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Por Fabián Quezada León
Ciudad de México... 1970. Todos los caminos llevan a Roma.
Estamos en la Ciudad de México y es el
comienzo de los 70’s. Entramos al hogar de una familia de clase media con
cuatro hijos: Toño (Diego
Cortina Autrey), Paco (Carlos Peralta), Pepe (Marco Graf) y Sofi
(Daniela Demesa), unos padres en conflicto;
Sofía (Marina de Tavira) y Antonio (Fernando
Grediaga) una abuela; Teresa (Verónica García)
y dos muchachas de servicio que son parte de la vida
de la familia; Adela (Nancy García García) y
Cleo, (Yalitza Aparicio) Cleo es la nana de los niños y es el luminoso,
atrayente y vivo eje de la historia.

Inmersos en el día a día de esta
familia vamos a encontrar los recuerdos, sabores, sin sabores y nostalgia de
toda una época.

Ecos filmográficos sigilosos
Alfonso Cuarón
entrega Roma su obra más personal y
a la vez más compartida por toda una generación. Porque aunque existan casi
cincuenta años de diferencia “parece que fue ayer”, porque los sonidos y la
memoria prevalecen. “La Roma” es la colonia de la capital del país donde Cuarón
creció, y en esta obra Alfonso se reencuentra con sus orígenes y los ecos de su
propia filmografía se entreveran sigilosos para colorear el suspiro del
recuerdo.

La historia visual de Alfonso
Desde los surgidos de los problemas amorosos como en Sólo con tu pareja y Grandes esperanzas, para al mismo
tiempo llevarnos a explorar el mundo de los niños y adolescentes con una
cercanía contundente y desenfadada, (Alfonso tiene un don para ello) y eso lo
hemos visto desde La Princesita
hasta Harry Potter y el prisionero de Askabán o Tu Mamá también y luego… se acerca al
misterio del embarazo y la zozobra como en Niños
del hombre. Aún más, en un guiño evoca Gravedad
mientras literalmente (por segunda vez dentro de la película) vemos cine en el cine, si esto no es escuchar
los ecos de su obra reflejar infinitamente la memoria y entregarnos los
recuerdos, no se qué más pueda serlo.

La eterna niñez
Alfonso Cuarón
se enlaza con todos, porque toca ese
tiempo en el que la vida era algo que nunca se olvida. No importa cuántos años
pasen, no importa el lugar del mundo, no importa lo que los adultos digan, la
niñez será ese recuerdo de ojos brillantes, risa fácil y sabor a golosinas.

En el regazo del recuerdo
Cuando
jugabas con pistas de carreras eléctricas en casa, con amigos de verdad ahí
sentados gritando y emocionándose en vivo, no con “emojis” o “gifs”, cuando
comías los auténticos “gansitos helados”*. Un tiempo en el que las nanas eran
realmente parte de la familia y se heredaban de generación en generación. Nanas
que eran autoridad y aliado. Consentidoras cuando los padres se enfadaban y que
hablaban de otros lugares, otras lenguas, otras historias.

Era fácil reír
Aquel
tiempo en el que la televisión se veía en familia y la oferta era
extraordinaria en variedad. Con programas como el que aparece en la cinta, en
el que los cómicos no necesitaban recurrir a la vulgaridad, ni al doble sentido
para lograr la risa, tal vez porque la sociedad era más cándida o porque en
verdad era fácil reír simple y llanamente. Aquel tiempo en el que los cines
eran enormes y había permanencia voluntaria. En el que se oían aún series
radiofónicas, de aventuras o radionovelas, herencias del boom del radio en los 40’s y 50’s.

Con amor... para Libo
La
universalidad de Cuarón es que, siendo un trabajo tan personal, no toma la
figura de un niño para hacer girar el relato en torno a él, sino que en una
rendición de cariño lo hace para su nana: Liboria Rodríguez “Libo” y de una manera completamente natural y
suave se enfoca en Cleo y en la vida alrededor: La madre y su torpeza
automovilística, el padre lejano, los hermanos alegres, ruidosos, traviesos, la
abuela que vive en la misma casa, y hasta “Borra”, el perro.

Yalitza
Aparicio, brilla!
Por demás
está decir la magia que Aparicio proyecta en pantalla, con la inocencia fresca
y ávida de una niña que no imagina lo que puede suceder después de “Entrenas diario?”
el reflejo absorto y real de esas miles de jovencitas de pequeñas comunidades que
llegaban y llegan a la gran ciudad buscando trabajo, donde el reflejo seductor de
las luces y la vida urbana las engulle.

Acariciando el recuerdo
Roma es el relato de la vida como la conocemos, con los
problemas de cada día, con los pleitos entre hermanos, la salida a la escuela,
al mercado, al cine. Con esos recuerdos compartidos Cuarón se deleita y nos
deleita dándonos un enlace instantáneo porque el relato de la real coexistencia
humana posee toda la gama que se acaricia en cada fragmento de Roma.

Antes de que el internet nos quitara el rubor
Cada
partícula de la atmósfera de la casa está cuidada, desde los muebles y objetos
hasta las etiquetas de los productos que salen en alguna escena. La música y
las identificaciones de las estaciones de radio o el programa que se ve en la
televisión, los autos, la apariencia de las fachadas de las tiendas, la ropa y
hasta los kioscos de revistas donde las portadas de las “publicaciones para
adultos” ruborizaban y creaban el morbo de los adolescentes de antaño. Antes,
mucho antes de que el internet nos quitara el rubor para siempre.

La increíble polifonía urbana
Y así,
desde el silbato del carro de camotes **, o el del “afilador”***, el pregón de
un hombre que vende miel de casa en casa, el redoble de una banda de guerra de
una escuela pública que desfila, o la
campana que anuncia el camión recolector de basura, lanzan sus acordes y sus
notas mientras que todos los demás sonidos urbanos transcurren al unísono dentro
de la polifonía a la que estamos tan acostumbrados y de la que no somos plenamente
conscientes.

No hay silencio absoluto
Al mismo tiempo en el que alguien habla por teléfono, alguien más
enciende una radio o un auto, pasa un avión, se escucha un claxon o ladra un
perro… y todo sucede junto y el soberbio sonido de la película da cuenta de
ello (el silencio absoluto es la excepción) todo esto es el palpitar de la existencia
que forma esta intrincada sinfonía que
es el soundtrack de algo que llamamos “vida urbana”.

La visión como forma de arte
El
recuerdo y la sensación de nostalgia son engrandecidas con una portentosa foto
en blanco y negro que la coloca desde ya como un clásico y por el tono remite
sin duda a las cintas neorrealistas. Auténticamente cada cuadro es una obra
maestra en texturas, ángulos, composición y profundidades, cada detalle es
cuidado hasta el delirio.

Transformándose en co actor
Alfonso Cuarón nos ha dejado claro en otras ocasiones
que le gustan los plano secuencia y los retos técnicos y en esta obra no
iban a faltar, planos fotografiados
exquisitamente por el ojo del propio director/escritor, y una pulcritud técnica
al máximo, que logran sin esfuerzo que nos convirtamos en co actores presenciales
en una dimensión paralela que se ubica geográficamente en la memoria y dentro
de una ciudad que está ahí. Con seres reales, vivos, a los que rozamos en
muchos sentidos y cada roce es un estremecimiento profundo.

Los Ojos de Cleo
El aire
alrededor de Roma es tan íntimo, tan
familiar, que encarna lo “normal” sin avergonzarse de ello, lo mismo el limpiar
el piso, lavar la ropa, ver la tele, o escaparse con el novio al cine; todo es
esa parte quintaescencial de la vida, donde hay momentos de dicha y momentos de
tensión.
Todos los recuerdos llevan a Roma
Roma es delicadamente
humana y tan cercana que su corazón vibra a cada segundo en los ojos de Cleo
que no se cansa de ver la vida en cada una de sus manifestaciones: desde el
rubor de un cuarto de hotel del centro, hasta los campos que le recuerdan a su
pueblo, el bramido de la tierra en un temblor, la incertidumbre de saberse “de
encargo” o la terrible sorpresa que la deja pasmada ante la represión que
observa desde lo alto, la luz cegadora de un quirófano o la tarde que se filtra
en el asiento trasero de un galaxy.

Todos los recuerdos llevan a Roma

La vida de diario, es sabia
Todo es un gran telar, un gran bordado
donde se teje la vida… y la vida normal no está llena de secuencias de acción,
de drama o de comedia, es suficientemente sabia como para nunca propasar los
límites y otorgar siempre mucho de todo: las emociones fuertes y los misterios
por resolver pertenecen un poco a la ficción; Roma mira a otro lado, al hecho de ver a los ojos a sus
protagónicos, concentrándose y sin perderlos de vista, cuidándolos siempre.

La fuerza del mar no es más grande
No
podemos dejar de respirar cada imagen desde los ojos de Cleo y no podemos
impedir que nuestra alma la acompañe a cada paso, acostando y levantando a los
niños y cantándoles en su lengua materna, pero también nos entregamos con ella
a la fuerza del mar, venciendo todos los miedos e incapacidades, impulsada por ese
amor a su familia que nos doblega
finalmente, sin protesta, ante la vida común… mientras regresamos de ese viaje
a la playa.

Finalmente... el arrullo
A qué
huelen tus recuerdos? a qué sabe tu memoria?, cómo se escucha el eco de tu pasado?
Si los sueños se atesoran y se reflejan en una baldosa que se limpia, en la
cual se mira el cielo mientras la baña el agua y un avión es capturado por
segundos mientras pasa de improviso; entonces el sueño se escapa y se
transforma en una realidad en blanco y negro completamente nostálgica, íntima,
que habla lenguajes secretos que solo entienden los soñadores, susurra
juguetona mientras sin prisa es mecida en los brazos de la nana.

·
*Gansitos:
(pastelito relleno de crema y mermelada de fresa cubierto de chocolate, cuyo
giro mercadotécnico fue imponer que “congelados como paleta” era la nueva manera
de consumirlos). Incluso en algún tiempo incluían un palito de madera en el
empaque.

** Carrito de camotes: en varios sitios de la
república aún se puede encontrar a un vendedor ambulante empujando su carrito
donde arde carbón que produce el vapor que da el sonido. Al camote se le baña con
miel de agave o leche condensada azucarada
*** Afilador: Oficio ambulante que se dedica a sacar
filo a cuchillos, tijeras etc, que usa una flautilla para anunciarse mientras
camina por las calles
Director:
Alfonso Cuarón
Reparto:
Yalitza
Aparicio (Cleo)
Marina de
Tavira (Sra. Sofía)
Diego
Cortina Autrey (Toño)
Carlos
Peralta (Paco)
Marco
Graf (Pepe)
Daniela
Demesa (Sofi)
Nancy
García García (Adela)
Verónica
García (Sra. Teresa)
Andy
Cortés (Ignacio)
Fernando
Grediaga (Sr. Antonio)
Jorge
Antonio Guerrero (Fermín)
José
Manuel Guerrero Mendoza (Ramón)
Latin
Lover (Profesor Zovek)
Zarela
Lizbeth Chinolla Arellano (Dra. Velez)
José Luis
López Gómez (Pediatra)
País:
México
Año: 2018
Género:
Drama
Duración:
135 min
Clasificación:
Guión:
Alfonso Cuarón
Editor:
Alfonso Cuarón
Cinematografía:
Alfonso Cuarón
Fecha de
estreno en Netflix: 14 de Diciembre 2018
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