Un
documental que sin anestesia te aplica una dosis de esa extrema realidad en la
que viven miles de mexicanos dejados de la mano de Dios y de las autoridades.
Cuates de
Australia es un rincón, un pedazo en medio de la tierra agreste perdido hasta de
los mapas y que durante años había vivido ahí, soterrado y olvidado a merced de
la fuerza de los elementos.
Los habitantes de Cuates de
Australia realizan su ciclo vital como en miles de otros sitios, ligado al agua. El agua que sirve de vida a sus campos, a sus animales y a los moradores
mismos en esa vida campirana.
Pero no es la idílica visión del campo que imaginamos en las ciudades, donde hay riachuelos cantarinos y
limpios que forman azules lagunas bordeados por hierba y flores multicolores,
donde las vaquitas y las cabras juguetean alegres entre los vuelos de las
mariposas y el zumbido de las abejas. Oh no...
En este campo que recuerda mucho más a una agreste visión Rulfiana, la vida se
liga a un charco de agua escasamente acumulada, turbia, infestada de
microorganismos y polución de humanos y animales. No, no hay verdes colinas, ni
vaquitas juguetonas. Ni campos de cultivo abundantes. Hay desolación pero yambién tenacidad de un grupo de personas que luchan por resistir sin importar las consecuencias.
¿Qué vemos
entonces? La extrema supervivencia y valentía de un puño de habitantes que en
la más extrema situación deben buscar agua aún en charcos putrefactos y hacer
su vida entorno, niños cuyo futuro se circunscribe a jugar entre la tierra estéril
y pulverizada por la sequía. Hombres que desearon ser médicos y que tuvieron
que quedarse a echar la mano a sus padres, mujeres jóvenes que paren hijos
desnutridos y cuyo futuro está limitado por las escasas condiciones del medio
en el que viven.
Ese es el
panorama de estos seres que habitan los “Cuates de Australia”, una Australia en
la que no hay canguros, ni koalas, sólo la inclemencia del tiempo y el
semidesierto… en el que una gota de agua, aún de un charco verdoso, es un
tesoro.
Por eso
cuando la lluvia no cae, esta comunidad debe emprender un éxodo abandonando su tierra, cargando con sus pocas
pertenencias y buscando como pasar el estiaje para “si Dios les hace el favor de mandar la lluvia” poder regresar.
Ellos ahí
perdidos en el mapa, qué van a saber del calentamiento global, ni de que el
hombre esta asesinando al planeta y cada vez será menos el agua limpia, cada
vez será más extremo el clima y cada vez, todos estaremos contemplando en la
pantalla lo que puede ser nuestro futuro.
Pero bueno,
no todo es desolación en el panorama. Aunque así había sucedido por decenas de
años, al comenzar a exhibirse esta cinta al fin, lo que
parecería imposible sucedió. Se pudo llevar agua a esta comunidad, un logro
debido a que hubo alguien que diera a conocer este caso, pero ¿cuántos millones
de mexicanos viven igual? ¿Qué opciones les estamos dando los otros mexicanos y
sobre todo las autoridades qué hacen por los desprotegidos? Esa pregunta quedará en el aire en el tenaz aire de la sequía de
respuestas….
Premios y festivales:
Mejor documental del XVI Festival de
Cine de Lima, Perú 2012
Mención especial de la IV Muestra
Nacional de Cine en Fresnillo (MUNACIFRE), México 2012
Mejor documental del XVIII Festival
Internacional de Cine de Los Ángeles, EUA 2012
Premio Kukulkán a Mejor película de la
1° edición Rivera Maya Film Festival, México 2012
Mejor documental mexicano del XXVII
Festival Internacional de Cine en Guadalajara, México 2012
Ganadora Sección Tiempo de Historia,
Semana Internacional de Cine de Valladolid
Dirección: Everardo González
País: México
Año: 2011
Género: Documental
Duración: 90 minutos
Clasificación: Mayores de 13 (muerte de animales en pantalla)
Fecha de estreno en México: 8 de
Febrero
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