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Por: Fabián Quezada León
Cédric Klapisch, cuya dedicación a los detalles ha capturado la atención de miles de espectadores a lo largo del tiempo. Nos entrega su 14° cinta en la que recorre sus temas clásicos.
Producida en 2022, este largometraje acompaña a Élise una joven promesa del ballet clásico que tras una fuerte lesión descubre que no será capaz de bailar ballet nuevamente. Después de esta inesperada noticia la chica de apenas 26 años busca la manera de evitar un derrumbe personal; así, Élise encuentra en la danza contemporánea una nueva pasión y otro camino para seguir su vida.
Marion Barbeau, ha participado en videos como “Soleil Pâle” de Hania Rani (2020) y “Tendrement” de Oxmo Puccino (2020) eso le abrió las puertas para debutar como actriz con esta producción. Es acompañada por las actuaciones de Pïo Marmaï (I Kissed a Girl, 2015), François Civil (Amor a segunda vista, 2019) y el experimentado actor Denis Podalydès (El Código Da Vinci, 2006).
Élise (Marion Barbeau, en la vida real prima ballerina de la Ópera de París) es una joven y determinada bailarina de danza clásica. Cómo podemos ver desde el inicio su vida entera gira en torno a la danza. Es una bailarina precisa y en ascenso. Pero tras de descubrir a su novio en una infidelidad, la carga de la impresión hace que sufra un accidente en escena donde se le diagnostica que no podrá bailar más.
Élise no es de las que se dan por vencidas y tras de la noticia y la depresión decide sacudirse (literal) y darse una segunda oportunidad que va a ir a encontrar en un refugio en Bretaña.
KLAPISCH AL NATURAL
En su más reciente producción, el director de 61 años nos vuelve a llevar a uno de sus ámbitos preferidos: el paso de edad y la danza. Sin duda nos brinda una dirección cuidadosamente artística, los encuadres y fluidez del movimiento y la danza son todo un placer a los sentidos, la cámara coreografiada como un pas de deux transmite poderosamente la gracilidad y precisión de la danza, pero, la historia deja mucho que desear, en su primera parte al menos.
El drama de Elise se contrapone con situaciones a las que se quiere inyectar un humor que no apoya y que se desfasa de lo que le sucede, su frustración, lo precario de su destino y lo que va a hacer para recuperarse, su búsqueda de crecimiento y su empeño por no dejar su mundo de lado y resignarse a ser una espectadora.
De repente el guion deja de lado el eje y divaga en subtemas perdiendo tiempo.
UN REFUGIO EN BRETAÑA PLETÓRICO DE ARTISTAS
No es sino hasta que la chica se refugia en ese “albergue (y no es el Español) ” tan poco convencional en Bretaña, que comenzamos a ver una especie de documental dancístico pletórico de coreografías y sabor de la vida bohemia, que la película retoma un eje alrededor, ya no tanto sobre la protagonista, sino a los entretelones y convivencia sin tutú, ni glamour entre representantes de otro género de la danza a la que Elise no se había acercado y la que va a ser como su exorcismo para seguir expresándose.
En esta aventura Elise sigue los pasos de Sabrina (Souheila Yacoub) y Loïc (Pio Marmaï). Y en medio de cocina y arte, música y movimiento, que la vida al interior de los personajes comienza a exponerse de forma fluida.
Para ello el eje gravitacional es la fuerza de Josiane (Muriel Robin), que reúne en su entorno a las personalidades más variopintas, pero que son parte de este multicolor mundo del arte. Lo mismo a músicos que a bailarines, cocineros, y todo aquel que necesite de un poco de inspiración.
Josiane va a ser un resorte definitivo como esa especie de diosa-mecenas que facilita la creatividad y el crecimiento.
Y DE REPENTE CAMBIAMOS DE RITMO
Dentro de este campo de desarrollo de arte, lo esperado es: cambiar de ritmo.
La historia de Elise deja de ser el centro absoluto y lo que gira en torno a ella despide más fulgor. Malo para el papel de protagonista absoluta, bueno para diversificar la textura de la película y de un guion que difícilmente soportaría más. Entonces irrumpe la danza, libre y contemporánea, dejando que la revoltura emotiva y el crecimiento afloren transformando la recuperación de Elise y dándonos cuadros de danza espontáneos.
SE NECESITAN DOS PARA EL TANGO…
Pero en un experimento de sensibilización en cuanto más mejor. La espontaneidad y la fluidez permean el ambiente y se siente la relajación por el simple hecho de que se está a gusto en el ambiente.
Siguiendo los pasos de las coreografías de Hofesh Shechter, no solo Elise sino el espectador, se va exorcizando y liberando, fluyendo y deseando poder convivir en ese espacio donde la libertad se contagia. dejándonos en claro que el arte sigue y seguirá siendo una de las formas más efectivas para encarar en base a su acción creativa, liberadora y terapéutica cualquier estropicio vivencial (sí, incluidos los causados por causas como el aislamiento pandémico)
Director : Cédric Klapisch
Reparto : Alain Guillo, Alexia Giordano, Cédric Klapisch, Chloé Hoffmann, Damien Chapelle, Denis Podalydès, François Civil, Germain Louvet, Hofesh Shechter, Jade Phan-Gia, Léo Walk, Lou Oysel, Louis Lancien, Marilou Aussilloux, Marion Barbeau, Marion Gautier de Charnacé, Mathilde Warnier, Mehdi Baki, Muriel Robin, Muriel Zusperreguy, Olivier Broche, Pio Marmaï, Robinson Cassarino, Souheila Yacoub, Stéphane Debac, Zinedine Soualem
País: Francia, Bélgica
Año: 2022
Género: Comedia
Duración: 118 minutos
Clasificación: B15
Guion : Cédric Klapisch, Santiago Amigorena
Fotografia: Alexis Kavyrchine
Estreno en México: Consulta cartelera del 26° Tour de cine Francés
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