jueves, 9 de agosto de 2018

MEGALODON (THE MEG)




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Por Fabián Quezada León



Cuando un multimillonario (Wilson) financia algo, como una estación submarina en medio de la nada en el mar al sur de China, seguro debes pensar que algún negocio sucio está tramando. (Siempre los millonarios excéntricos financian estas actividades “de investigación” por alguna agenda secreta…) Su laboratorio /plataforma se llama Mana One y es un sitio super sofisticado que más pareciera una nave espacial que un laboratorio submarino. 



El objetivo aparente es confirmar que las fosas Marianas no son la mayor profundidad del globo, sino que en el aparente fondo marino existe un “piso” de hidrógeno  que en realidad no es más que la “azotea” de un mundo infinitamente más profundo, un mundo donde moran toda clase de seres antidiluvianos.

En la estación trabajan El Dr. Zhang (Chao) y su hija Suyin (Li) (quien tambien es científica marina) Mac (Curtis) y Jaxx (Rose) una ingeniera que gasta toneladas de gel en el cabello y que siempre parece portada de revista avant garde.  DJ (Kennedy) el controlador de robótica y “comic relief” del team y el Doc (Taylor) un hombre  amargado y con un incidente dramático en su pasado.

El equipo de exploración conformado por Lori (McNamee) Toshi (Oka) y The Wall (Òlafsson) son enviados en un submarino a penetrar la capa de hidrógeno y descubrir que, efectivamente hay todo un mundo bajo de ella. Solo que en su visita se topan con que, los habitantes de ese mundo hiper subacuático no son ni receptivos ni amables. Y que tienen tamaños desproporcionados. 

Cuando los intrusos son atacados y hay que rescatarlos, el único hombre capaz de hacerlos es Jonas (Statham) quien desde luego, después de un infortunado episodio en su vida “ya no hace esa clase de trabajos”. 

Ahora vive retirado en Thailandia, preocupado únicamente por la cerveza del día. Cuando como último recurso acuden a él, ignoran las consecuencias que el peligroso rescate que le proponen va a traer a la superficie.

Al parecer en estos tiempos del vertiginoso siglo XXI las amenazas en el cine entre más grandes, monstruosas y con apariencia de haber reprobado recientemente un antidoping  de esteroides son la moda: simios, cocodrilos, lagartijas… y ahora tiburones.

Como si no hubiéramos tenido suficiente diversión con los escualos en toda la serie de Sharknado o de Shark Week en Nat geo, ahora Megalodón pretende sorprendernos con la bonita idea de este ejemplar prehistórico que se escapa de una fosa marina (tras de un errorcito humano”) para hacer de las suyas en la superficie. 

Desde “Tiburón” en los 70’s el villano marino por excelencia es el escualo y la más  aterradora pesadilla marina  para cualquier ser humano (aunque lo más cerca que esté del agua sea su regadera)  es la de ser destrozado por las mandíbulas de un tiburón.

Con eso en mente y con Jason Statham al mando, uno podría imaginar muchas cosas que implicarían violencia, acción y multitud de crueles ataques sanguinarios  alrededor de Megalodón, ninguna de las cuales forzosamente sucederá como el tráiler nos incita a pensar. 


La principal cuestión es que la película no logra ser ni tan mala como para reír sin fin, (como Sharknado) ni tan buena como para mantenernos al borde del asiento (Jaws). 

Aún teniendo a Jason al frente, no hay ninguna pelea cuerpo a cuerpo donde Statham nos demuestre sus mejores golpes, ni ningún personaje que se haga tan entrañable como para que su desaparición sea un golpe anímico significativo. 


No hay trama de historias humanas, no hay tensión entre los personajes ni se producen momentos entrañables. El monstruo marino nunca acaba de hacerse creíble y tampoco es una criatura que mate por placer, solo simplemente sigue su instinto natural nada, caza y se defiende.


El guión no logra cuajar como una obra sólida o creíble, aparentemente es simplemente seguir de alguna manera una receta.

Es más, pueden reconocerse algunas escenas que benignamente pensaremos que fueron “homenaje” para  Tiburón. Pero que probablemente se esperaría que hubieran aumentado significativamente su cuota de espectacularidad  y escenas sangrientas debido al tiempo y los avances en tecnología.  

Ese es un problema con la película,  los ataques del tiburón (tal vez  irónicamente por el enorme tamaño de su mordida ) no son sangrientos y aterradores (no como cuando vimos aquella pierna cercenada en Jaws por ejemplo… o el ensangrentado colchón inflable amarillo del niño en la playa o los restos humanos repletos de cangrejos en la arena…) Y tampoco llegamos a la gloriosa frase “Necesitaremos un barco más grande”… Si tan solo una escena de “Megalodón” hubiera tenido la tensión y la música de esa escena de “Jaws”, hubiera valido la pena.

Los escritores: Dean Georgaris, Jon Hoeber, Erich Hoeber no parecen haber tenido demasiados problemas orquestando la historia y más parecen haber seguido un “pintando por números” que les garantiza uno a uno los elementos necesarios para lanzar esta película de verano que en momentos pareciera sacada de una producción hecha para televisión.

Evidentemente el imán en taquilla es Statham, porque fuera de él todos los demás miembros del elenco, aunque los hemos visto en repetidas ocasiones en varias partes, nunca han sido líderes de blockbuster. 

Qué más tenemos? Encima de la amenaza de un tiburón gigante agregamos un héroe traumado y “retirado”, una madre/científica  divorciada con una hija de ocho años que siempre escucha todo a su alrededor, un millonario irresponsable, un hombre que acusa al héroe y lo hiere al señalarle  su turbio pasado. Una ex esposa desechable, una ingeniera fashionista y ruda… y un afroamericano que es el alivio cómico. Manejando esas cartas está construida la historia.  


No se puede decir que sea un absoluto desastre, porque el terror a los tiburones es un resorte universal (máxime cuando son del tamaño de una ballena) pero tampoco es adrenalina pura, lo cual para una película de verano ya es un hándicap. 

Toda la acción se enfoca en “Diablos!, es un Magalodón… No estaba extinto hace millones de años?... Pues está aquí y hay que matarlo.” La trama de los personajes como personajes, como protagonistas que nos interesen y nos liguen a ellos simplemente no existe, o se coloca en situaciones tan forzadas como el supuesto triángulo amoroso entre Jonas, Suyin y Lori que no provoca ningún conflicto o el poder de antagonista del hábil y conspicuo multimillonario, quien tiene una agenda oculta. Sí, la tiene, pero el por sí mismo no atenta contra la vida o la seguridad de los otros participantes; entonces su poder como introductor de conflicto se desdibuja. 

De esta forma todo el poder/objetivo de la película recae directamente en “tenemos que matar al tiburón y librarnos de sus ataques” aunque sabemos de seguro que el bicho no va a acabar en directo con el héroe ni con su pareja, que serían las principales pérdidas anímicas para el público; por lo que si agregamos esto al visible “pintando por números” del guión, hacen a este tiburón con todo y su descomunal tamaño, algo que se puede comer de un bocado y tragarse sin masticar, sin quedarse ni siquiera con el sabor dos minutos después de abandonar la sala de cine.

Director: Jon Turteltaub
Reparto: Jason Statham, Li Bingbing, Rainn Wilson, Winston Chao, Cliff Curtis, Page Kennedy, Jessica McNamee, Ólafur Darri Ólafsson, Robert Taylor, Shuya Sophia, Masi Oka, Ruby Rose.  
País: Estados Unidos China
Año: 2018
Género: Acción, Ciencia ficción
Duración: 113 min
Clasificación: Mayores de 13
Fecha de estreno en México: 9 de Agosto 2018
 



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