sábado, 3 de septiembre de 2016

UN JUEGO SIN REGLAS (NERVE)




Por Fabián Quezada León



Vee (Roberts) es una chica de preparatoria que sencillamente pasa desapercibida. No en cambio su mejor amiga, Sydney (Meade), quien es una ferviente adoradora de ser popular al costo que sea. Con serios problemas de auto estima, Vee responde a un reto de Syd desafiándola a entrar a jugar “Nerve” el nuevo juego en app en tiempo real  que prácticamente está siendo jugado por todos los adolescentes de Nueva York. Determinada a demostrarle a su amiga de lo que es capaz, Vee ingresa al juego. Lejos está de imaginar las consecuencias que esa aparentemente inocente acción va a traer para ella y los que la rodean.



Cualquiera que hace algunos años hubiera imaginado a una sociedad moderna difícilmente podría haber descrito con precisión la alienación que vivimos hoy en día, sujetos a nuestros cada vez más “inteligentes recursos de comunicación electrónica”, celulares, tabletas y demás elementos.

Así mismo se antoja propio de una novela de Asimov el poder contemplar por la calle a personas que, enfrascadas en sus propias conversaciones vía celular  no miran ni por donde van, (ni siquiera vamos a mencionar a los que juegan pokemon go)

"Nerve" es la exaltación de todos estos síntomas de la postmodernidad agonizante, fijado como un juego en la mente de sus fans;  la fascinación contemporánea a ser conocido, famoso, amado, es llevada al extremo. 
Las redes sociales de todo tipo generan eficientemente  esa fe irredenta en la vida de celebridad que todos anhelan desplegando en varias plataformas las más oscuras y recónditas intimidades o los más inútiles momentos de la vida privada de cada día. Un hábito realizado cotidianamente con mayor desesperación en cuanto más lejano se encuentre el sujeto a las rutilantes luces del centro de la acción en la cadena de la fama.  Es la imperante moda del delirio profundo y feroz por ser expuestos sin restricciones, en todos esos múltiples aparadores mundiales de la privacidad.

Hoy por hoy, nada es tan cool como ser absolutamente público, ceder la intimidad a (cuantos más mejor) millones de followers, a los que se prodiga absolutamente todo, manteniéndolos, eso sí, justo en el límite. Hecho que se va transgrediendo un poco más cada día para perennemente excitar al máximo su morbo y su apetito de "ver" más…

Si además de todas esas bondades agregamos recompensas económicas  y se anuncia que la plataforma del juego tiene la regla de mantenerle como algo secreto a los ojos de la autoridad, cualquiera que esta sea, en caso contrario se  deberán pagar serias y dolorosas consecuencias. Con todo esto, el efecto seductor es irresistible para los adolescentes.  

Al entrar a "Nerve" (como al aceptar cualquier aplicación como lo hacemos a diario) para que esta funcione, avisa que tendrá acceso a diversas áreas de la información personal de cada usuario. La cuestión es que, se sospecha, no siempre "sólo lo que anuncian que va a ser de su conocimiento" es a lo que se restringen. De esa manera, cosas importantes o fatuas, pasan a ser parte del “expediente” que se abre prácticamente desnudándonos ante la red.

Cuando Vee acepta participar, autoriza este trámite y a partir de ahí comienza a ser contactada para darle las instrucciones de cada uno de los retos, los cuales la irán colocando en un escalafón ascendente gracias a sus followers para situarse entre las líderes de los concursantes. Conforme su nivel aumente, obvio, los desafíos serán más peligrosos y audaces.

Algo reticente al principio, Vee tras de su primer reto (Besar a un desconocido en un restaurant) conoce a Ian (Franco) un chico misterioso que pronto descubre que también es participante del juego. Su unión sube los ratings y los observadores demandan que sigan juntos lo que queda de la noche. 
Toda la acción principal transcurre esa misma noche en medio de una Nueva York, que insomne y excitada sigue a los competidores, en cada reto, en varias plataformas. 
De ahí vamos a los siguientes desafíos: colarse en la boutique de Bergdorf Goodman, conducir de 0 a 100 en una moto o atravesar por una escalera de aluminio.
Roberts y Franco hacen una buena química y se nota en pantalla y al igual que los "seguidores" queremos verlos juntos seguir en el juego, ver hasta dónde llegan. 

La dirección de Henry Joost y Ariel Schulman  (creadores del documental Catfish que dio origen al programa de Mtv) da a "Nerve" un ritmo incansable durante los dos primeros tercios de la cinta. Las tomas son rápidas, la cámara (ya sea como las de los celulares o externa) no para, la interferencia del mundo tecnológico es evidente en mapas, escenarios y apps. 
Además, tienen el buen tino de elegir un potente soundtrack electrónico. Hay acción, desafío y romance juvenil; pero además particularmente (aunque de manera superficial), se habla de “la red profunda del internet” (que realmente existe) 
Esta mención podría detonar que la película deje un poco de curiosidad y escalofrío. Solo por un segundo podríamos preguntarnos: Quienes están ahí abajo, quienes la manejan? Cuanto de ese contenidos no estará formado por “aportaciones” (fotos, videos, charlas) que sin saber "voluntariamente" realizan los usuarios de las redes? (Scary uh?)

Siguiendo el ritmo de la película se puede ver como materialmente el mundo de la era del internet se transforma y cambia tan vertiginosamente que se debe contemplar como un circo de mil pistas, donde en cada una en directo y simltáneo está sucediendo algo, que tarde o temprano se relacionará con nuestra propia existencia.

Sí, en esta realidad distópica de la humanidad, el internet ya es un protagonista principal y nosotros sus actores secundarios.

Astutamente la trama nos hace ecos referentes a muchos elementos de la cultura pop; desde películas de ciencia ficción hasta programas de competencia de reality televisivo, en el que los participantes deben afrontar retos de los más variados géneros para la complacencia del público que genera rating, que genera negocio y jugosas ganancias...

Si ya hemos visto como dos personas desnudas son abandonadas en un paraje salvaje y deben “sobrevivir” y hemos visto películas futuristas donde los nuevos circos romanos incluyen la masacre de los competidores; la potencial realidad de esta “adaptación híbrida” no suena descabellada, no es cierto?.



Dentro de la narrativa visual, que se apoya en toda clase de monerías para sentir la pantalla del cine como una inmensa screen de celular/computadora, llena de iconitos y globos de conversación, al entrar a "Nerve" el público mismo se divide entre los que son participantes o seguidores; o para decirlo simplemente: entre voyeristas y exhibicionistas.

Unos pagan y exigen y los otros realizan toda clase de retos para ganar y ser populares. 
Bueno, al final del día esto no se aparta demasiado de la vida “normal”, unos necesitan ser amados y populares, otros necesitan alguien a quien amar y a quien seguir.

Si bien los seguidores parecieran una parte inútil de la ecuación, la verdad es que ellos tienen el poder de manipular todo el juego con sus peticiones, solo es cuestión de que saquen a pasear sus más sucios deseos, y como la participación es anónima… no hay ninguna restricción, por lo tanto las posibles reglas éticas o morales son borradas por completo, lo único que vale es el deseo de seguir viendo el show, ese deseo que es un deseo general, que se contagia porque simplemente todos lo quieren, todos lo usan, todos hablan de él y esto infecta la decisión propia, sobre todo cuando se necesita tener un grupo referencial desesperadamente.

Envueltos en esos deseos e inconscientes colectivos, el grupo participantes y observadores se convierten en turba irreflexiva, delirante de emoción y éxtasis en este techno-thriller .“Los chicos sólo quieren divertirse” dirían por ahí.
Ellos se divierten, pero mentiríamos si dijéramos que nosotros no, al menos las dos terceras partes de la película, antes de que se encauce todo hacia soluciones fáciles a preguntas difíciles y usando las licencias literarias convenientes, como si de una desviación de tráfico se tratara, conducen el último tercio de la historia hacia un final estrecho, no muy sorpresivo, pero apropiado.



Directores: Henry Joost, Ariel Schulman

Reparto: Emma Roberts, Dave Franco, Juliette Lewis, Emily Meade, Miles Heizer, Brian Marc, Kimiko Glenn, Samira Wiley, Colson Baker, Marc John Jefferies.

País: Estados Unidos

Año: 2016

Género: Thriller tecnológico

Duración: 96 min

Clasificación: Mayores de 13

Estreno en México: 2 de septiembre

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