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Por Fabián Quezada León
¿De qué va?
Aproximadamente
40 años en el futuro, las cosas son un poco diferentes a lo que hasta ahora, asombrosamente,
llamamos lo común. Y para conducirnos a ese break histórico, la cinta comienza con
una réplica de los antiguos noticieros cinematográficos, donde se habla de la
fervorosa recepción que la humanidad le dio a la inteligencia artificial (que a
ciencia cierta es de lo poco acertado que tiene la película) el humano, flojo, atenido
y delirante de estar “#foreverentendencia”, recibe alborozado todo lo que pueda
presentarse como “Avant garde” y comienza a dejar que literal, la inteligencia artificial,
no simplemente haga todo el trabajo por él, sino que piense por él.
Hasta el
grado que (oups!) hay un error y Los Ángeles es borrada del mapa por un
bombardeo nuclear aparentemente liderado por la I.A.
Tras de este “errorcillo”, Estados Unidos desata una guerra sin cuartel contra la I.A. y trata de imponer al resto del mundo su política de “cero tolerancia a I.A.”.
Obviamente,
un conglomerado oriental conocido como “Nueva Asia” que reúne parte de territorio
de China, India y varios países de la costa (sí, Vietnam entre ellos) deciden
que los gringos se pueden ir al demonio. Ellos van a apoyar la equidad y
libertad de las vidas de las I.A. para convivir todos en armonía.
Nueva
Asia es como una especie de babel étnica y tecnológica, donde en el alabado
altar de las “teorías integracionistas” conviven campesinos con robots, cyborgs,
y simulantes que aunque tienen rostro humano, poseen un extraño agujero en la
nuca, soldados, guerrilleros y tecnología de punta unidos. Todos ellos son
felices mientras guerrean con el invasor norteamericano en una especie de “Revival
Vietnamita”
Estados
Unidos, evidentemente no se queda esperando y se manda hacer una especie de
nave militar/laboratorio/exterminador/residencia espacial y varios etc. A la
que denominan NOMAD (una prima hermana de la nave extraterrena presentada en Elysium
en el 2013) con la que mantienen el orden sobre el inocente territorio de Nueva
Asia, bombardeando a placer a la menor provocación.
En una
especie de resort tipo Fidji/Borabora/ Thailandia o por ahí, vive Joshua (John David
Washington) y su esposa Maya (Gemma Chan) que esperan su primer bebé.
La
cosa es que… Joshua no conoció a Maya por casualidades de “una bonita historia
romántica”, no, él fue enviado específicamente a conquistarla para llevar a
cabo un complicado plan de la defensa norteamericana, dar con “Nirmata” (“Creador”,
en Nepalí) una mítica figura, cuyo exterminio hará que la guerra contra las
máquinas termine con la victoria norteamericana.
Pero…
Joshua no puede terminar su misión. Además de que cae rendido de amor, un
inesperado ataque a su spot vacacional termina trágicamente, con la revelación
de los planes de Joshua a su azorada cónyuge y el pirotécnico exterminio de la
aldea de pescadores donde viven.
Pasan
5 años y volvemos a encontrar a Joshua, quien ha asumido que perdió a su esposa
y a su hijo no nacido, pero… las fuerzas militares encabezados por el general
Andrews (Ralph Ineson) y el coronel Howell (Allison Janney), tratan de convencerlo
para retomar la misión.
Él se niega, pero ellos le traen una noticia que lo “alentará
a colaborar”, en un holograma. Como él conoce tan bien el lugar, es el ideal
para acelerar las cosas y capturar/destruir una misteriosa arma que es “lo
máximo” de la tecnología de la inteligencia artificial.
Obvio, Joshua obsesionado con su pasado, acaba accediendo, solo para descubrir que removerlo nunca es bueno.
CUANDO NO ERES BUENO Y ADEMÁS NO ERES HUMANO
Vamos
a ver, no todo es tan desagradable como parece. “Resistencia” tiene algunas
cosas (pocas) que son dignas de mención positiva.
Como
ya podremos imaginar, el tema de las I.A. no es algo que pase desapercibido
actualmente. Y cada día aparecen más y más aplicaciones que todo el mundo corre
veloz a descargarse. Eso puede tener su lado macabro (ya lo demostraron los
escritores en huelga en Estados Unidos)
Gareth
Edwards, el escritor, director y dueño de la idea original es el mismo director
de Rogue One
Por lo tanto, mucha de la imaginería de esta película, digamos que rinde homenaje al mundo de Star Wars
Se
coloca a Estados Unidos como el villano intervencionista y despiadado que
tantas veces se nos ha mostrado en cintas referentes a uno de los grandes conflictos
bélicos que no logran todavía reafirmarse como una “victoria” para el inconsciente
colectivo norteamericano y, al parecer, (por influencias admitidas del propio
director) Norteamérica no aprendió lo suficiente: nos referimos a Vietnam.
Colocar
a Estados Unidos como el villano, de entrada, pierde fans en ese país (aunque
los ganará en Asia).
Otro punto destacable es que la película, aunque trata de ciencia ficción y logra obtener efectos y escenarios impactantes, usando la imaginación y el diseño de producción, lograron bastante, ya que se hizo, comparativamente, con muy poco presupuesto.
La mayoría de las veces hacen lucir cada centavo como oro puro, (algunas otras no tanto).
Pero
por desgracia, una película no es simplemente una serie de efectos y escenarios,
sin un sustento de un guion medianamente correcto, interesante o propositivo. Resistencia
se mezcla como si metiera a una licuadora
temas de tecnología, ciencia ficción, política, religiosidad, derechos, ética y
mil cosas mas sin acabar por optar por algo definido.
SANTAS INTELIGENCIAS
De
entrada, el tema a discutir es la promocionada prohibición estadounidense a las
formas de I.A., cuando todo el medio ambiente lo contradice. Desde el brazo y
pierna robótica de Joshua (made with proud in the U.S.A.) hasta toda la
tecnología armamentista que tienen a pasto, suficiente como para tener
sobrevolando esa colosal “Estrella de la Muerte alada” sobre el territorio de
Nueva Asia.
Entonces,
lo primero que habría que definir es que tan “en guerra” contra la las I.A.
puede estar, o si es simplemente que quieren intervenir de nuevo en esa parte
del mundo.
Edwards
divaga en un discurso que no acaba por afirmar nada, más que tratar de fomentar
un extraño sentimiento de empatía en una larga discusión en la disputa: Humano
V.S. Máquina, que se nos planteó en el cine desde prácticamente sus inicios con
"Metrópolis” y a la que aprendimos a temer con los delirios distópicos de “Terminator”
“A.I.”, “Blade Runner”, Aliens, District 9, combinado con el sentimiento que
tengamos de películas de guerra en Vietnam.
Sin
embargo, Edwards introduce ese esforzado sentimiento de “las máquinas quieren
nuestro bien”, al mismo tiempo que el coronel Howell, (el personaje de Janney) nos
receta un discurso de que las máquinas se ensañaron sádicamente en la tortura con
sus hijos… y todos hemos sabido de las “declaraciones” de la robot, “Sofía”, que
externó sin pena alguna que querría exterminar a la humanidad. ¿Y qué tal el “ChaosGPT”?
cuya única tarea, día y noche, es buscar las maneras de acabar a todos los
humanos.
Pero
Edwards, en ese aire de “integracionismo”, donde ya caben todos, ahora cobija a
las máquinas dotándolas de nobles sentimientos y hasta llanto almibarado, con
profundos deseos de libertad, llevándonos a niveles de: “aunque usted no lo
crea”, en el que los simulantes toman la siesta, dejando expuesto su botón de: “prendido/apagado”
… Ni siquiera los teléfonos inteligentes actuales duermen mientras se cargan… pero
bueno… licencias poéticas, que les llaman….
Es
un poco improbable que una tecnología, que buscara la perfección de las I.A.,
pasara por alto en esa “humanización” un “detalle: pequeñito, pequeñito
pero muy importantito”: el agujero en la nuca, del que jamás se nos explica por
qué está ahí. (con otras mil cosas más).
Tiene
el lindo detalle de hacer esa “especie de homenajes” a las sagas que se han
ocupado en el cine del tema de la existencia de los robots (como la escena en
la ciudad donde un espectacular invita a la gente a “donar su apariencia” y
apoyar a las A.I. (y a la vez es un guiño malvado a uno de los motivos por los
que los actores se unieron a la huelga de los escritores contra las I.A.)
El
encuentro de Joshua con Alphie (Voyles), es predecible desde el minuto uno de
la cinta y es evidente que pedir a un actor de rango limitado que dé la
diversidad de emociones que eso requiere, es un tanto mas osado que “demasiado”,
y el esfuerzo por presentarnos un desplazamiento sicológico del instinto paternal,
es dejado en los hombros de la linda niña que emula a un dalai lama en miniatura.
Una
vez que hemos perdido la perspectiva de quién es el “bueno” y quién es el “malo”,
las cosas se ponen un poco mas confusas al introducirse el elemento “Hallmark”,
diluido en idílicas escenas de romance playero en un paraíso y un tiempo
perdidos.
Pero
aún estamos lejos de terminar ese camino de Joshua y Alphie que, (como en todas
las demás cintas que lo requieren, usan al hombre rudo para que salve a alguien
en contra de las fuerzas descomunales que quieren asesinarlos y cuyo resultado
final eventualmente ya sabemos de memoria)
Solo que acá, Joshua y Alphie no están solos por completo, en un tercer acto lleno de clishés, después de fugarse de una persecución multitudinaria y llena de efectos, el par se refugia con Drew (Simpson) un viejo amigo de Joshua (de sus tiempos en la milicia, que ahora es una especie de ingeniero que trabaja en una fábrica de simulantes) Todo ello solamente para llenar las necesidades del formulismo: “sacrificio por amor”, que garantice conmover a algún sector del público, en el que se implique casualmente multitudes que corran y mueran y que sean parte de la armada/población de Nueva Asia, formada mayoritariamente por simulantes y campesinos arroceros, quienes van a convertirse de repente en sus improbables acompañantes.
MIRA; SE PARECE A….
Enclavada
en escenarios que podrían reciclarse para otra producción de la guerra de las
galaxias (estos sitios que parece que tienen una herencia étnica marcada que
hemos visto en cada una de las películas de esa saga) “Resistencia” pierde la esencia,
al no profundizar en la ética de la facción de la resistencia y nos da mucho
menos acerca de “Nirvata”, ese evasivo “dios creador” de la tecnología, que
maneja todo un continente.
Pero, lo que es un olvido notable, es que la trama centra su atención en el sentimentalismo de los recuerdos de un hombre que empezó una relación como un mandato, que mintió y que ahora trata de transferir sus sentimientos a Alphie y al que, se nos quiere hacer creer, que es capaz de barrer con medio mundo a cambio de dudosamente reencontrar al amor de su vida.
Pero
todo esto no alcanza la potencia necesaria y se queda en un “deberías de
empatizar con ellos porque…(inserta aquí tu respuesta)” y trata de librarla del
calibre lacrimógeno que puede provocar un niño o un perro en pantalla.
Mientras recapacitas si derramas lágrimas por esos personajes presentados de manera superficial, debes de olvidar a los miles que mueren calcinados y acribillados alrededor. Porque eso sí, explosiones sí hay.
Conclusión
Edwards se entusiasma con su propio relato y pierde de vista al espectador, al que se le bombardea con tantos conceptos que al fin termina por no entender nada. Monjes budistas robóticos, policías que pierden la cabeza (literal) y chocan unos contra otros, seres poderosos que pueden parar toda la energía de una ciudad (y del mundo) y que no pueden abrir una exclusa, afirmaciones contradictorias acerca de la vida, la trascendencia, el cielo, el alma…y unos brincos de tiempo bastante extraños de escena a escena, contra exterminaciones, bombardeos, misiles, robos de identidad y viajes a la luna. Suena como querer compactar en las interminables 2 horas y cuarto todas las corrientes filosóficas y batallas épicas de las galaxias. Sí, es difícil seguir la pista.
El
discurso político tampoco es afortunado, el inclusionismo está sobrepasado y
sobre valuado, ¿cuando ya no existen filias humanas protegibles, (genero, raza,
religiones, orientaciones sexuales, posición social y demás)… ¿a dónde se
recurre? Defendamos los derechos de… ¡las invenciones humanas! Que, aún
teniendo una génesis dentro del perverso cerebro humano y siendo programadas
por él, son puras, inocentes y pacificas. Dejando a los gringos y a los humanos
en general, como menos apreciables que una máquina. Bueno, sin duda, esta propaganda
levantará más de una ceja.
La
película no es en lo absoluto novedosa, hace y se vale de tantas referencias
que es imposible considerarla una pionera. Falla en la asertividad de un guion
que se refuerza con efectos y trucos, bien llevados a cabo, para producirla.
No logra ser suficiente la presencia de una niña dalai en la pantalla para sostener lo que la historia no dice, porque le falta centrarse.
Es tan extraña y humanamente vacía, que uno podría pensar fácilmente que fue completamente escrita por una inteligencia artificial.
La única reflexión valiosa es que: no hay forma de agradecer lo suficiente a escritores y actores por haber realizado una huelga en contra de las I.A. (al día de hoy ya casi finalizada por acuerdos).
Director: Gareth Edwards
Reparto: John David Washington ... Joshua
Madeleine Yuna Voyles ... Alphie
Gemma Chan ... Maya
Allison Janney ... Coronel Howell
Ken Watanabe ... Harun
Sturgill Simpson ... Drew
Amar Chadha-Patel ... Omni / Sek-on / Sergeant Bui
Marc Menchaca ... McBride
Robbie Tann ... Shipley
Ralph Ineson ... General Andrews
Michael Esper ... Capitán Cotton
Veronica Ngo ... Kami
Ian Verdun ... Daniels
Daniel Ray Rodriguez ... Hardwick
Rad Pereira ... Lambert
Syd Skidmore ... Bradbury
Karen Aldridge ... Dr. Thankey
Teerawat Mulvilai ... Boonmee
Guion: Gareth Edwards y Chris Weitz basados en una historia de Gareth Edwards
País: Estados Unidos
Año: 2023
Género: SciFi,
Duración: 2h 13 min
Clasificación: Mayores de 13
Dirección de fotografía: Greig Fraser, Oren Soffer
Diseño de producción: James Clyne
Diseño de vestuario: Jeremy Hanna
Musica: Hans Zimmer
Fecha de lanzamiento en México 29 de septiembre 2023