jueves, 28 de junio de 2018

EL ALMA DE LA FIESTA (LIFE OF THE PARTY)




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Por Fabián Quezada León

Cuando su esposo repentinamente la abandona, Deanna, (Melissa McCarthy) un ama de casa modelo, decide retomar su vida escolar en la universidad matriculándose en la misma universidad en la que está su hija a fin de terminar sus estudios en arqueología. En un principio su hija Maddie  no está completamente convencida de la idea. 

Sumida en la experiencia del campus, Deanna, logra ser cada vez más abierta, ahora la apodan  “Dee Rock”, Inspirada en su vida universitaria Deanna abraza la libertad, la diversión y… a los chicos de la fraternidad, según sus propias reglas. Así Dee se encuentra de repente  viviendo en su último año de universidad el mejor año de su vida.

El tema de adultos regresando “a la vida juvenil” (debido a “x” número de causas, desde reencarnaciones, hasta cambios de personalidad) no es algo desconocido en Hollywood. De esta manera, “El alma de la fiesta” deja ver bastante de su temática con los simples avances. Un ama de casa sojuzgada y abandonada decide “finalizar” sus estudios universitarios en la misma Institución en la que su hija cursa su último año de carrera.

Inevitablemente la vida universitaria las reúne y la “sugerente temática” madre de familia empoderada se une a relaciones madre e hija en un ambiente “extra hogar” con los plots que de ello se puedan desprender.

McCarthy, una actriz que sabemos que puede ser una gran protagónica, (aunque algo encasillada y con más malas decisiones que buenas…)   toma este papel, (escrito por ella misma además), y no logra levantar la temática a más allá de ser una cinta medianamente simpática donde  no se ve nada nuevo. Y que falla en la construcción de sus personajes.

Vamos a ver, en una comedia se puede usar cualquier recurso, gastado a no, increíble o no, absurdo o no. Ese no es el punto, la gracia consiste en hacer que la audiencia se enganche y se ría de los viejos chistes o de situaciones que sabiendo que son absurdas provoquen la risa.

Cuando el escritor hace el guión se enfrenta a la dinámica de si el actor va a dar la fuerza a ese personaje o si va  a entenderlo; pero, cuando el escritor es el actor, de entrada sabe quién es el personaje y lo que puede exigirse a sí mismo para poder comunicar a la audiencia con efectividad.

McCarthy sabe que puede encarnar a la norteamericana promedio, de una clase media, y que se le da el giro de “humor rudo”. Eso es lo  que ha venido trabajando y lo ha logrado con mayor o menor efectividad, pero siempre sabemos que puede dar más.

Qué sucede con “El alma de la fiesta” específicamente en la arena “de regreso a la escuela”?  que la situación no se sostiene por sí misma. Desde muchos puntos en los que se le mire, mucho de la gracia y la atracción de regresar a “los locos años estudiantiles”  es que deben ser exactamente eso desenfrenados. McCarthy escribe algo “atrevido” pero no tanto “fiestero” pero sin excesos visibles y con algunas notas picantes.

Centra su tema en enfocarse en las relaciones materno/filiales más que en los avatares de sacar adelante una carrera universitaria.

Cuando se han pasado los 40’s y en medio del campus a fuerzas se busca encontrar a personajes idénticos  a los que se veían en “aquellos años en los que se tenían 19 años” hay un problema de entrada. 


La realidad es que como si no fuera suficientemente notoria su presencia, se crea el personaje haciéndolo un estandarte explosivo de la exageración  con atuendos estrambóticos innecesarios. La simple y rotunda presencia de una mujer cuarentona como compañera de clase hubiera llamado la atención al más tolerante de los jovencitos universitarios

El desarrollo de toda la estadía de Deanna en la universidad se enfoca en eso, en hacer que su figura materna prevalezca, que se integre a la fraternidad de su hija y que además tenga ligue con Jack (Benward) un estudiante bastante estereotipado como el “guapo descerebrado”.  Uno tras otro, los clishés transcurren en el guión. Más como situaciones que como “momentos de explosión de humor”

Si el esfuerzo de Deanna por acabar la universidad era para sacudirse el yugo de la vida hogareña, pues el guión es absolutamente ineficaz para mostrar eso; al contrario, lo refuerza (independientemente del resultado final) . El problema con Deanna es que no parece creerse el propósito de toda la historia; se ve a sí misma como un alien universitario y busca el soporte de su hija y las amigas, quienes pasan a ser sus hijas. 

No cree en sí misma cuando debe exponer ante la clase, no cree en sí misma cuando debe lidiar con su atracción por Jack, falla en saberse defender de dos muchachitas que no la quieren y no cree que su matrimonio y su marido pertenecen al pasado. 

Es como si una insistente voz en su interior le dijera “Acéptalo Deanna eres mujer, eres cuarentona, eres madre… no importa si logras un título universitario y tienes algunas noches de sexo con un jovencito que refresca tus aptitudes amorosas, al final sigues siendo una madre con birrete y toga”; no importa lo sentimental y gracioso que eso se quiera plantear.

Otra de las cosas es que Deanna no hace nada por sí misma para lograr su cambio, todo lo ejecuta alguien más por ella: su hija, las amigas de su hija, su compañera de cuarto, Jack su joven amante, sus papás y su amiga.

Dentro del equipo que participa en la cinta también está la extraordinaria Maya Rudolph suficientemente desperdiciada y que cada vez que entra a escena da lo mejor como la amiga coach de Deanna. 


Los demás personajes tienen una presencia poco profunda; inclusive presencias como “la chica del coma” (Jacobs) cuyo personaje podría haber funcionado para provocar situaciones de comedia o como el de la roomie agorafóbica de Deanna (Gardner) cuya presencia dark también hubiera funcionado como un disparador cómico.

El director, Falcone, quién es esposo de McCarthy  también realiza un cameo y nada más y nada menos que Christina Aguilera aparece por minutos (el tiempo en que tarda en cantar una canción) en una especie de “hada madrina prefiesta de graduación”.

El tema de “mamá invade mi espacio personal”que podría haber sido un planteamiento que generara tensión,  rápidamente cede cuando su hija Maddie (Gordon) reacciona favorablemente a la visible y natural incomodidad de la situación, porque Deanna gana puntos, no por ser cómica, sino porque da compasión.

Centrar la historia en Deanna basándose únicamente en la atracción de taquilla que pueda tener McCarthy es un asunto de doble filo, porque no deja ampliar las expectativas de la audiencia sobre el contenido de la historia y de sus personajes los giros que podrían innovar y disparar la comedia; no.  El guión no da nada nuevo, nada de desarrollo a los personajes, y expone a su protagónica a la que ni siquiera da un carácter uniforme. No puede sucumbir ante el bullying escolar a los 40 años, ni puede quejarse de timidez después de que domina la pista abrumadoramente en un “duelo de baile”

Pero lo que llama la atención es que todo lo que hay en la cinta salió, al menos en parte, de las propias expectativas de McCarthy. “El alma de la fiesta” se queda en una simpática tardeada casi aséptica, donde los excesos de la vida universitaria son superados con creces por comedias estudiantiles de los 80’s.


Director: Ben Falcone
Reparto: Melissa McCarthy, Gillian Jacobs, Maya Rudolph, Julie Bowen, Matt Walsh, Molly Gordon, Heidi Gardner, Christina Aguilera, Jacki Weaver, Stephen Root, Chris Parnell
Escritores: Ben Falcone, Melissa McCarthy
País Estados Unidos
Año: 2018
Género: Comedia,
Duración: 105 min
Clasificación: Mayores de 13
Fecha de estreno en México: 28 de Junio 2018


 



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