Por Julia Elena Melche.
El club,
ejemplo de un cine chileno de gran vitalidad e interesado en retratar la
realidad política y social del país, representa el quinto largometraje del
realizador Pablo Larrain, nacido en Santiago, con magníficos filmes sobre la
dictadura de Augusto Pinochet; Tony Manero, Post mortem y No,
quien ahora indaga en temas delicados y complejos como son los crímenes
perpetrados por sacerdotes católicos y el encubrimiento de la Iglesia.
En una apasionante mezcla de drama y thriller, El club
describe la vida de un grupo de curas católicos que han cometido distintos
crímenes y a quienes la iglesia ha aislado y protegido en una casa de un remoto
pueblo en la costa de Chile. Son atendidos por una mujer, en realidad una
monja, y sus rutinas diarias consisten en rezar, celebrar la misa a mediodía,
cantar y tomar sus alimentos.
También se entretienen en el entrenamiento de un
galgo al que llevan a competir en carreras, en las que apuestan dinero. Sus pacíficas
existencias se verán alteradas con el arribo de un nuevo sacerdote quien
atormentado, luego se suicida, y con
otro religioso que llega para investigar los hechos y con la intención de
cerrar la casa.
El club, sin duda el trabajo más radical y audaz en todos los
sentidos del director, muestra a unos siervos de Dios, convertidos en monstruos
que abusaron de su poder para perpetrar pederastia y robo y tráfico de niños
recién nacidos, quienes permanecen impunes bajo el manto santo de la jerarquía
católica. Personajes deleznables y
arrogantes que dejan ver su personalidad
atormentada, sus demonios internos, pero que no asumen la gravedad y las
consecuencias de sus actos, ni mucho menos albergan sentimientos de culpa.
Gracias a la inmejorable labor del fotógrafo Sergio Armstrong,
habitual colaborador del cineasta, el filme adquiere atmósferas claustrofóbicas
y asfixiantes, con base en penumbrosos tonos azulados y grisáceos para
contribuir al discurso inquietante y de podredumbre de la cinta. A todo esto
hay que agregar la acertada utilización de planos frontales de los curas
hablando de su pasado, como si fuese un interrogatorio policial o una confesión
directa al espectador.
Larrain comenta que la película está inspirada en su propia
crianza católica. En los colegios donde realizó sus estudios, conoció a varios
colectivos de sacerdotes: unos santos, otros delincuentes en mitad de procesos
judiciales y unos terceros que nadie sabe dónde están porque la Iglesia
Católica se ha encargado de esconder.
La génesis de su filme se remonta hace cinco años, cuando
observó la foto de una casa idílica en Alemania con un impecable jardín, vistas
armoniosas y un ambiente de paz y de felicidad. Con gran sorpresa descubrió que
el propietario era un antiguo cura chileno con un pasado de inculpaciones
pedófilas, pero a pesar de todo, disfrutaba en la mayor tranquilidad y sin
recibir castigo alguno. El hecho lo motivó para llevar a cabo una puesta
teatral, un monólogo de una hora titulado “Exceso”, sobre los diferentes tipos
de abusos sexuales de sacerdotes católicos, y lo adaptó para el guión de su
cinta en tres semanas.
Emparentada con La mala educación de Pedro
Almodóvar, La duda de John Patrick, Obediencia Perfecta de Luis Urquiza
y con los reveladores documentales Agnus Dei, Cordero de Dios de la
realizadora mexicana Alejandra Sánchez, Líbranos del mal de Amy Berg, y Mea
Máxima culpa: silencio en la casa de Dios de Alex Gibney, se trata de una
película punzante, con toques de humor irónico, notables interpretaciones y moralmente perturbadora, que
incomodará sin duda a las conciencias por su abierto discurso anticlerical, que
revela sin piedad las contradicciones de la Iglesia Católica, retratada como
una institución putrefacta que acoge a
sus miembros para luego destruirlos y abandonarlos.
Premios y festivales
En 2015 mereció el Oso de Plata-Gran Premio del Jurado en el Festival Internacional
de Cine de Berlín, Alemania. El Premio a Mejor Película en el festival Austin
Fantastic de Estados Unidos. Se exhibió en la Selección oficial del Festival
Internacional de Cine de Chicago, Estados Unidos. Y recibió 9 nominaciones,
incluyendo Mejor Película y Director, en los Premios Fénix.
EL DIRECTOR. |
Dirección: Pablo Larraín.
Guión: Guillermo Calderón, Daniel Villalobos y Pablo
Larraín.
Reparto: Marcelo Alonso (padre García), Antonia Zegers
(hermana Mónica), Alfredo Castro (padre Vidal), Jaime Vadell (padre Silva),
Alejandro Goic (padre Ortega), Alejandro Sieveking (padre Ramírez), Roberto
Farías (Sandokán).
País: Chile.
Año: 2015.
Género: Drama/thriller.
Duración: 98 minutos.
EL CLUB SE EXHIBE EN EL MARCO DE LA 59 MUESTRA INTERNACIONAL
DE CINE DEL JUEVES 12 AL MARTES 17 DE NOVIEMBRE DE 2015 EN CINETECA NACIONAL Y
DEL VIERNES 20 AL MARTES 24 DE NOVIEMBRE EN EL CIRCUITO CINÉPOLIS.
PARA MAYOR INFORMACIÓN, CONSULTAR:
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