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Por: Fabián Quezada León
Han pasado 10 años desde que transcurriera el viaje de nuestro detective favorito, Hércules Poirot (Branagh) por el Nilo y, de manera voluntaria, se ha refugiado en Venecia en una especie “burn out de la fama” que ha concluido con un auto retiro, mismo que ha manejado con tanto rigor como su ordenada mente lo ha dictado.
Se ha hasta contratado un guardaespaldas italiano,
Vitale Portfoglio (Scamarcio), para mantener enérgicamente a raya a posibles
clientes o admiradores.
Es
la post guerra y Europa se comienza a recuperar de las heridas de la batalla.
Todo
parece marchar normal, hasta que Poirot recibe la visita de una vieja amiga, Ariadne
Oliver, que al parecer “amistosamente” lo invita a acompañarle a un antiguo palacio
Veneciano, la noche de Halloween, en el que se dará una sesión espiritista a
cargo de una “famosa médium”: Joyce Reynolds (Yeoh). La causa: una diva de la
ópera desea contactar con su hija quien “misteriosamente”, murió en un aparente
suicidio.
Lo más angustioso del caso no es la sesión en sí, ni la desesperada (y culposa) madre que quiere contactar a su hija muerta, sino que, se rumora que el Palacio esta embrujado desde hace siglos por los espíritus de varios niños que fueron dejados ahí encerrados en la era de la peste y que murieron horriblemente en su prisión.
Obvio es decir que ni Poirot, ni Ariadne se creen en lo más mínimo de las habladurías fantasmagóricas, ni los promocionados poderes psíquicos de Joyce.
Estando en la sesión, su mentecilla comienza a trabajar para desenmascarar los trucos de la misteriosa vidente. Sin imaginar siquiera que, en breves instantes, después de comenzada la charla al más allá, un horrible crimen se cometería. Basado en la novela Hallowe'en Party de Agatha Christie.
Sabemos que Kenneth, literal, admira fervientemente las historias de misterio, crimen y sabor de época, que Agatha Christie maneja con maestría en sus novelas.
Cacería
en Venecia es la tercera entrega de esta historia de amor entre Branagh y
Christie. En el que vuelve a jugar con los elementos del crimen, el misterio y
el drama, agregándoles un nuevo sabor: El horror
Kenneth Branagh lleva sirviéndonos de vocero de las magníficas historias de Thriller de Christie por un lapso de seis años. En los que la aventura se fue transformando en pasión y desde el “Expreso de Oriente”, o “Muerte en el Nilo”, El Poirot de Branagh, nos ha ido dando, entre el drama y el asesinato, varias ricas pinceladas de su genio y su carácter.
Cuando
llegamos a Venecia encontramos un nuevo punto de Hércules, el ufano detective
se ha vuelto huraño, y aunque han pasado los años, en su cabeza han permanecido
los fantasmas de lo que ha vivido.
Por ello era inevitable que ellos se manifestaran en un aspecto externo y ¿qué mejor que dentro de un lúgubre y muy húmedo palacio que está cayéndose ruinosamente? (y que se usa como un reflejo del estado anímico de Poirot).
¿Qué
ciudad podría prestarse mejor a esto que la misteriosa e intrincada Venecia? Perdido
en su soledad y cercado por un entorno acuático y misterioso, Poirot no ha echado
raíces como en tierra firme, simple y llanamente, flota indiferente
Ese exilio y clausura lo han matado, literalmente, en vida. La fuerza de los fantasmas ronda demasiado cerca de la superficie como para poderse hacer el sordo.
Un reflejo del pasado
Sin
embargo, una rebanada del pasado y la gloria, Ariadne, irrumpe (con la
estridencia del american way of life) en su pacífica vida y lo arrastra a
enfrentar en una noche de Halloween una casa embrujada, una dudosa médium y por
supuesto… algunos asesinatos.
Ariadne es una incorporación que debuta en Venecia y que merodeará en tramas sucesivas, probablemente. Nadie que de forma tan descarada corrompa la reclusión (y el aparente) y no por ello menos divertido “burn out” de un “famoso reticente” a la popularidad, y que aparte se ha hecho rica y famosa recreando la personalidad de Poirot para su beneficio, merece perderse en la noche de los tiempos. Y Fey posee todas las características que la pueden hacer subirse al barco.
Un nuevo elemento en la cabeza
La peculiaridad de Cacería en Venecia es que de una manera sencilla nos introduce en el caos en el que se ha convertido el ánimo de Hércules Poirot.
El
detective no ha perdido ni un centímetro de su capacidad deductiva y de análisis,
sin embargo, ahora pisa en otro terreno. El orgulloso Poirot, que de repente
podía ser hasta petulante, ahora enfrenta algo nuevo, el miedo.
Por
lo tanto, hace que esta cacería sea muy interesante, la duda y la fragilidad de
la mente se mueven sigilosas en el trasfondo, ¿puede eso hacer que Poirot
pierda su centro? Ya lo verás.
Otro dato interesante es que, contrariamente a las celebradas novelas de Christie, Hallowe’en Party (en la cual se basa la cinta) no fue tan exitosa en su momento, lo cual nos hace verla de una forma especial. De hecho, es la primera versión para cine que hay.
Lo
sobrenatural pudo ser la causa de que al publicarse no se le tomara como algo “real”
tal y cual habían sido las obras anteriores, sin embargo, eso le da un espíritu
diferente y definitivamente muy entretenido.
Sorpréndeme, Hércules
Al abrir
la psique de Hércules (solo un poquito) alcanza un nuevo escalón que combina la
extravagancia y el punto soberbio del Poirot creado por Branagh, con acentos
que invitan a esperar qué otros vistazos al interior podrá haber en la siguiente
entrega y con ello perfila a Cacería en Venecia encima de sus dos cintas predecesoras.
Hay algo en Poirot que no hemos descubierto y que nos inquieta, además de su
sagacidad para detectar el crimen.
Estructuralmente puede ser que deje con el sabor de boca de que nos hicieron falta algunos minutos de más y tal vez, solo tal vez, aumentar el nivel de escalofrío sobrenatural, porque las historias de niños fantasmas siempre, por alguna razón, son más espeluznantes. ¿Será porque ellos de verdad pueden ver gente muerta?
Cuéntamelo despacito
En esta economía de edición, se apresura el desenlace. De repente a algunos personajes les hace falta un cierre más deleitable para darles su tiempo. No quedarse como “a la mitad”.
Aunque
tal vez se deba a que el ritmo sobrenatural tomó su propia regla y decidió
correr a toda velocidad entre los húmedos pasillos de la casa.
Además de la fotografía, las actuaciones y la dirección de arte, es de celebrarse el guion en el que el intercambio entre los flashazos de humor ácido y los instantes de escalofrío, se ponen a enfrentarse con las dudas y sobresaltos del propio detective. La reticencia y la sagacidad jugando divertidas a asustarse.
Como
en otras obras de Christie, los asistentes a la sesión están interrelacionados entre
ellos y con un secreto de la muerte de la joven hija de la diva. Y como en
otras obras, también al suceder el asesinato de la noche, nadie puede entrar ni
salir del ámbito del crimen, quedando a merced de un asesino o asesinos, que
precisamente por el secreto que comparten, pueden potencialmente cobrarse con
la siguiente víctima.
La madre, una diva desesperada y culpable, Rowena (Reilly), o la ex novicia y cuidadora de la víctima; Olga (Cottin), el despreciado prometido de la joven Maxime (Allen) o el nervioso y frágil médico, Leslie (Dornan) a quien acompaña un inusitado guardián, su pequeño y casi escalofriante hijo: Leopold (Hill) que podría ser un niño normal o un receptáculo de los fantasmas que habitan el Palacio.
Háblale al fantasma
El
punto es que más allá de lo sobrenatural, los personajes que conforman la trama
todos tienen un halo de no estar parados con ambos pies en la vida o en la “otra
vida”, todos fluctúan en el espacio “entre vida y muerte”. De tal forma que lo
sobrenatural no es el fantasma del espejo, ni las almas en pena de los niños
muertos en la peste, sino los fantasmas que moran dentro de cada uno de los personajes.
La
culpa, la depresión (y la decepción), el amor no correspondido, la
vulnerabilidad y la equivocación, la creencia infundada, la ambición de una vida
mejor, o la apremiante responsabilidad a destiempo, la muerte irremediable de
un ser querido… Esos, vistos de frente, pueden asustar a cualquiera.
Cacería
en Venecia es una divertida muestra de la pasión de Branagh por la escritora de
novelas más leída, Agatha Christie. Con una colección de 66 historias y mas de
dos billones de ejemplares vendidos en el mundo.
El
estreno coincide con el aniversario del nacimiento de Agatha y realmente es una
manera de honrar a la reina del crimen, la mano maestra detrás de la pregunta: ¿quién
lo hizo? Que ahora, en parte gracias a Branagh, está siendo re descubierta por
las nuevas generaciones.
Cacería
en Venecia es oscura, divertida, y tiene un mar de esencia entre el crimen, el
thriller con unas gotas de terror y efectos de sonido que condimentan a la
perfección la cinematografía que divaga entre las mohosas paredes del Palazzo y
la marea de fantasmas acechantes que escapan de las cabezas de los
participantes en este carnaval de suspenso y crimen
Dirección:
Kenneth Branagh
Reparto:
Kenneth Branagh ... Hercule Poirot
Tina Fey ... Ariadne Oliver
Camille Cottin ... Olga Seminoff
Kelly Reilly ... Rowena Drake
Rowan Robinson ... Alicia Drake
Michelle Yeoh ... Mrs. Reynolds
Kyle Allen ... Maxime Gerard
Jamie Dornan ... Dr. Leslie Ferrier
Jude Hill ... Leopold Ferrier
Riccardo Scamarcio ... Vitale Portfoglio
Ali Khan ... Nicholas Holland
Emma
Laird ... Desdemona
Holland
País:
Estados Unidos, Reino Unido, Italia
Año:
2023
Género:
Crimen, Drama, Misterio, Terror
Duración:
1. Hr ,43 min
Clasificación:
mayores de 13 años
Guión:
Michael Green basado en la historia original de Agatha Christie
Fecha
de estreno en México: 15 de Septiembre 2023
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