lunes, 7 de marzo de 2016

PALMERAS EN LA NIEVE

Por Fabián Quezada León


Al asistir al funaral de su padre, Clarence descubre un trozo de una misteriosa carta escrita por su tío Kilian donde se puede cifrar un callado secreto familiar. Ello le lleva a  viajar desde las montañas de Huesca a Bioko para visitar la tierra en la que su padre Jacobo y su tío  pasaron la mayor parte de su juventud en una plantación de cacao, en  la isla de Fernando Poo. 
En ese territorio exuberante, seductor ypeligroso, Clarence se enfrenta cara a cara con el secreto de una historia de amor prohibido que se dio en turbulentas circunstancias históricas cuyas consecuencias alcanzarán el presente.



Basada en el libro de  Luz Gabás, usando una gramática narrativa femenina en la que los acontecimientos van sucediéndose de una manera continua pero a un paso muy detallado la trama nos coloca en un escenario muy a “Lo que el viento se llevó” en esa tónica de los amores que suceden mientras el resto del mundo se desgaja alrededor en esta ocasión se trata de uno de los últimos reductos de la colonia  española en la Guinea Ecuatorial. (Cuya independencia de España se dio hasta 1968)



Si bien la trama original se suscitó en base a relatos reales no se basa en una sola historia, cabe apuntar esto porque al parecer en últimas fechas se ha vuelto un común denominador el apostillar varias cintas con el término “basada en hechos reales” la autora original revela que su historia está basada en muchas historias (incluida la de su familia) De esta manera es de esperar que estamos ante una narrativa que implica un relato largo, la película es para el grueso de la población, larga 163 minutos, eso es un punto a considerar para verla.



La historia se desarrolla mayormente en lo que se supone es la Isla de Fernando Poo que se ha recreado en Gran Canaria y Colombia donde se recreó la plantación de cacao de Sampaka y los escenarios naturales son realmente espectaculares, con una vegetación y locaciones que exaltan el sentimiento de vida salvaje indómita, virgen; un escenario perfecto para cualquier símil de Tarzán o Libro de la selva. Nutrido por esto, la temperatura para un romance candente está más que sentada: tanto cacao, tanta humedad, tanta palmera y tanta playa no se antojan más que para encender las pasiones.



La película se desarrolla en dos tiempos históricos 1953 y 2003,en los cincuentas al igual que muchos españoles Kilian (Casas) y su hermano Jacobo (Hernández) deciden irse a África, a la colonia española en la Isla de Fernando Poo en busca de su padre Antón (Gutiérrez Caba) quién administra una finca productora de Cacao. En ella Kilian va a encontrar un mundo exótico completamente diferente al de la península y también, por qué no, el amor prohibido con una nativa, Bisilia (Vásquez).


Enmarcado todo en este mundo selvático, en donde los españoles aplican la ley colonizante de manera atroz con una mano y laxa con la otra, pues mientras explotan a los nativos, no desprecian para nada la carne de las nativas.  

Pero el tiempo y las circunstancias aprietan y la historia no se pierde en los cincuentas sino que una vez muerto Jacobo, a comienzos de los 2000, su hija Clarence (Ugarte) al asistir al entierro, desempolva un pedazo de carta de su tío, Kilian y ello la lleva a remontarse al pasado y a África en busca de respuestas que quiere conocer pero que tal vez no debería.



Si bien la parte de la trama que se desarrolla en los cincuentas es el motor que viene a dejar sus conclusiones en los 2000, González Molina dirige con mayor profusión sus esfuerzos hacia la base de la historia ese capítulo del agonizante colonialismo  español con todo lo que para la España franquista representaba. 

Tal vez una mayor contextualización dada en los diálogos hubiera ayudado mucho a la comprensión de todo el entramado en los mercados internacionales y al entendimiento de las psicologías de los personajes esclareciendo la situación en la que se desarrollan. Sin embargo es indudable que nos encontramos ante el relato de una gran historia de amor prohibido y por ello ya se coloca como un film de romance pleno de adversidades.

  

Evidentemente otro personaje de la película es la exuberancia tropical que abrasa las pasiones y da vida a los cacaotales capturada en la lente de Gimenez en paradisiacos escenarios. Gonzalez Molina aprovecha esto para atizar el tono de aventura y calor de la historia de amor. Por cuarta ocasión vuelve a hacer mancuerna con Casas y aunque este se esfuerza, la verdad es que el papel de Kilian le queda más bien grande. 

Cosa que no sucede con Vázquez, quien como Bisilia lleva en su rol todo el punto de encarnar a un amor prohibido en mucho más de un sentido; en ella podría centrarse toda la carga de ese “traspasar los límites e ir en contra de los órdenes”, y al mismo tiempo, esa verdad patente de que en un giro del destino, el conquistador siempre sale conquistado.



Por otra parte Ugarte como Clarence, representa de una manera esa revisión histórica que nunca está de más para comprender como es que la existencia del ser humano se ha desarrollado en la tierra. Cómo, aún sin ponerse de juez, los giros del destino pueden acarrear vergonzosos pasados que laceran el presente y ante los cuales poco o nada se puede hacer, excepto pedir perdón, sanar y recordarlos para pedir a la conciencia humana que nunca se repitan.      



Dirección: Fernando González Molina.

Reparto: Mario Casas, Adriana Ugarte, Macarena García, Alain Hernández, Berta Vázquez, Emilio Gutiérrez Caba, Djedje Apali, Daniel Grao, Fernando Cayo, Celso Bugallo. 

País: España. 

Año: 2015. 

Género: Romance, Drama

Duración: 163 min. 

Clasificación: Mayores de 16

Estreno en México: 4 de Marzo 2016

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