Por: Fabián Quezada León
La vida
es placentera para Bilbo Baggins (Freeman) en la comarca Hobbit sin mucho que
hacer más que fumar su pipa sentado en su jardín. Hasta que la intempestiva
llegada de Gandalf el gris (McKellen) voltea
todo su mundo de cabeza al ofrecerle se una a un clan de enanos que planean
nada más y nada menos vivir la aventura de sus vidas al tratar de reconquistar
el reino de Erebor y aunque al principio Bilbo se niega rotundamente su
curiosidad lo lleva a seguir a los aventureros en su tarea. Eso los llevará a
tierras desconocidas, peleando contra Orcos, duendes y demás alimañas y desde
luego los llevará a la tierra de los Elfos y a toparse nada más y nada menos
que con Gollum en el interior de una tenebrosa caverna y con el Tesoro de
Gollum: “un anillo para gobernarlos a todos”


Cuando
hace nueve años Peter Jackson terminó su ahora ya clásica trilogía seguramente
suponía la enorme acogida que tendría la saga a lo largo
y ancho del mundo y
seguramente no calculó que llegaría a mas de dos billones de dólares en la
taquilla mundial y que conquistaría 17 Oscar así que lo lógico era que el
gusanito de la precuela apareciera por ahí y lo hiciera regresar con otra
trilogía que se antoja monumental.






Pero
debemos de admirar la bravura de Jackson al filmar y su manejo meteórico de la
cámara y la deslumbrante claridad que le aportan los 48 cuadros por segundo
aunados a la 3D y la alta definición la colocan en un nivel completamente
aparte de todo lo que habíamos visto, si, los logros técnicos son apabullantes
aplastantes supremos eso no hay duda.

Pero sin
embargo como lo decía antes le película no llega a colocar la dignidad de la
historia encima y surge la duda de que si le retiráramos los innegables logros
técnicos se sostendría en sus casi tres horas y el resultado es que la trama se
elonga en partes y el sustento dramático se ve eclipsado por los efectos y hay
que reconocer que la adaptación es escrupulosa y metódica pero se excede en el
tiempo en pantalla para la narración de la anécdota.


Y
retomamos el dilema efectos y calidad técnica contra libreto y contenido del
relato. Sabemos que habrá batallas, que habrá seres míticos y los
consecuentes
malos sentimientos de ambición y traición y que serán fotografiados en una
forma magnífica. La cámara de Jackson se mueve, viaja, sube, baja, gira,
remonta entonces nos damos cuenta de la hiperdefinición que la cinta posee y
por lo que recomiendo ir a verla en el mejor formato que tu bolsillo pueda
pagar.




Pero este
renglón no será el único paso que el consumidor y el productor de este cine con
nuevos sustratos deberá remontar en los años
venideros ya que la constante
demanda de “novedad” y espectacularidad son un “obligado” si se quiere
continuar en la industria obteniendo una buena taquilla.

Entonces
nuestros ojos deberán de ajustarse a un ritmo de visión mucho más rápido y que
no pierde detalle alguno en su definición, aunado a la experiencia del 3D o 4D
con las que se abren de par en par las puertas de un salto evolutivo que no se
deberá de dar de manera forzosa, ni para todos los temas, pero que ahí estará para seguir creando la novedad en la experiencia de “ir al cine”
Director: Peter Jackson
Reparto: Ian McKellen, Martin Freeman, Richard Armitage, Ken Stott, Graham McTavish.
País: Estados Unidos/ Nueva Zelanda
Año: 2012
Duración:
2 hr. 49 min.
Clasificación:
Mayores de 13 Secuencias de acción, violencia y fantasía
Fecha de
estreno en México: 14 de Diciembre
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