sábado, 6 de enero de 2018

FRANTZ (FRANTZ)



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Por Fabián Quezada León



François Ozon (de quien hemos visto en los recientes Tours de Cine Francés varias de sus obras: “Una Nueva Amiga”, “Joven y Bonita”, “En la Casa”, “Potiche”, “El Refugio”.) Nos ofrece  su penúltima cinta (la más reciente se llama “El Amante doble” y se estrenó en Europa en septiembre de 2017) 

Frantz” es un relato lleno de melancolía y suspenso casi enmarcado por completo en blanco y negro.

Ozon, amante del thriller y del melodrama logra realizar una fantástica cinta donde estos elementos y la historia romántica se ven entrelazadas por la tensión de una mentira que crece como una bola de nieve arrasándolo todo.



La historia se desarrolla entre guerras en Alemania (1919) en un pequeño pueblecito llamado Quedlinburg. Anna (Beer) es una joven que habiendo perdido a su prometido, Frantz (Von Lucke) en la guerra, ha quedado desolada. Sus suegros: el doctor Hans Hoffmeister (Stötzner) y Magda su esposa (Gruber), la han acogido bajo su tutela y vive con ellos. Anna, con devoción de viuda, visita con frecuencia la “tumba” (en realidad jamás recuperaron el cuerpo) de su prometido Frantz.


Un día descubre a un desconocido: Adrien Rivoire (Niney), un francés que lleva tributo a la tumba. Confundida y deseosa de saber quién es ese hombre Anna se hace la encontradiza.




Al toparse con él, la vehemencia de  Anna  propicia que entre ellos se teja una red de suposiciones y mentiras que involucran la vida de Frantz en París, la guerra, el proverbial odio franco–alemán, la xenofobia, el amor…y hasta a los padres de Frantz. Mientras la mentira crece, las malas interpretaciones se llevan a los límites y los precios a pagar por ellas serán fatales.



Ozon hace un remake de una cinta de 1932 “El Remordimiento”, (Broken Lullaby) de Ernst Lubitsch, a su vez inspirada por una obra de un escritor francés: Maurice Rostand.

Por ello la esencia de Frantz, soberbiamente fotografiada casi por completo en blanco y negro, con algunas pinceladas de color,  rinde un homenaje  a la añoranza de la memoria; al intermedio entre dos guerras; donde el mundo no se reponía del estupor de una cuando ya se estaba gestando la siguiente. 


Este tiempo del no tiempo y de la remembranza en grises, lo sublima adornándolo con la flor del color precisamente dedicada al tiempo de los recuerdos.




Ozon no pierde el gusto por los relatos donde el suspenso y la tensión sexual se cuelan por cada momento, pero aquí el contundente peso de la mentira (que se desliza lentamente por el precipicio de temor a ser descubierta) recorta con una navaja delgada la vida de los personajes. 

Mientras tanto, sin piedad, las sospechas abruman al testigo de estas vidas; Qué tanto se puede mentir? Cuándo es justo y digno hacerlo?, Qué puede justificar el engaño, -aún cuando se haga de una manera inocente-, tratando de dilatar el afrontar las verdaderas razones que guiaron a ese hombre a buscar la tumba de Frantz? Qué desea Anna realmente en el fondo de su alma? Qué juego está jugando Adrien y en verdad... cuál fue su relación con Frantz?




La mordaza de la soledad, la ilusión infundada y las buenas intenciones juegan un papel dominante. El odio al extranjero se sobrepone a fin de escuchar la narración de la “entrañable amistad” que unió a Franz con Adrien antes de la guerra. 

Padres y prometida tienen un hambre total de revivir cada instante de ese hombre que, aunque murió en el frente, han hecho sobrevivir encerrándolo en su casa, en sus mentes. Frantz es un fantasma más vivo que cuando era un hombre. Y así el engaño y su peso en la angustia del arrepentimiento se elevan cada segundo. 
Encima de todo, cada paso que se da sobre el alambre de la farsa, parece empujar a los protagonistas hacia las fauces abiertas del desengaño y la cruda, inmisericorde e ineludible verdad.



Sea por la trama, sea por la fuerza del blanco y negro, Ozon dibuja con sobriedad su historia, exaltando la desolación de Anna y su más que potente necesidad de aferrarse a una vida que ya no existe, fabricando en su mente la existencia perfecta; como si el amor estuviera de su lado. 
Anna, sin embargo, evoluciona dejando una clara muestra de la afición de Ozon por sus personajes femeninos que encaran las realidades para crecer y aprehender lo que la vida les va poniendo enfrente para que lo tomen. 



Anna domina los hilos de la historia, es más: los crea, para que la trama continúe y en ese momento las motivaciones de Adrien y su búsqueda del perdón se dan de la mano con las elucubraciones de Anna; un perdón que habiendo sido otorgado provoca la verdadera crisis, para volverse no en contra, sino simplemente "volverse" para ser afrontado por Anna y que la verdad, lejos de liberar, encadenará los destinos  para  seguir el juego hasta siempre, hasta que algo lo descubra a otros y se reciban las consecuencias. 


Pero mientras tanto, la vida sigue y cada día se pueden encontrar nuevas causas para seguir la mentira. Algunas se encontrarán mientras (irónicamente) se mira de frente una pintura (un instante capturado en el tiempo) de un joven suicida que yace en una cama.







Director: François Ozon

Reparto: Paula Beer, Pierre Niney, Ernst Stötzner, Marie Gruber, Johann von Bülow, Anton von Lucke, Cyrielle Clair, Alice de Lencquesaing.

País: Francia Alemania

Año: 2016

Género: Drama

Duración: 1hr 53 min

Clasificación: Mayores de 13

Fecha de estreno:5 de enero 2018
 
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