escribiendo y dirigiendo en este imparable relato adornado además con un
delirante soundtrack que empata a la perfección, imagen, trama y música y lo
hace con tal sincronía que es inevitable dejar de “acelerar con ritmo”
con el pie, aún cuando se esté en el asiento del cine, (hazlo, es parte de la
diversión)
Elgort, quien ya se ha colocado como un ídolo juvenil después de la
trilogía de “Divergente” y “Bajo la misma estrella”, posee todas las
características que Baby necesita: es ligero, inescrutable, refleja las
condiciones de un chico llevado al extremo y que sin embargo aún piensa en la
redención como una realidad.
Es punto focal de la acción y sin embargo a la vez, perfectamente es ídolo romántico.
Es punto focal de la acción y sin embargo a la vez, perfectamente es ídolo romántico.
La línea romántica de Baby y Debbie, además de unirlos sentimentalmente,
los hace cómplices de un deseo que los impulsa: salir de ese lugar, tomar
carretera en un auto que ni siquiera puedan pagar, manejando sin un plan en lo
absoluto. El amor se transforma en la esperanza de libertad, la unica
puerta para dejar atrás ese mundo en el que no pertenecen y ya sea unidos por
un audífono mientras los tambores de las lavadoras giran con ropa multicolor o
hablando de sus nombres y su relación con las letras de las canciones, Baby y
Deborah abren la puerta a esa huida que puede imaginarse como un sueño o la
parte donde el amor triunfa en una cinta clásica, con la vibrante nostalgia del
blanco y negro.
Pero al mismo tiempo, inmersos en el desarrollo de la trama, vamos
mezclando la realidad alterna con el soundtrack de Baby y nos transformamos en
cómplices de su afición por el ritmo, el tiempo, el sonido y el silencio; la
cronografía melódica, puesto que al unísono y sin duda alguna, la música se
convierte, dentro de la realidad de la experiencia cinematográfica, en un
personaje y una sustancia omnipresente.
Wright, quien debió esperar muchos años para cristalizar su proyecto,
logra una edición con un ritmo magistral en cada escenario en el que desarrolla
su película, sincronizando con precisión movimientos de cámara, música y
narración dramática, dados hasta en los más pequeños detalles como el golpeteo
de los dedos, el caminar de Baby en la calle después de comprar café o la
colocación de fajos de billetes en una mesa, las miradas, las detonaciones y
los golpes sonoros de las canciones; todo construye cronométricamente el ritmo
del soundtrack.
Todo apoya la psicología de su personaje central, quien para moverse en
el mundo necesita ritmo; tiempos, silencios, un tema musical obligado y
adecuado perfectamente para cada segundo, al grado de que si se descuadra la
música se pier de la secuencia de la acción y hay que "regresar" el
tema; como si su metrónomo interior funcionara sin parar, coordinándolo todo,
mientras trata de olvidarse del interminable zumbidito del tinitus que lo
acompaña desde niño.
La contundente presencia de esto la tenemos desde la primera
deslumbrante secuencia, en donde la persecución automovilística es una de las
mejores y más perfectamente compuestas y cronometradas de todas las que
hayas visto, mientras la escuchas a fondo con las notas de “Bellbottoms” casi
como si la pieza hubiera sido compuesta exprofeso.
Como contrapunto, una intencionada controversia, Baby reluce en la
discordancia con los que contratan sus servicios en el negocio de Doc, él lo
sabe. Pero lo más letal es que los criminales lo detectan de inmediato y eso no
le gana precisamente sus afectos. Al grado de que Doc dice una de sus frases
célebres cuando uno de los del clan criminal lo objeta. Doc responde “Is He
Slow?” pocas contestaciones son tan adecuadas para definir todo el universo de
un personaje.
La trama va colocando cada track de acuerdo a lo que se está viviendo,
cada segundo puede empatarse con un ritmo, con una letra, con "la
melodía de la existencia", que sin duda hemos imaginado en nuestras
propias vidas y que a veces va lento, es angustiante, a veces enfatiza el amor,
las risas y ternura, otras es completamente estridente y otras oculta pistas de
los más ocultos sentimientos.Pero jamás está ausente.
Y de la misma manera en la que un tema central de una obra musical
requiere de apoyos para redondearla a la perfección, y crear una
sinfonía, la trama de Baby se enriquece por la composición de sus
personajes de cuadro; desde el misterioso y diabólicamente sarcástico Doc, con
esas latigantes frases que deja caer como acentos sobre las más bizarras
situaciones, (y del que siempre nos preguntaremos de qué lado de la historia
va), hasta los miembros de los equipos criminales: Buddy (Hamm) un ex corredor
de Wall Street que podría parecer hasta simpático pero que en realidad está
completamente Psycho, Darling (alias Mónica) (González) una ex
streaper y ahora pareja y perniciosa compañía de Buddy, Bats (Foxx) un bandido
escalofriantemente violento, impredecible y perspicaz. Hasta la inocente
Deborah; la única que genera en Baby una nueva melodía, la de la libertad.
Wright compone la cinta armando los detalles, colocándolos en la
partitura de la acción, utilizando las líneas para el discurso de la
música y la danza de la vida de sus protagonistas, dándole todas las
tonalidades: acción, crueldad, drama, romance y hasta risas.
Todo esto redondea y hace crecer al silencioso y “ausente” protagonista,
porque va increscendo, como una sinfonía, tendiéndo lazos que lo colocan
más aislado y completamente a merced de las peligrosas circunstancias y sus no
menos letales “compañeros en el crimen”, hasta llevarnos en un rondó al
delirante callejón sin salida, alcanzando el clímax dentro de un
estacionamiento donde todo se ha desatado; la violencia reina y se aprieta la
urgencia de la revancha y la justicia poética, que Wright logra darnos a manos
llenas hundiendo el acelerador a fondo. Demostrándonos que si pensábamos que
las balas eran el éxtasis de la velocidad y la inmisericordia, nos
faltaba ver a Baby tomar el volante.
Reparto: Ansel Elgort, Jon
Hamm, Kevin Spacey, Lily James, Eiza González, Jamie Foxx, Jon Bernthal, C.J.
Jones, Micah Howard, Morgan Brown, Morse Diggs
País: Estados Unidos
Año: 2017
Géneros: Acción, Thriller, Comedia, Crimen, Música
Duración: 112 min
Clasificación: Adultos. Violencia.
Fecha de estreno en México: 11 de Agosto 2017
BABY EL APRENDIZ DEL CRIMEN
Se exhibe en Cinépolis, para información de
horarios y salas consulta
www.cinepolis.com
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