Durante
la década de los 90’s, la música vive el desarrollo de varios géneros de gran
popularidad que se agrupan en torno a la escena electrónica, los movimientos
surgen y se mueven a gran velocidad y toman cada uno sus características
propias. Específicamente, en la activa vida musical de París, explosiona lo que
algunos denominan el “French Touch”
cuyos exponentes más celebres fueron Daft Punk y Dimitri de París entre otros.
En torno
a este sonido conocemos la historia de Paul (de Givry), un joven parisino estudiante de literatura que se hace Dj y quien en conjunto con Stan (Conzelmann),
uno de sus amigos, crea un dúo de música garge llamado Cheers.
La cinta relata un periodo de más de veinte años en los que, a la vez que el desarrollo de la corriente musical, se ve como la vida de Paul y sus allegados, inmersos en el ambiente Parisino, viven, sufren, logran éxitos, fracasan y sobreviven; dando un claro retrato de esta generación noventera que vibraba al ritmo de la música electrónica. Todo eso aderezado con uno de los mejores soundtracks electrónicos del año.
Inspirada
por las vivencias de su hermano Sven, Hansen-Løve co escribe y dirige este
retrato acucioso y perfectamente armonizado de toda una época generacional situándose
principalmente en París, uno de los polos musicales de más alta creatividad en Europa.
Guiados
por Paul, vemos como el movimiento electrónico se desarrolla alcanzando su
cúspide y luego como se va transformando.
Ser Dj
fue el sueño de muchos adolescentes en esa época y Paul es un modelo perfecto de
cómo las ambiciones y las tentaciones
del ambiente de la música permean en todo. Desde los comienzos de su sueño
electrónico Paul va caminando con su grupo, vemos sus relaciones amorosas, y su
empeño en ser como su banda favorita.
El telón de fondo donde sucede la vida en los 90’s se ve inmerso en este ritmo de vibraciones y ecos intoxicantes, pintando con su tono específico el desarrollo de esta generación de grandes desarrollos tecnológicos, de muchos sueños truncados, de economías volátiles, de acciones vertiginosas y drogas de diseño.
Paul es
nuestros ojos y sentidos que se empapan en la escena musical noventera, para darnos una visión íntima de sus
reacciones, sus ambiciones y su modo de contemplar el mundo desde la plataforma
de Dj, mientras el público baila al ritmo que él mande.
En los 90’s
el mundo estaba fabricando una juventud diferente y al meternos tan dentro la podemos
ver de tú a tú. Alrededor de Paul se tejen las historias de sus amigos que son
un muestrario de esa fauna urbana noventera; desde Cyril, (Kolinka) un
ilustrador depresivo, el casanova Arnaud (Macaigne) y las respectivas novias,
amantes y compañeras de noche de todos ellos; desde una depresiva y agresiva
Louise (Etienne) hasta una chica norteamericana que Paul considera “el amor de
su vida” y que finalmente se aleja de él sin despedirse.
La experiencia de Edén es el free pass para acercarse y entender, no solamente la música o lo que ella representa en ese tiempo histórico, sino toda una postura que va a incidir en la ideología de la sociedad actual.
No
importa si como público se fue, o no, adepto a esta música. La experiencia de Eden será sumamente enriquecedora.
Hace un
tiempo se decía que para entender la historia, los acontecimientos debían pasar
cierto tiempo de distancia para poder acceder al juicio histórico, y lo singular es que esa circunstancia se ha
visto abolida, devorada por la velocidad en la que la tecnología y la misma
sociedad está viviendo. Por ello, el planteamiento de la cinta nos deja con
grandes preguntas acerca de quiénes y cómo fueron esos adolescentes de los 90’s
y cuál ha sido su transformación y su peso en la compleja sociedad actual.
La visión de Hansen-Løve es de una sutil complicidad, muestra la vida, comparte los sueños y los fracasos, las noches de sexo y juerga sin juzgar en ningún momento, ni encariñarse demasiado a los personajes; como si fuera una reacción “aletargada” propia de un adolescente del milenio… y para enmarcar coloca un excelente soundtrack de fondo, construído primordialmente en la afición de Paul por la música garaje. (movimiento surgido en Estados Unidos) y los escenarios de las fiestas rave, donde desde el subsuelo, o los sitios más extravagantes para hacer una fiesta se generaron y conjuntamente con ellos, los movimientos fueron ascendiendo hasta tocar las alturas. Lo más interesante es ver dentro de este desarrollo como las diversas corrientes conviven, se fusionan, se separan, se influyen, en la lucha por sobrevivir a la avalancha musical… una especie de materializar los famosos “signos de los tiempos” cuya aceleración no deja casi respirar.
Mucho más
que ser una historia de vida, pasión y muerte de un Dj, se inunda de ese
sentido de “fin de milenio” donde hubo sueños de muchos que no llegaron a ningún lado, (No todos se volvieron Daft Punk
ciertamente, como se menciona en la película) donde hubo pasiones que devinieron en
costumbres, deberes y vicios que no llevaron más que a un camino sin salida. Sin
que trate de sonar aleccionador, ni haga una apología; Edén se desliza entre
los ecos electrónicos y los sueños difusos de una generación que se resistió al
cambio y un día se encontró repentinamente adulta. Se puede hacer lo que se ama
y vivir de ello a través de los años? O debe llegar el día de un nuevo
comienzo? Tal vez, junto con Paul, lo descubramos al final.
Reparto: Félix De Givry, Pauline Etienne, Vincent
Macaigne, Greta Gerwig, Golshifteh Farahani, Hugo Conzelman, Roman Kolinka.
País: Francia.
Año: 2014.
Género: Comedia dramática.
Duración: 131 min.
Clasificación: Mayores de
18; Situaciones sexuales, desnudos, uso y consumo de drogas
Fecha de estreno en México: 7 de Agosto de 2015.
EDEN SE EXHIBE EN CINEPOLIS Y EN CINETECA NACIONAL.
PARA MAYOR INFORMACION, CONSULTAR:
www.cinepolis.com.mx
www.cinetecanacional.net
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