Basada
parcialmente en la historia original de Cenicienta escrita por Perrault en 1697 y en la adaptación animada hecha por
Disney en 1950, llega esta renacida versión de la clásica historia de la
muchachita huérfana que de ser tratada como sirvienta por su madrastra, logra
casarse con el príncipe y vivir felices por siempre.
Dirigida
por Branagh nos trae nuevos elementos y nuevas perspectivas de la historia de
amor y de los personajes centrales.
Para nadie
es desconocida la línea argumental de la Cenicienta, madrastra mala, jovencita
explotada, hermanastras envidiosas y un joven príncipe que se enamora de una
misteriosa invitada a un baile en palacio.
Lo que
esta nueva versión nos trae de sorpresa es que va un poco más allá en su
búsqueda por proveer a los personajes de un entorno y una historia de vida.
Al
hacerlo se construye toda una nueva perspectiva de la historia, que por más
conocida que sea, sigue representando una de las tramas románticas más
favorecidas y re-contadas de todos los tiempos.
Para comenzar,
se reconstruyen las vidas; no solo de los personajes sino de los contextos que los
rodean; al ser acción en vivo se requiere de darles una plataforma mucho más
compleja que lo que podría pedirse a la animación en una primera instancia; y
aunque llegamos a ellos en un momento
diferente en cada una de sus propias historias, se establecen puntos referenciales
que hacen que los personajes se construyan de una manera nueva.
Ella
(James) no solo es la jovencita explotada/despreciada por su madrastra
(Blanchett) y enamorada de un príncipe heredero y casadero, (Madden) sino que
además demuestra una serie de cualidades que la separan de la pobre chica en peligro tradicional (por ejemplo sabe montar a
pelo) es decidida, valiente y generosa, enfoca los problemas de una manera
positiva y realista y además de todo tiene un hada madrina muy singular.
Las
hermanastras de Ella, Anastasia (Grainger) y Drisella (McShera)
no son las prototípicas feas y malévolas (inclusive
son monas y tienen su puntito cómico),
sino que son dos muchachas eclipsadas por la ambición de su madre Lady Tremaine;
quién también tiene su propia historia de decepciones y ambiciones frustradas. (Lo
cual no le quita lo deliciosamente malvada que puede ser) es una mujer que no sólo ha comenzado a perder su juventud, ha quedado viuda y en una
posición económica inestable, no una vez, sino dos.
El bondadoso
padre de Cenicienta (Chaplin) muere en un viaje de negocios y prácticamente deja
a las cuatro mujeres a su suerte, en una época en la que el descrédito social y
el no colocar a las hijas en un buen matrimonio era el peor infierno viviente.
Entonces
la maldad de Lady Tremaine tiene un fondo, es una mujer en entredicho social,
además de ambiciosa y cruel.
Desde
esta perspectiva, la actitud de Ella al resistir todas las patrañas de su
malévola madrastra, se transforma también en un estandarte, porque lo hace por
seguir el ejemplo y los deseos de su madre dados en su lecho de muerte, debe
comportarse con valor y ser generosa sin importar lo nefasto del panorama. Lo
cual la dejaría en una posición de ser fuerte pero flexible sin perder su
corazón.
No va a
llorar por los rincones, enfrentará la desgracia con actitud.
Branagh
dirige con precisión la historia con esa mano que ha mecido tramas
shakespeareanas tiene lujo, y un exquisito
diseño de producción en el que el trabajo de Dante Ferretti es notable, y que ahora enmarcado por
todo lo que la experiencia en crear efectos especiales que ha adquirido Disney,
le pueda brindar da como resultado una fantasía completa.
El
resultado en la pantalla es una sutil mezcla de suntuosidad, con romance y
fantasía vivida por una pareja que, aunque representa una historia clásica, ha
trabajado mucho para meter a sus personajes en una vibra completamente actual.
No solamente se habla de una historia de amor, sino de otras subtramas como el
honor, la familia, la valentía y la toma de decisiones con los consecuentes resultados
(que a veces implican renuncias y sacrificios y donde, “ni el amor, es gratis”)
En sus
recientes películas, Disney ha estado deconstruyendo patrones de rol que había
manejado durante más de 50 años: príncipes, princesas, héroes y heroínas han
comenzado a mostrar un twist; a veces más, a veces menos afortunado, pero
tratando de reformatearse como modelos que se presentan a los jóvenes
espectadores del mundo. (además de incluir personajes multirraciales cada vez
con mayor frecuencia) De esa manera el
discurso se va modificando y adecuando a las nueva inquietudes de su público.
En esta
adaptación escrita por Weitz es destacable el hecho de que se crearon
contextos nuevos, tanto para generar la historia de amor, como para el
personaje del príncipe, separándolo de la enorme mayoría de los príncipes retratados
por Disney en sus producciones animadas clásicas, donde únicamente Felipe de “La
Bella Durmiente del Bosque” tenía una historia y desempeñaba acciones propias
de su papel.
En la versión animada de Cenicienta, como nos comentó
en entrevista Richard Madden, el príncipe casi no aparece, y acá el príncipe ya
tiene un nombre, una relación con su padre y con algunos miembros de la corte y
sobre todo es un muchacho que debe enfrentarse con situaciones y con los deseos
de su corazón que desea ser alguien digno del amor de la chica que le gusta.
Lily James, a quién hemos conocido como Lady Rose en Downton Abbey, da a esta nueva
Cenicienta una dosis justa de modernidad y un estilo de elegancia y delicadez
natural que la colocan con una increíble cercanía a las chicas que la
contemplarán en el mundo. No es, como ya dijimos, solamente una heroína
bondadosa que podría sufrir sin parar, sino
que demuestra ser una chica valiente y que sigue valores que le dan la fuerza para afrontar las situaciones
que se le van presentando.
No
importa si en la vida se llega a sentir que se ha perdido todo o que la
crueldad de las circunstancias es
superior; nunca nada podrá derrotar al coraje de saber que se tienen las
agallas para, con el bien, enfrentarlo todo.
Cuando
gracias a los giros de la trama actual, Cenicienta encuentra a Kit antes del baile
palaciego, la conoce tal cual ella es (una chica cabalgando a toda velocidad en
medio del bosque que salva a un ciervo majestuoso) y siendo Kit y Ella en ese
encuentro tal cual son (sin los adornos de palacio) ambos se enamoran. Esto le
da una base de igualdad y espontaneidad a su historia de amor. No precisan ser
ni príncipe ni princesa para gustarse.
Sobre todo
cuando Ella le dice a Kit que las cosas, no porque se usen, significa que sea
lo correcto. (Qué mejor frase para justificar el que un príncipe pueda
enamorarse de una plebeya?)
El aporte
de la magia de Disney con las animaciones por computadora llenan la carga
fantástica: ratones que se hacen caballos, calabazas carrozas y lagartijas
cocheros y sobre todo, un magnífico vestido que vuela y resplandece como si
fuera una nube.
Para qué
precisar el encanto de las famosísimas zapatillas de cristal a cuya creación se
convocó a los más famosos diseñadores y de la cual también Swarovski se encargó
de producir su propia versión.
Al final
del día, Cenicienta es un bocado delicioso, lleno de fantasía que no únicamente
apelará a las chicas y a las mamás, sino que va a ser un caluroso y amable
recuerdo también para los niños y los papás,
llevando la historia a nuevos y divertidos caminos donde “no importa
quién borre el camino, marcado está un destino, y el sueño se realizará”
Director: Kenneth Branagh
Reparto: Cate Blanchett, Lily
James, Richard Madden, Helena Bonham Carter, Nonso Anozie, Stellan Skarsgard,
Sophie McShera, Holliday Grainger, Derek Jacobi, Ben Chaplin,
País: Estados Unidos
Año: 2015
Duración: 1 hr. 45
min
Clasificación:
Toda la familia
Fecha de
estreno en México: 13 de Marzo
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