jueves, 4 de marzo de 2010

HADEWIJCH, ENTRE LA FE Y LA PASIÓN (HADEWIJCH): AMOR DESMEDIDO HACIA DIOS.





Por Julia Elena Melche.
“El mal habita en nosotros, pero podemos convertirlo en bien y así alcanzar la gracia. Quería mostrar la belleza de ese amor puro por Dios que es una verdadera maravilla, pero también advertir cómo esa maravilla puede llevarnos a lo peor”, afirma el destacado realizador francés Bruno Dumont acerca de su reciente filme, donde la joven novicia Hadewijch (Julie Sokolowski), alberga un desmedido fervor y un amor apasionado hacia Dios y sólo desea la comunión física con Cristo para convertirse en su “esposa”. Cuando la madre superiora ve a la chica entregada a una fe ciega, ordena que se retire del convento y regrese a la sociedad para que pueda encontrarse a sí misma, y con ello demuestre la solidez de su fe y llegue a vencer su fanatismo.

Dumont, un cineasta que desprecia lo religioso y al clero, considera a Dios una figura poética, algo misterioso atado a lo sagrado que existe en el ser humano. “No creo en Dios, pues cuando se está en el cine creo en lo que necesito ver y creer. Dios es poesía verdadera o falsa”, dice el director, de ahí su interés por realizar esta cinta, que está basada en los hermosos textos místicos de la poeta Hadewijch, de Amberes, nombre que adopta la protagonista como tributo a la poetisa de la Edad Media. Considerada la beguina más famosa (mujeres religiosas de alta espiritualidad que dedicaron su vida a la defensa de los desamparados y a una brillante labor intelectual), Hadewijch valora el amor humano, pero el verdadero es el que le inspira Cristo, el amante perfecto, el amante ausente.

Con base en esto, Dumont manufactura un profundo análisis sobre el amor cuando se torna desmedido y delirante, incluso en la religión, cuando se llega a convertir en algo violento que puede llevar a actos de odio, destrucción y desprecio. Por esto, la protagonista martiriza su cuerpo, se aísla de todo contacto humano y sólo desea morir para entregarse a Dios con la intención de volver a nacer.

El nombre real de Hadewijch es Céline, hija de un alto funcionario del gobierno galo. Cuando regresa al mundo exterior, conoce a Yassine (Yassine Salihine), un joven musulmán de origen árabe a quien invita a cenar a su casa, ante el disgusto de su reservada madre y la indiferencia de su padre. Al entrar en contacto con Nassir (Karl Sarafidis) el hermano de Yassine y líder de un grupo islámico, Céline abandona el mundo burgués de su familia y viaja con este a una zona de guerra, identificándose con los jóvenes por su amor obsesivo hacia Dios. Para Nassir la fe se prueba a través de la acción armada. Si se tiene fe, se debe actuar y continuar el trabajo del Creador, comenta Nassir a la joven. Sus palabras la motivarán para luchar como soldado del ejército de Dios por senderos peligrosos, entre el estado de gracia y la locura.

Más que la crónica de un conflicto social, se trata de una historia de amor y una búsqueda de los orígenes de la violencia. El realizador de La vida de Jesús, La humanidad y 29 palmas, regresa a sus personajes complejos que buscan desesperadamente su propósito en la vida mediante una interesante reflexión sobre el misticismo y el fanatismo religiosos enfocados al activismo político.

Cinta polémica, de enorme belleza visual y con grandes contenidos metafísicos, obtuvo el Premio Especial de la Crítica en el Festival de Toronto 2009 y solamente se exhibe en Cinépolis Perisur y la Cineteca Nacional.

Dirección: Bruno Dumont.
Reparto: Julie Sokolowski, Yassine Salihine, David Dewaele, Karl Sarafidis y Henri Cretel.
País: Francia.
Año: 2009.
Género: Drama.
Duración: 120 minutos.
Clasificación: Adultos únicamente.
Fecha de estreno en México: Marzo 5 de 2010.

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