jueves, 12 de marzo de 2015

CHAPPIE (CHAPPIE)



Por: Fabián Quezada León

Estamos en este futuro inmediato entre la globalización y el sincretismo y el apartheid y la segregación que parece ser... ya!
Como la sociedad y la tecnología han evolucionado (al par de la delincuencia) se hace menester proveer a la ciudadanía de Johannesburgo de una nueva policía robotizada. Estos robots son llamados Scouts. Todo va muy bien hasta que a Deon Wilson (Patel) un joven científico, se le ocurre dar el siguiente paso y crear un chip con “demasiadas” características humanas para implantarlo a un Scout. 
El resultado es Chappie; este robot, que es prácticamente como un niño, deberá enfrentarse a un rudo aprendizaje de lo que el mundo “a la manera humana” es y sobre todo, a los celos xenófobos de Vincent Moore (Jackman)  un ex militar que ahora también diseña robots policía.  Hasta que  finalmente Chappie deba  poder poner a prueba todos sus “valores”, cuando comprenda que no todo es del color del que se mira.

Una vez más Blomkamp nos vuelve a hacer circular en el mundo de la tecnología, los no humanos y la convivencia entre diversas especies “inteligentes”. El cineasta ha mostrado su marcada influencia por desnudar estos temas en sus películas anteriores: Distrito 9, Elysium y ahora le toca a Chappie.
Evidentemente es una cinta que se puede leer en diversos niveles y tiene una seria preocupación y buena intención de ser comprendida lo más ampliamente posible.
Chappie no es nada mas un “lindo robotito”, sino la materialización de otras muchas inquietudes; para mostrar como un ser puro (como lo sería un niño) puede ser conducido por diversos caminos para hacer de él un héroe o un criminal, dependiendo de su entorno o de las múltiples situaciones por las que atraviese y cómo logre resolverlas; es decir, qué aprendizaje reciba de ello.
Cuando Deon inserta en un scout de desecho el programa que contiene la inteligencia artificial y crea a Chappie, surgen los primeros planteamientos que llaman la atención.
¿Es un ser inteligente autónomo que deberá aprender y desarrollar sentimientos y valores para crear su propia conciencia más que ser solamente un inerte heredero de las conceptualizaciones de su “creador”? o no?
Para desgracia de Deon, Ninja (Ninja) Yolandi (Yo-Landi Visser) y Amerika (Cantillo) secuestran a Chappie y prácticamente lo obligan, mediante engaños, a convertirse en un aprendiz de criminal que los apoya en sus fechorías.
Entonces Chappie comienza una breve pero sustanciosa carrera en el lado oscuro. (cubierto de simbología rapera y mucho blin bling)
En la compañía que fabrica todos estos scouts para uso de la policía donde trabaja Dean, donde sufre el bullying de parte de Moore y donde su jefa es Michelle Bradley (nada más y nada menos que  Weaver) las cosas no pueden ir peor; Moore se ha dado cuenta de que Dean sustrajo el chip  inteligente y lo insertó en un robot. Lo que hace que Moore comience una guerra/cacería contra Dean y Chappie.
En este punto de la historia hay demasiados cabos abiertos y demasiadas preocupaciones para mostrar de parte del director: La discriminación, los puntos éticos sobre la tecnología, la toma de conciencia, y demás issues sociales, demasiados como para poder sostener la película y al parecer, para resolver, se comienza un tour de force para plantar, como sea, sentencias y/o hacer denuncias o simplemente, tratar de conservar el hilo narrativo a nivel de los arcos del guión. Pero los hilos de tantos conflictos centrados en un cuento de ciencia ficción se enredan y no se resuelven en buen puerto. 
Vamos a ver, el punto es que todo este argumento de la vida del hombre y su conceptualización/interacción de lo que es o no inteligente, humano o éticamente discutible, lo hemos visto ya antes en múltiples tramas de ciencia ficción; desde los albores del cine; nada más y nada menos que en “Metrópolis” o el Golem hasta, pasando por infinitud de producciones, llegar a cintas como Yo Robot, La Isla, Blade Runner, y tantísimas más.
En Chappie los tratamientos ético/sociales comienzan alrededor de los post punks, medio yonquies que son los secuestradores de Chappie; quienes por las circunstancias van a transformarse en algo así como una referencia familiar para el androide y Deon de “creador” pasa a alguien que no hace absolutamente nada por rescatar a su “creatura” de ese hoyo funkie en el que lo ha abandonado y al cual, de una manera inexplicable, regresa una y otra vez sin problema para ver como su creación es “pervertida”.
Por el otro lado, la preocupación racista, xenofóbica, socialmente responsable o como se le quiera denominar (que es un punto válido de la trama) no alcanza a cuajar; dejar solo la introducción no significa hacer una declaración; así que queda fija con alfileres en el sustrato de la película.
Jackman hace su papel de científico forzudo y de mal carácter como si fuera un remanente de un lobezno muy torcido, que hubiera sufrido un lavado de cerebro sobre lo que significaría ser un mutante (aunque no deja de ser irónico verle en esta posición)
En medio de todo este ajetreo, los collares de bling bling y los extraños “padres” de Chappie, se asoman las preguntas sobre los elementos de lo que significa ser humano (una pregunta de la que hay tela marinera de la cual cortar) pero desgraciadamente no se consolida la idea y se dejan las lecturas tan abiertas que no cualquiera podrá detenerse a leerlas todas, la película no hace fácil eso, porque le falta cerrar con firmeza para poder pasar de, únicamente ver lo más evidente, a desenmarañar reflexiones éticas sobre la conciencia y el cómo aceptará la humanidad, que no ha logrado aceptarse a sí misma, a otras formas diversas de inteligencia.
Dirección: Neill Blomkamp.
Reparto: Sharlto Copley, Hugh Jackman, Dev Patel, Sigourney Weaver.
País: USA.
Año: 2015.
Género: Ciencia-ficción.
Duración: 120 Min
Clasificación: Mayores de 13 violencia, secuencias de acción extrema.
Fecha de estreno en México: 12 de Marzo

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