Hace algunos
años, en 1955 para ser precisos, cuando Disney abrió su parque e imaginó “La
tierra del mañana” estaba lejos de saber lo que el destino haría en ese
entonces “lejano” 2015.
De esta
manera, sin duda ejecutando la mejor o más sofisticada re/visión de un sueño,
Bird nos sorprende con esta versión de un futuro que ya comenzó y que podría no
ser tan venturoso y pulcro como se creía cuando Disneylandia se inauguró.


Estas
actividades subversivas de Casey jalan la atención de “alguien especial” que la
contacta de la manera más “discreta” posible: un pin de colección de la
apertura de 1955, de La tierra del mañana.
Ese
simple pin posee atributos inesperados que llevarán a Casey a conocer a un
científico solitario y amarguetas: Frank Walker (Clooney) quien tiene sus
propios motivos para no querer volver a saber nada de ese espectacular y
anhelado “mundo del mañana”.


A Bird
lo hemos conocido por otras de sus películas, fundamentalmente hechas en
animación como El Gigante de Hierro,
Los Increíbles y Ratatouille y ahora usa esa
potencialidad de imaginar escenarios materialmente “fuera
de este mundo” para
co escribir el guión con Damon Lindelof (quien había escrito también Prometheus).

De esta
forma, la historia que se centra en el futuro y en la lucha por no llegar al
peor giro posible en este, nos involucra con sus tres personajes principales:
Casey, Frank y la siempre misteriosa y eficiente Athena.
Las
historias acerca del futuro,( la mayoría de las veces cataclísmico) de la
humanidad, no son un tema inédito; de hecho la mas de las veces hemos sabido
que el futuro no es ese tiempo feliz y fashion
que los humanos de los 50’s imaginaron… sino una endemoniada pesadilla poblada de
basura, robots asesinos, sobrepoblación, desastres, hambre, inundaciones,
guerras,
radioactividad, invasiones alienígenas, zombies y demás maravillas… que hacen que
deseemos que el futuro no llegue jamás.

El
punto medular es que el futuro se está haciendo hoy y poco o nada se hace por
no llegar a ese apocalíptico escenario. Al menos
hasta que Casey sigue la pista
que le da Athena (Cassidy) y llega hasta
Frank. Entonces surge esa coyuntura en la que todos podríamos caber (después de
todo, el tiempo y el espacio son lo suficientemente elásticos) si deseamos
cambiar las perspectivas de futuro/destrucción y cambiarlas por algo mucho más
feliz.


Contrariamente a la costumbre de
los lanzamientos de verano, Tomorrowland
no es parte de una serie (al menos hasta el momento) lo que le da una
singularidad entre los blockbusters de la temporada, pero que al mismo tiempo y
gracias a la factura de Disney, le provee de esa “cierta magia” que tienen las
piezas únicas.



La reunión de Casey y Frank va a
darse en medio de un ajetreado encuentro que pone en marcha el personaje adulto
de Frank y sirve de hilo conductor entre el presente, el pasado y lo que podría
ser el futuro y aunque es innegable el encanto que ejerce Clooney sobre la
cámara, la combinación con Robertson le deja a ella en las manos la energía
para empujar la película y despertar a Frank en muchos sentidos y hasta hacerle
reconciliarse con Athena.
(Cassidy) quien merecer una mención especial, porque
provee a su Athena de una gracia, misterio y vitalidad tan classy como letal.

Sea como sea el futuro y tenga la
forma o circunstancias que se puedan imaginar: dentro de un universo paralelo, sea
apocalíptico o esperanzador, lo único cierto es que nos espera cada vez más
cercano, y será lo que desde hoy hayamos hecho de él.
Director: Brad Bird
Reparto:
George Clooney, Hugh Laurie, Britt Robertson, Raffey Cassidy, Tim McGraw,
Kathryn Hahn, Keegan-Michael Key, Thomas Robinson, Pierce Gagnon, Chris Bauer
País: Estados Unidos
Año: 2015
Género: Ciencia ficción/ Aventura/Fantasía
Duración: 2 hr. 10 min
Clasificación:
Toda la familia, niños mayores de 6 años
Fecha
de estreno en México: Mayo 22
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