Basada en una historia real que estremeciera Argentina a comienzos de los años 80. En la que los Puccio, una familia aparentemente normal compuesta por el padre; Arquímedes (Francella) Epifanía (Popovich) la madre, tres hijos varones Maguila (Cocchiarale), Alex (Lanzani) y Guillermo (Mazini) y dos mujeres: Silvia (Motta) y Adriana (Bengoechea) cordiales habitantes de un barrio tranquilo, en realidad eran un peligroso clan de delincuentes especializados en secuestro y asesinato. Al mismo tiempo la cinta denuncia los turbios manejos que se daban entre la policía y los criminales auspiciados por el clima de corrupción política imperante en el país.
Tratar un
asunto tan espinoso y que conmoviera la opinión pública de una manera tan
contundente, tan macabramente sobria, solo podía hacerlo Trapero a quien
habíamos conocido por “Carancho” y “Elefante Blanco”.
La tremenda historia de los Puccio es tan desorbitada que pareciera salida directamente de la enfebrecida mente de un escritor de novelas de crímenes; hay tanta perversión en su relato que es imposible no sentir correr escalofríos cuando uno se ve imbuido en la historia. Trapero tiene el gran acierto de convertir a uno de los actores argentinos más queridos en un ser aborrecible, desquiciado y manipulador.
Sin duda podemos decir que
Franchella está estupendo como este padre dominante, chantajista y
absolutamente psicópata que maneja a su familia como se le da la gana. Trapero
logra introducirnos a este sórdido mundo no solo de crímenes, sino de
corrupción policial, donde los significados de “desaparición” ejercidos en
tiempos de las dictaduras dejaron una
honda impronta en la sensibilidad del
pueblo argentino.
Es precisamente aprovechándose de ello, que el clan Puccio logra ejecutar sus golpes sin clemencia, ni represión alguna.
Y para contextualizarnos, al principio de la cinta se nos da información de lo que este clima de secuestros logró solidificar en Argentina durante gobiernos como el de Videla, al que se le atribuyen miles de “desapariciones”
El
camino por el cual Puccio llegó a ser quién fue no fue una coincidencia, él
mismo tenía un pasado como integrante de la inteligencia argentina y ese
conocimiento, decide aplicarlo poniendo como objetivo a sus ricos vecinos, a los
cuales él y su familia en ocasiones conocían personalmente, dado que en la
comunidad eran considerados una familia honorable y trabajadora y cuyos hijos
eran campeones de Rugby. De
alguna manera Trapero logra poner muy claro que “caras vemos… secuestradores no
sabemos”.
Lo tenebroso es que los Puccio usaban su propia casa como “casa de
seguridad” a donde llevaban a sus víctimas por las que pedían sendos rescates.
La
figura central del padre, absorbiendo todo el poder y sometiendo a la familia
entera a sus caprichos criminales, es el axis
mundi de la historia. Su
hijo Alejandro (Lanzani), una promesa del rugby, vive atrapado por los deseos
psicópatas de su padre y se convierte en su brazo derecho cuando el hermano
mayor sale del país.
Mucho más que contarnos la historia linealmente, Trapero nos da giros en el tiempo y el espacio como si nos balanceáramos en un trapecio sin saber de cierto si hay red de protección. Hasta dónde van a llegar los Puccio? Podremos descubrirlo? Hay alguna manera de escapar de esto?
Evidentemente Alex desea salir de este tenebroso juego y hasta ilusamente intenta hacerse una vida casándose con su novia Mónica (Koessel) pero la ley de la atracción que ejerce la dominante figura de su padre lo deja absolutamente a su merced.
El
caso del clan Puccio si bien fue un suceso en Argentina, fue poco conocido en
otros lugares del mundo, pero la manera de actuar de estos criminales no es
para nada desconocida en muchos países de Latinoamérica y desde luego en
México.
La
industria del secuestro ha dejado y seguirá dejando dinero sangriento a muchos
en nuestros países latinoamericanos.
Trapero no se detiene para mostrarnos lo “circunstancial” que puede ser verse víctima de una operación de este tipo; un encuentro casual, inocente, va a convertirse en un secuestro en cuanto la víctima muerda el anzuelo.
Y como toda cinta que se respete, El clan posee un cautivante y definitorio soundtrack en la que tenemos hasta “Im just A gigoló” de fondo mientras vemos escenas terribles.
Al
ir creciendo la historia crecen también las sorpresas y la incapacidad para
justificar el comportamiento de toda esta familia que podía transcurrir sus existencias
como si estuvieran dopados por completo y aunque al final de la cinta se nos
explica en el clásico letrero que fue de sus vidas, es absolutamente
inconcebible como los personajes se tratan de justificar ante nuestros atónitos
ojos tal y como lo hicieron los verdaderos miembros de este clan.
Pero aún así no podemos salir corriendo como lo hace el hijo menor, estamos condenados a seguir la mirada glacial de Arquímedes, que nos atrapa en este ambiente claustrofóbico en más de un sentido, como si fuera una celda de aislamiento; helada, sin esperanza y cada vez más pequeña; donde la música a todo volumen impide que nadie escuche ni razone.
Qué
fue lo que llevó a este padre a arrastrar a su familia tras de sí en una
espiral de crimen y dolor? Ambición?, soberbia?, corrupción? Maldad pura y vil?
Habrá sabido el costo que eso iba a traer sobre ellos mismos?
Al
final esas preguntas se respondan o no…y
pasarán a los misterios sin resolver de la historia del crimen mundial.
Dirección: Pablo Trapero.
Reparto: Guillermo Francella, Antonia
Bengoechea, Gastón Cocchiarale, Stefanía Koessl, Peter Lanzani, Lili Popovich, Giselle
Motta, Franco Masini
Países: Argentina y España.
Año: 2015.
Género: Drama
Duración: 110 min.
Clasificación: Mayores de 17
Fecha de Estreno en México: 17 de Noviembre
2015.
No hay comentarios:
Publicar un comentario