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Por Fabián Quezada León
Hay una consideración previa
cuando se habla de relatos “verídicos” y más cuando estos tocan la pista del
circo.
El mundo dentro de la carpa es un mundo aparte, un mundo de imaginación
y espectáculo, un mundo de fantasía y seres extraordinarios. “El Gran Showman” crece
y se desarrolla dentro de ese terreno. Arropada por un excelente soundtrack y números coreográficos deslumbrantes.
Relata la vida de P.T. Barnum y su
comienzo desarrollando lo que desde entonces se conoce como “circo” en su
acepción moderna. Ese sitio ahora ya legendario donde cohabitaba lo fantástico y lo desconocido, donde
en el trapecio se desafiaba a la muerte y donde animales exóticos miraban desde
sus jaulas. Pero también, como sabemos, en sus comienzos era una exhibición de
fenómenos que siempre eran causa del azoro del pueblo.
Pues bien, este es el ingrediente
primordial para ver “El Gran Showman” entrar en la convención de traspasar la
taquilla y penetrar a la carpa donde se espera diversión, espectacularidad y
asombro.
Siendo niño, P.T. Barnum (Rubin) se
enamora de Charity (Dunn) al cabo de los años, ya siendo un hombre P.T. (Jackman)
se casa con Charity (Williams) el amor
de su vida.
Al perder su empleo, su prodigiosa imaginación le hace ver una
oportunidad en un nicho un tanto bizarro dentro del mundo del entretenimiento; el morbo de la gente por ver “cosas
extraordinarias”.
Con talento para embaucar y mucho arrojo, P.T. monta su
primer intento de un “museo de las maravillas”; pero aún faltaba algo para
crear la magia. De repente las condiciones se dan y… surge la figura, el mito y
un espectáculo que perduraría y evolucionaría creando un concepto de magia y
fantasía.
“El Gran Showman” es ante todo,
un musical espectacular donde no se escatima en mezclar la realidad y la
fantasía glamorosa en medio de brillos y coreografías a la usanza de antaño.
La película es también una
sorpresa continua a la espera de “la siguiente canción” porque desde su número
de apertura, los temas van in crescendo.
Una cosa es cierta, la energía y
la buena vibra que transmite la película va a hacer que el público quede muy
contento.
Alrededor de toda la trama, los
bailes y las canciones subyace un mensaje fuerte de autovaloración y respeto a
lo diferente y eso en estos tiempos es un buenpunto.
Jackman está que ni pintado
para el papel, tiene las tablas, tiene el carisma, canta y baila deslumbrando como
todo un veterano de Broadway. La película ciertamente será la vida de P.T.
Barnum; pero es un danzón dedicado a Jackman. Hugh convence con su
energía y su seducción, de que en realidad el ambicioso Barnum, guiado por su visión
empresarial y la búsqueda de su sueño, logró concretarlo en un terreno lo
suficientemente inusual como para que nadie hubiera antes pensado en él en la
misma forma. Se decidió a que exploraría el lado “extravagante de la vida” se
enfocaría en esos seres desplazados que todos hacen a un lado y aún más; haría
que la gente pagara por verlos.
De esa manera el significado
de “fenómeno de circo” adquirió una nueva dimensión. Pulgarcito ( Humphrey) el
hombre lobo,(Acuna Jr.) el hombre tatuado, la mujer barbuda (Settle), el
irlandés más alto del mundo… siameses, hombres bala, albinos... contorsionistas, equilibristas y trapecistas... nada era límite para suscitar el morbo… y el público
del siglo XIX era bastante morboso.
La historia es también un
romance en toda la acepción decimonónica: un chico hijo de un sastre se enamora
de una rica heredera… Phillip Carlyle, un socialité (Efron) entrega su corazón
a Anne Wheeler (Zendaya) una trapecista y con eso tenemos los ingredientes para
afirmar que su vida se transforma en un delirante recuento ejecutado en
coreografías y canciones llenas de vida y glam;
en diversión pura, derrochando estilo Hollywood. Hay suficiente electricidad
en el aire como para no dejar de emocionarse durante toda la cinta. Michael Gracey, hace su debut
en la dirección por la puerta grande, dando desde el inicio este aire de espectacularidad
con un número de entrada “The Greatest Show” a cargo de Jackman donde cada
encuadre es icónico; en ese sentido del musical que renovara Luhrmann con Moulin
Rouge, sin ser tan kitch, pero sin perder un ápice de glam.
Obviamente al momento de
estar disfrutando la película, se tenderá a pensar que el primer número fue
espectacular: (con esos remarcables acentos a la Fosse) pero en seguida de este, al hacer un flash
back en el tiempo, llegamos al principio de la historia de amor de P.T y
Charity y “Million Dreams” hace su entrada como el tema de la pareja para hacer
que la piel se erice. Y así van a seguir uno a uno los tracks.
Cuando Barnum al fin consigue
casarse con Charity su vida se transforma en un escenario que el mismo Dickens
hubiera envidiado. Ambos y sus dos hijas: Caroline y Helen, prosiguen con el
romanticismo de la familia pobre pero feliz, mientras P.T. hace hasta lo
indecible por darle a Charity la vida que ella se merece.
Las
canciones que forman la trayectoria musical de la película fueron compuestas
Benj Pasek y Justin Paul, (quienes ya habían dado muestra de su talento en “La
La Land” el año pasado) y que en este año ya les valiera una nominación al Globo
de Oro por “This is Me”, que resume el espíritu de rebeldía, necesidad de
valoración y equidad de toda la cinta; interpretada con el liderazgo de Settle, quien en su audición para el papel hizo que todo el staff (según palabras del
mismo Jackman) lloraran.
Michelle Williams acompaña a
Jackman como su esposa, el centro de gravedad de P.T. A su lado, pero sin eclipsarlo, siguiéndolo solo
para estar juntos, balanceándose en las alturas como lo dice en “Tightrope”.
A este edén de amor llega, sin
ser esperada, la presencia de Jenny Lind (Ferguson) una diva sueca de la ópera que
hará un cambio intempestivo en el grupo familiar de P.T.
Zack Efron y Zendaya por otro
lado, representan el amor joven, clandestino y contra todos los presagios
sociales. Ambos tienen una innegable química entre ellos y dan brillo al
romance juvenil. Zendaya confiesa que ella misma realizó sus escenas en el
trapecio y adquirió un nuevo respeto por las personas que se dedican a esto.
Al final, siguiendo la
apasionante historia en medio de la música, la energía y la electricidad de los
bailes, las interpretaciones contagian
del espíritu de la cinta.
Sin duda “El Gran Showman” va a lograr dejar en el
soundtrack de este año su huella definitiva porque al final todos querrán salir
a perseguir su sueño y gritar “Este soy yo!”
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