sábado, 1 de abril de 2017

VIGILANTE DEL FUTURO (GHOST IN THE SHELL)







Por Fabián Quezada León

En un futuro no muy lejano, “Mayor” (Johansson) es la mezcla perfecta entre ingeniería robótica y género humano, una sobreviviente de un choque mortal que fuera rescatada proveyéndola de un cuerpo cibernéticamente perfecto; destinada a ser mucho más que una simple humana, es una máquina de guerra, una soldado eficiente e invencible en la lucha contra el crimen. 

Pero como en toda sociedad futurista y distópica suele suceder, la esperanza de felicidad se ha  borrado de la faz del planeta, más aún cuando, por los avances tecnológicos se ha logrado perfeccionar  la manera de “hackear” el último reducto de la humanidad, la mente. 

Ante tal planteamiento, Mayor es la única que puede luchar contra el crimen y detenerlos. Pero, como consecuencia de su misión se percata que, contrario a todo lo que le habían dicho, quién la “rescató” no hizo básicamente eso… sino que cometió un terrible crimen en su contra: le robó su identidad y su vida… y planea hacerlo con otros…

Masamune Shirow y su obra “Ghost in the shell” son de los nombres icónicos en las historias de manga japonesas y que tras de haberse adelantado por mucho a su tiempo, y haber tenido ya una película en versión animada, ahora es retomada “en vivo”, con el glam de Hollywood a todo lo alto y un presupuesto a todo lo largo.

Poderosamente futurista para la época en la que vio por primera vez la luz como un producto de manga, Ghost in the Shell, plantea un interesante ejercicio para quien no se haya acercado nunca antes a su trama; el simple y sencillo hecho de colocarla en su fecha de lanzamiento en los finales de los 80’s en Japón, cuando la historia fue creada por Masamune Shirow. 

Mientras, en Occidente el asombro y el miedo curioso en torno  a la figura del cyborg habían dado ya sus primeros pasos en firme con la cinta de “Blade Runner” basada en el libro  de  Philip K. Dick: ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (1968) y que no fuera globalmente popular hasta que la película viera la luz en 1982.

De esta forma, la trama de “Ghost in the Shell” continúa la charla  de un mundo tan terriblemente alucinante en cuanto más cercano se ha tornado hoy por hoy.

El “espíritu” de la cinta no simplemente toca el aspecto de la tecnología sino de la modernidad desbordada, eso que hace que el ser humano pueda preguntarse si es lo suficientemente seguro o feliz, aniquilar lo humano a favor de lo perfectamente tecnológico 

Rupert Sanders (Snow White & the Huntsman) crean un universo tan abigarrado de modernidad en el cual se resaltan casi todos los “temores contemporáneos” como la tecnologización y la pérdida de humanidad a favor de la plastificación,  aunado a la certeza de que poco o nada se puede hacer para evitar semejante desvarío.

Entonces, se ubica en una ciudad que parece ser Tokio mezclado con una explosión de escenarios de juego de video en  3D y collages de marcas de productos de consumo, llevados a cabo por medio del trabajo de computación, que vienen a crear esa atmósfera del mundo perfectamente deslumbrante y frío,  apocalípticamente  robótico,  lluvioso y gris con textura de fondo de juego de video que, irremediablemente,  parece que será el destino de la apariencia de  la tierra en pocos años.

En lo que se refiere a la trama, sí, estamos en los albores de la segunda década del siglo XXI y las historias sobre la vida artificial han llenado las pantallas grandes y chicas con una amplia diversidad de enfoques y temas acompañando al alud de cambios por el tiempo transcurrido y el desarrollo y divulgación tecnológica, por lo que el mero tema de la inteligencia artificial y los cyborgs ha perdido algo de su lustre como “innovación” Sin embargo, el planteamiento central a nivel historia de Ghost in the Shell, que recoge el estupor de ese “algo” que, aún dentro de un cuerpo artificial y evolucionado tecnológicamente, queda preso, subyaciendo ahí… el alma o el espíritu humano… le da una perspectiva de visión diferente,  y del que se pueden abrir muchas preguntas dado que es un tema que sigue sonando inquietante conforme se sigue avanzando en la creación cibernética. 

Es un hecho que su imagen y diseño de producción son impecables, asombrosos y deslumbrantes. La cinta es un verdadero portento equiparable a esos hitos como “Avatar” visualmente y conceptualmente crea y desarrolla, toda una idea hipercompleja del universo distópico, las ciudades, la sociedad, los objetos  son diseñados y reproducidos ante los ojos del auditorio que ya no los ve como un “sueño imposible “ o una invención, sino que los identifica como “un paso más cerca” para ser poseídos por el consumidor común y corriente.

En esta nueva llegada a la pantalla después de la obra de Oshii en 95, es evidente el indiscutiblemente bien manufacturado diseño de producción, pero sin embargo no es cien por cien original, ya que algunas de las escenas (que podrían ser homenajes visuales ,cabe decir) son la transpolación de la obra de anime.

Por el otro lado, en medio de la moda distópica, a la que el cine y la literatura nos han conducido en los últimos años , la historia de los cyborgs superdotados ya no es tan no es absolutamente sorprendente , sigue siendo taquillera, pero ya la hemos visto, en esta ocasión un punto fuerte de la trama original, la dicotomía existencial del cyborg con alma humana, queda tan tenuemente dibujada que pierde la fuerza que nos mostraba aquella icónica escena del discurso final de Blade Runner .

“Mayor” no llega a hendir la pregunta lo suficientemente hondo, tal vez porque (también con la moda de las “sagas”) se planee contar  la historia como en el comic, en episodios. Dejando de lado la preocupación sobre la los remanentes de humanidad en un organismo prefabricado, la cinta se ve aderezada con múltiples y violentas pelas y escenas de acción.

En la crítica internacional se ha señalado la selección de Johansson en el rol principal, dado que en la original es de origen asiático, pero el guión resuelve esta discrepancia en base a la estructura de la trama: es una mente en un cuerpo nuevo cibernéticamente creado, así que materialmente daría lo mismo el envoltorio, el alma (el famoso espíritu del que habla el título) permanece siendo el mismo.

Sanders, evidentemente en esta ocasión da prevalencia a la acción sobre las reflexiones  interiorizantes de los personajes y las secuencias de peleas están cinematografiadas por DP Jess Hall dando varias escenas de batalla coreográfica y violentamente impecables.

Johansson hace un remix de algunos de sus anteriores personajes, (que también coincidentemente patean traseros de un hilo) y lo hace con dedicación en su tarea dejándonos con un sabor de ausencia de sentimientos generalizada.

El elenco que respalda a  Johansson: Kitano, Pitt, Asbaek y Binoche cumplen con su parte en la historia  pero nos quedamos esperando saber “mas” (tal vez en alguna de las partes subsecuentes…)

Al final de todo, los fantasmas siempre serán esos seres que pueden aterrorizar, tal vez  no tanto por su forma, sino por lo que representan y aquí aunque sean la belleza de Scarlet poseen dentro de sí temores reales incrustados; el miedo al futuro tecnológicamente dominante, la sospecha oscura a lo que esa tecnología puede hacer sobre el hombre, el estupor a que en medio de esta carrera por el progreso no haya vuelta atrás y todo termine volviéndose plástico, y acabemos con el planeta… y pero aún el hombre se deshumanice. 

Esos fantasmas erizan la piel, esos fantasmas están ya entre nosotros y así como en el Cuento de Navidad se presentan a Scrooge, nos salen a diario enfrente. Vamos a vigilar el futuro?  O llegaremos a él ignorándolo, metidos en un caparazón a esperar las consecuencias?

Director: Rupert Sanders
Reparto: Scarlett Johansson, Pilou Asbaek, Takeshi Kitano, Juliette Binoche, Michael Pitt, Chin Han
Año: 2017
País: Estados Unidos
Género:Ciencia Ficción
Duración: 106 min
Clasificación: Mayores de 13 Violencia fantástica
Fecha de estreno en México: 31 de Marzo


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