Por Julia Elena Melche.
La explotación laboral, la esclavitud moderna y las prácticas
oscuras que se realizan en las carnicerías, son los temas centrales del primer
largometraje de ficción del realizador bonaerense Sebastián Schindel, quien aborda
de paso la realidad migratoria local argentina y el funcionamiento de la
justicia en el país sudamericano.
En El patrón, radiografía de un crimen,
el también documentalista, productor,
guionista, director de fotografía y editor, se basó en la novela homónima del
prestigioso criminólogo fallecido en 2001, Elías Neuman, quien a su vez partió
de un caso real ocurrido en 1984 sobre un campesino analfabeta que llega con su
esposa a Buenos Aires en busca de mejores oportunidades laborales, y
consigue un empleo de carnicero con el inescrupuloso señor Latuada (Luis
Ziembrowski), quien lo obliga a vender carne en mal estado y termina por
someterlo a una esclavitud física y sicológica.
El actor de teatro y televisión argentina Joaquín Furriel,
es el encargado de dar vida al dócil y apocado Hermógenes Saldivar, que obedece a su codicioso, déspota
y racista patrón para conservar su trabajo, aunque tenga que soportarle todo
tipo de humillaciones, los maltratos a su mujer embarazada Gladys y hasta que
le haya cambiado el nombre.
Sin embargo, la situación se irá tornando cada vez
más tensa. Entre las violentas exigencias del jefe, las constantes quejas de
los clientes por la carne descompuesta que les venden y las presiones de su
mujer por regresar a su tierra, Hermógenes decide hacer justicia por mano
propia y elimina de manera impulsiva a su verdugo.
El director consigue un retrato realista del
sometimiento y abusos laborales que
sufre un gran sector de la clase trabajadora en Buenos Aires, proveniente del
interior del país con el fin de progresar, en manos de patrones siniestros que se aprovechan de la ignorancia, vulnerabilidad
y necesidades económicas de seres como
Hermógenes, mediante trampas, engaños y promesas que no piensan cumplir.
A esta línea argumental de denuncia social, Schindel
incorpora una visión escalofriante del
submundo de las carnicerías, donde se lava la carne y el pollo en
descomposición con sustancias químicas para recuperar su color y eliminar el
mal olor y sabor, en escenas que sin duda pondrán a pensar al espectador sobre la
carne que ingiere y quizás hasta medite seriamente en volverse vegetariano.
Aunque la mirada del filme está puesta en el aprendizaje de
Hermógenes en el negocio turbio del patrón, mezclando carne fresca con otra que
está a punto de pudrirse, y en los trucos y consejos que le revela el
experimentado Armando (Germán de Silva) para convertirse en un carnicero
eficiente y brillante, cuya regla más importante es “la picardía del carnicero
y ganarse a los clientes”, el relato gira constantemente hacia el proceso
judicial del protagonista, acusado de homicidio calificado y sentenciado a cadena
perpetua, para dejar ver un sistema penal indolente y señalar que la justicia
no funcional igual para el rico que para un pobre tipo como Hermógenes.
La cinta inicia con un sugerente tono de thriller, con Hermógenes detenido y a punto de ser condenado a cadena perpetua;
una sub-trama policial que no consigue transmitir la tensión que necesitaba el
proceso judicial del protagonista y que poco a poco termina diluyéndose para
inclinarse hacia el melodrama convencional, con un personaje que pudo reflejar mayores matices.
EL DIRECTOR |
Dirección y guión: Sebastián Schindel.
Reparto: Joaquín Furriel (Hermógenes), Luis Ziembrowski (Latuada),
Mónica Lairana (Gladys), Germán de Silva (Armando), Guillermo Pfening (Marcelo
Di Giovanni), Victoria Raposo (Clara), Andrea Garrote (Nora, la secretaria del
juzgado)
País: Argentina-Venezuela.
Año: 2014.
Género: Drama-thriller.
Duración: 98 minutos.
EL PATRÓN, RADIOGRAFÍA DE UN CRIMEN SE
EXHIBE EN EL MARCO DE LA 60 MUESTRA INTERNACIONAL DE CINE DEL 20 AL 25 DE
MARZO EN CINETECA NACIONAL Y DEL 26 AL
29 DE MARZO EN CINÉPOLIS.
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