jueves, 26 de noviembre de 2015

VICTOR FRANKENSTEIN (VICTOR FRANKENSTEIN)



Por Fabián Quezada León

El mito creado por Mary Shelley hace 200 años es puesto de nuevo en escena con algunas “licencias literarias” al calce.
En esta ocasión Igor (Radcliffe) tras de ser “rescatado” de una situación se transforma en amigo/protegido/asistente y confidente de un oligofrénico Dr. Frankenstein (McAvoy) quien está más que entusiasta por protagonizar el peligroso juego de crear un ser a su  “imagen y semejanza” sacándolo de varios retazos de cadáveres.

La re invención de los mitos (especialmente los de terror) ha sido una tarea recorrida una y otra vez en lo que va del siglo XXI dando un mensaje ambivalente entre el gusto por el regreso al pasado, tipo “vintage” y al mismo tiempo evidenciando una, tal vez preocupante, falta de creatividad para inventar nuevos mitos de gran fuerza popular, nuevas historias que puedan sobrevivir a los tiempos transformándose en los pilares de lo que dentro de uno o dos siglos, se considere una figura icónica fundamental, surgida en el siglo XXI, cuando se hable de estos monstruos  que resumen las características del humano y la bestia como hasta ahora lo han sido los vampiros, hombres lobo, zombies y demás parentela.
Por eso sería  necesario el surgimiento de una nueva mitología, con creaturas que para causar terror, no tengan que ser precisamente asesinos psicópatas, terroristas inhumanos o el siempre favorecido demonio salido del averno.

La figura del monstruo ha logrado pervivir, entre otras cosas, porque en el fondo todos tienen una historia detrás; una maldición contra la que deben luchar que desafía los límites de lo monstruoso y lo humano, al fin son almas en desgracia, no una simple compulsividad criminal irrefrenable, ni bipolaridad exacerbada.
El monstruo está mucho más cercano a las debilidades humanas comunes, por eso ha convivido por tanto tiempo con la sociedad como esa velada amenaza que reside dentro de cada uno, que es capaz de hacerle pasar de humano, a una criatura terroríficamente irreconocible.

En el caso de Frankenstein, los hilos de la trama suturan íntimamente al científico loco con su creación.
El ansia de poder manejar la vida y la muerte, la prohibida ambición de ser dios, pues al considerar que se ha alcanzado la divinidad el resultado es escalofriante. Recuperar la vida para patéticamente ser un engendro, un amasijo de tejidos y fluidos de diversas procedecencias que se mueve, pero que no es consciente de su ser y del que se podría seriamente cuestionar si está de verdad “vivo”.

De esta manera, esta cinta, que no sigue precisamente al pie de la letra la “vida original”, que sería  la historia de Shelley, se ve intervenida a si misma de la manera en la que Igor y Victor manipulan los cuerpos para formar algo; lo fascinante y peligroso de ello es que el fruto de esta intervención es un mestizo, que de un momento a otro puede resultar en un fallido experimento por resucitar lo irresucitable.

La historia de “Frankenstein o El moderno Prometeo” posee una característica controvertida: al mismo tiempo de que está situado históricamente en una época cercana a la revolución industrial y contextualmente eso le arropa para introducir las pretensiones del joven Victor Frankenstein de revolucionar la vida, este mismo ambiente victoriano también es un freno por su estricta reglamentación social y de pensamiento.

En este film Paul McGuigan crea un trabajo semejante al de Victor Frankenstein, posee partes buenas y partes malas, la ambientación, la cinematografía y la música son buenas, pero el guión de Max Landis es deficiente, la historia se llena de tramas, como si en un arrebato de egolatría Frankensteiniana, hubiera más que decir que tiempo para hacerlo y no logra la profundidad necesaria en los arcos de sus personajes.
Lo que si queda patente es que la película  se mantiene a flote por la presencia del team McAvoy-Radcliffe,  es evidente que el elemento más valioso de la cinta es algo que no formaba parte del guion;  su “bromance

En esta idea de manufacturar un sujeto y una historia  que pueda “revivir”  se dan cargas de secuencias de acción y se dejan correr los suficientes fluidos y componentes orgánicos, un pre-monstruo se introduce y hasta se intenta crear una historia de amor entre Lorelei (Brown Findlay) e Igor,  pero por atender sub tramas se desatiende la idea central, la creación de la creatura y el triunfal momento del “está vivo” que se postergan para luego resolverse apresuradamente y correr hacia una conclusión de nueva apertura de más posibilidades.
Al final el resultado conjunto comienza a parecerse más a una criatura mal zurcida que a un representante hecho y derecho del cine de monstruos. ¿Qué probabilidad habrá de que Victor pueda gritar nuevamente “está vivo!”?

Director: Paul McGuigan
Reparto: Daniel Radcliffe, James McAvoy, Jessica Brown Findlay, Andrew Scott, Freddie Fox, Charles Dance, Daniel Mays, Callum Turner, Bronson Webb, Robin Pearce, Alistair Petrie, Spencer Wilding, Guillaume Delaunay
País: Estados Unidos
Año: 2015
Género: Horror, Ciencia Ficción
Duración: 110 min
Clasificación: Mayores de 13
Fecha de estreno en México: 27 de Noviembre

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