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Por:
David
Dominguez Martínez
Cuando Ellen, la matriarca de la familia Graham, muere, su
familia comienza a descubrir secretos extraños y cada vez más aterradores sobre
sus antepasados. Cuanto más descubren, más tendrán que enfrentarse al siniestro
destino que parecen haber heredado.
El
debutante Ari
Aster nos trae una de las propuestas fílmicas más
interesantes del año: Hereditary.
Aster se rodea
de un reparto de altura encabezado por Toni Collette (“Pequeña Miss Sunshine”, “Un Niño
Grande”, “El Sexto Sentido”) y acompañada por los destacables
intérpretes Gabriel
Byrne (“Muerte
entre las flores“, “Sospechosos
habituales“), Alex
Wolff (“Día
de patriotas“, “Ni
un pelo de listo“), Ann
Dowd (“The
Leftovers“, “El
cuento de la criada“, “Compliance“)
y la prometedora Milly
Shaphiro. Hereditary propone un
angustioso viaje a los rincones ocultos de la herencia que nos dejan los que
nos preceden.
Artefactos sospechosos
De vez en cuando podemos asistir a la introducción de ciertos
artefactos que cambian la configuración de la realidad. La película de Ari Aster podría
ser uno de estos sospechosos artefactos.
Sembrando una discordia entre cierta
casposa crítica cinematográfica y aquellos cinéfagos consumidores de las malllamadas películas
de género. La película se sitúa en medio de un debate que hace tiempo debería
haberse acabado: el de la validez del cine de terror.
En primer lugar El terror
se sustenta en la propia validez de éste y su capacidad catártica ¿Podemos
negar qué el terror es una emoción configurantes de nuestra personalidad? Por
otro lado, desde algunos sectores de la crítica especializada se ha intentando
deshinchar este hype creado
por la canónica: quesireferenciasporaquí, quesiestosehahechoya, quenoesparatanto…
es decir una defensa del género que equivocadamente ataca a la notable cinta.
Cuestión de género
Cuesta hablar de todas las partes que componen el rompecabezas
de Hereditary. Durante las dos horas de metraje el director juega con el género
y la trama: ¿es un drama, una película de casas encantadas, una película sobre
la locura, qué es? Esto hace que se la película se convierta en una herramienta
de doble filo.
Pese a que desde mi óptica personal la película fluya
adecuadamente y apenas note los tumbos, esta cualidad puede sacar a algún que
otro espectador de la película. Hereditary derrocha una energía
desbordante, Aster quiere
contar muchas cosas en el metraje no siempre con un buen resultado.
Lazos que atan
El propio título del
film nos da una gran pista de la temática tratada. Y es que la cuestión de la
herencia es el eje principal de la trama. Tenemos la óptica de la herencia como
una maldición inexorable, casi biológica. Una temática heredada de la tradición
gótica que se actualiza ágilmente. Parece que la demencia de la anciana
fallecida es heredada por el personaje de Annie, una herencia que puede dañar a
su descendencia.
Entre la llamada trilogía de “La
Continuidad de la Sangre” del actor brasileño José Mojica Marins y
la versión ficcionada de “El
Desencanto” se mueve Hereditary. Como en una novela
de Zola, nos
preguntamos si Annie será capaz de escapar de su herencia.
Magia en miniatura
Uno de los grandes aciertos del artefacto es la construcción de
un increíble mundo personal. Annie se dedica a hacer esculturas en miniatura de
escenas cotidianas.
Miniaturas que replican la casa de la película y escenas
que complementan el pasado de la familia. Jugando así con la idea de que
nuestros personajes son solo los juguetes de una casa de muñecas.
Los extraños
ídolos creados por Charlie nos transporta a una realidad oscura vertiente de
Svankmajer. El artífice de este diseño artístico se debe a Steve Newburn que
trabajó también en “Team
América” y en la serie de “12
Monos”.
En último lugar hay que destacar la gran elección de la casa.
Tanto su localización en medio de la nada como su diseño. Un diseño que
funciona como laberinto y con el que Aster juega continuamente durante la
película.
Rituales cotidianos
La magia está presente en Hereditary.Si analizamos la película nos damos cuenta que la película esta
llena de rituales. Rituales que configuran y sustentan una realidad. Rituales
que deben ser destruidos a través de la magia. La magia entendida al modo
de Austin Ospare como
una voluntad de
cambio. Los protagonistas son incapaces de salir de una ritualística automática
salvo en los desmesurados momentos dramáticos.
Un drama hiperbolizado y sarcástico representado por una cabeza
desmembrada. Una cabeza decapitada como la de San Juan Bautista. Una
decapitación precedida del ritual: voluntad, poste eléctrico, coche,
envenenamiento, la droga, la tablet, el cine mudo y la noche. Rituales que
intentan cambiar otros rituales, magia y tecnología. Este artefacto muestra más
de lo que parece.
Conclusión
Cómo hemos mencionado al principio de la reseña, es inabarcable
tratar la totalidad de Hereditary. Temas como la interpretación de los actores, el tratamiento del
drama y el terror… van a quedar relegados a cualquiera de las miles de reseñas
escritas. Hemos preferido hablar de otra visión o interpretación de la
película. Una visión que se podría resumir en que Hereditary nos ha flipao.
Director: Ari Aster
Reparto: Toni Collette (Annie) Gabriel Byrne (Steve) Alex Wolff (Peter) Milly Shapiro (Charlie) Ann Dowd (Joan)
País: Estados Unidos Año: 2018 Género: Terror
Duración: 126 min. Clasificación: B15 Guion: Ari Aster Fotografía: Pawel
Pogorzelski Música: Colin Stetson
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Por:
Fabián Quezada León
En la Guerra del narco no existen reglas. Cuando
los carteles comienzan a traficar con terrorismo con la frontera entre México y
Estados Unidos el Agente Federal Matt
Graver (Brolin) llama al misterioso Alejandro (Del Toro), cuya familia fuera
asesinada por el jefe de un cartel,
para de acuerdo a un plan urdido en Estados Unidos, crear una guerra entre los
carteles. El objetivo, secuestrar a la hija del capo dando la apariencia de que
la muchacha fue secuestrada por un cartel rival. Eso debería bastar para que
ambos carteles se destruyeran mutuamente. Solo que nadie pensó que las cosas se
complicarían y toda la operación debe ser abortada dejando a Alejandro y a Matt
en medio de una guerra salvaje.
Nos encontramos con la continuación de la parte uno
"Sicario” donde apenas comenzamos a
conocer la historia de Alejandro y Matt y ahora El día del soldado nos lleva un
poco más allá.
Del Toro y Brolin repiten partes y nos conducen a
una triste y desoladora realidad que se ha hecho el pan nuestro de cada día en
México.
Los terribles, sangrientos y cada vez más brutales resultados de la
intensa guerra entre cárteles que se da “en secreto, pero ante los ojos de
todos” a lo largo y ancho del territorio.
Y lo más alarmante es que las ramas del poder de
los carteles han atravesado no solo territorios, sino sistemas de justicia y
política.
Pareciera que la trama entera de "Día del soldado"
surgió directamente de la calenturienta mente de Sheridan, pero (tan duro como
eso pueda parecer) La realidad ha superado millones de veces a la ficción en
este país.
El planteamiento en líneas generales deja al
descubierto la idea (falsa?) de que el territorio mexicano es continuamente
violado por intervenciones de diversas agencias gubernamentales norteamericanas
en su búsqueda /lucha contra el narco.
Y colateralmente a eso, se muestra el terrible e
inhumano problema de la migración hacia Estados Unidos y el cómo cualquiera de
los retos en el viaje hacia el sueño
americano pueden transformarse en la más angustiosa de las pesadillas.
El mundo del narco está lejos del glamour en que lo
han convertido las “narconovelas y las narcoseries” es un mundo de una crueldad
superlativa y una sola regla, nada que entre en él queda a salvo del peligro de
muerte y violencia extrema.
La historia une los cabos de los personajes de Matt
y Alejandro y el plan de una frágil e inocente desestabilización de los
carteles provocando una guerra entre ellos, como si eso fuera nuevo.
Es evidente que a base de muertes los carteles han
aprendido a identificar a la fecha de quien dónde y cómo son los ataques de las
bandas enemigas, así que la estrategia de Matt y todas las agencias
gubernamentales norteamericanas estaban tratando de esconder un elefante tras
de una rama de pino. Más aún cuando un elemento vital es descubierto, se estaba
buscando en otras tierras lo que había crecido en el patio trasero de la propia
casa. Los terroristas no salieron de donde el gobierno norteamericano creía
sino del propio suelo Estadounidense.
Matt Convence a Alejandro de participar en un plan
que se sostiene con alfileres, pero Alejandro no lo aceptaría sin su propia
agenda, vengar la muerte de su familia.
De ahí en adelante la tensión se da más que por las ilusiones de la historia por la honda sapiencia de que eso va a ser descubierto
de un momento a otro. En eso la historia funciona eficientemente.
El director Sollima llega a “Sicario Día
del soldado” después de dirigir tramas de acción y crimen en series italianas (La Suadra, Romanzo Crimnale y Gomorrah)
El tono dark y de bajo mundo en el que Wolski
fotografía la historia es otro ingrediente básico,
aquí no hay glam, hay sangre violencia y corrupción a cada paso alentando las
ansias terribles de un jovencito para convertirse en sicario.
Brolin y
Del Toro se colocan como imanes de taquilla en el género de las secuelas. Este
año hemos visto a Brolin en tres super producciones Avengers, Dead Pool y
Sicario y Del Toro logra acceder al ranking gracias a las argucias del guión de
Día del Soldado (por más fantásticas que resulten al final)
El
descubrimiento es la figura de Keener, con una ética más fría que el hidrógeno
líquido, ni Matt ni Alejandro poseen la gélida sangre de esta jefa de
operaciones y que es desperdiciada como personaje. Y la sorpresa es la aparición
de Modine como secretario de defensa.
Esta secuela no cuenta con Villeneuve, ni con
Blunt, eso ciertamente aumenta las
expectativas de cómo resolver el problema, y aunque es definitivo que el
producto final no es superior a su predecesor, también es cierto que no están
enfocadas ni buscan las mismas cosas, “Día del soldado” comienza con raíces en
la realidad y termina en sendas divergentes que pisan el terreno de la ciencia ficción,
por así llamarlo de alguna manera.
Lo que sí
habría que señalar al trabajo global de la cinta es que si acierta en unas
cosas no logra estructurar todo por completo. A medida que la acción transcurre
parecen irse derritiendo los conceptos y fraguando en otra cosa diferente al
arranque.
Aunque la
acción continua, las manifestaciones de violencia se pasan de lo real a lo
fantasioso y la credibilidad de lo expuesto se va a los suelos. Las
resoluciones parecen más dignas de alguna saga que injertara géneros de acción de super héroes con narco
series. Mientras que las subtramas pasan
a un plano tan lejano que no se reconocen ni encuentran un final.
El
personaje de Isabela (Moner) la hija del jefe del narco que es secuestrada que
podría haber crecido mucho más es solo un “disparador” con demasiadas preguntas
sin resolver. El plot de la relación entre ella y su “renuente”
secuestrador/rescatador merecía mucho más atención por el dilema moral que
encierra, además de todo el fermento de la triste y real situación de crimen, corrupción
y abusos que el narcotráfico ha establecido, no solo y simplemente en México,
sino en Estados Unidos.
Formando una arena en la cual el contagio de uno a otro fluye de una manera
tan compleja que es muy difícil desenmarañar cada uno de los hilos del
entramado real en cada una de sus fases y cómo la adhesión a estas redes se
forma en cada uno de los puntos; desde la producción, distribución,
comercialización, consumo y cada una de las posiciones que maneja “alguien” desde
los grandes capos, hasta los sicarios; filtrándose en toda clase de actividades
aparentemente lícitas… o descaradamente ilícitas. Lo único cierto es que nadie
inmiscuido en este escenario está libre de toda culpa.
Director: Stefano
Sollima.
Reparto: Benicio Del
Toro, Josh Brolin, Isabela Moner, Jeffrey Donovan, Manuel Garcia-Rulfo, Matthew
Modine, Shea Whigham, Elijah Rodriguez, Catherine Keener.