Por Julia Elena Melche.
En 2010, el realizador iraní Jafar Panahi fue detenido y
sentenciado a 6 años de prisión por el gobierno de Teherán, acusado de
"actuar contra la seguridad nacional y de hacer propaganda contra el
estado" a través de películas como las multipremiadas El globo blanco (1995) y El
círculo (2000). Luego de una movilización de personajes relacionados
con el mundo del cine y más de una semana en huelga de hambre, Panahi salió de la cárcel, tras pasar 88 días
retenido. Desde entonces, se encuentra
bajo arresto domiciliario, haciendo frente a 20 años de inhabilitación
profesional, que incluye la prohibición de rodar películas, escribir guiones,
viajar al extranjero y dar entrevistas.
Pese a todo, en 2011 puso una cámara en su casa, donde
cumplía arresto domiciliario y realizó Esto no es una un película, un
documental merecedor de varios premios, que
se presentó en proyección especial en el festival de Cannes y reproduce un día
en la vida de Panahi a través de la mirada y realización de su amigo y antiguo ayudante
de dirección Mojtaba Mirtahmasb, en el que reflexiona sobre la libertad
artística y la función del cine.
En 2013, Panahi desafía de nuevo las prohibiciones del
gobierno y desde su casa filma Pardé
(Closed Curtain en inglés), ganadora del Oso de Plata a Mejor Guión en el
festival de Berlín, donde cuenta la historia de un hombre que trata de escribir
un guión aislado en una casa y además esconde a su perro del régimen iraní que ha
dictado orden de extinción de todos los perros porque son animales indignos de
pasear por una calle.
Ahora, regresa con Taxi teherán, película por la que ganó el
Oso de Oro y el premio de la crítica internacional en el Festival de Cine de Berlín
2015, en la que vuelve a realizar un cine de resistencia y de protesta contra
la censura, El cineasta instala una cámara sobre el tablero de un taxi y se
pone al volante simulando ser un taxista para recorrer las vibrantes y
coloridas calles de Teherán, recogiendo todo tipo de pasajeros en un solo día: un
hombre que confiesa ser ladrón, un vendedor de películas pirata que están
prohibidas en Irán, una madura maestra, dos hermanas ancianas que deben cumplir
una ceremonia para seguir vivas, un hombre herido y su mujer angustiada porque
el marido no ha hecho su testamento, una
abogada de derechos humanos, y hasta su pequeña sobrina Hana que tiene que
realizar un cortometraje como tarea escolar. Uno que descubre la cámara lo
cuestiona si es para grabar posibles robos y otro que lo ha identificado, le
pregunta si está filmando una película.
Con ecos de 10 de Abbas Kiarostami y de Noche en la tierra de Jim Jarmusch, Taxi Teherán captura
el espíritu de la sociedad iraní al registrar las historias y conversaciones de
los pasajeros, algunos discuten sobre la pena de muerte; Irán es el segundo
país, después de China, donde hay más ejecuciones, otros hablan de la represión
política, de la situación social de la mujer, de la violencia, de la apariencia
social, de la justicia islámica. Charlas banales y profundas, pero que dejan
ver un país dominado por un régimen fundamentalista.
Se trata de un road-movie urbano de realismo social que se maneja
entre la ficción y el documental en una afortunada mezcla de comedia y drama
que fue filmado de manera clandestina. Además de actores no profesionales, entre los que se
encuentran familiares y amigos del cineasta, aparece la abogada y activista pro
derechos humanos Nasrin Sotoudeh, quien
viaja a una prisión para visitar a una mujer en huelga de hambre, haciendo
referencia a la propia vida política de Panahi.
Pero uno de los personajes más carismáticos sin duda, es
Omid, el vendedor de películas pirata que le ofrece a Panahi la última
temporada de The Walking Dead pero también una cinta de Kim Ki-duk o de Woody
Allen, situación que encierra una reflexión sobre el papel de la piratería en un
país donde el consumo cultural está restringido y en muchos casos hasta
prohibido.
Comprometido e imprescindible, Panahi entrega un filme con mucho humor, sobre las
políticas censoras de la autoridad cinematográfica de su país y de la
inexistente libertad de creación, subrayadas con los comentarios críticos de la
pequeña Hana, obligada a hacer una película que cumpla todas las reglas impuestas
para ser 'distribuible'.
Dirección, guión y producción: Jafar Panahi.
Reparto: Jafar Panahi (taxista).
País: Irán.
Año: 2015.
Duración: 82 minutos.
TAXI TEHERÁN SE EXHIBE EN EL MARCO DE LA 60 MUESTRA INTERNACIONAL
DE CINE DEL 20 AL 25 DE MARZO EN CINETECA NACIONAL Y DEL 27 AL 30 DE MARZO EN
CINÉPOLIS.
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