lunes, 14 de noviembre de 2011

MUESTRA INTERNACIONAL DE CINE: HABÍA UNA VEZ EN ANATOLIA.



Por Julia Elena Melche.

Con sólo 6 largometrajes en sus 16 años de carrera, el realizador turco Nuri Belge Ceylan ha conseguido una presencia destacada en los festivales de Cannes y de Berlín. La razón reposa en su depurado e intenso cine intimista, de una fuerza visual notable y en el que se percibe la gran influencia de cineastas como Tarkovsky, Angelopoulos, Ozu y particularmente del iraní Kiarostami.

En su reciente filme, Había una vez en Anatolia, 2011, se aleja del drama oscuro y sin tregua de Tres monos: no veo, no oigo, no hablo (08), para acercarse más a la radiografía del quehacer cotidiano de los pobladores rurales de su obra maestra Nubes de mayo (99)

El pretexto anecdótico es una investigación policíaca que tiene como arranque una atractiva propuesta de road-movie. Una noche, un grupo de hombres recorren en varios autos las polvorientas y sinuosas carreteras montañosas de la estepa de Anatolia, en la región asiática de Turquía, en busca de un cadáver enterrado. Un médico forense, un fiscal de distrito, un jefe de la policía, funcionarios, sepultureros, el homicida y su hermano, se detienen una y otra vez sin dar con el occiso, ya que el asesino no recuerda dónde lo enterró porque había bebido y su hermano estaba dormido. Sólo saben fue enterrado junto a una fuente y un árbol redondo.

A partir de esta sencilla premisa, el director va construyendo una suerte de cine negro con base en el suspenso de la búsqueda y de saber si se encontrará o no el cadáver, al que incorpora un sugerente retrato costumbrista de la provincia turca, mediante la interacción de los personajes. En un principio sus conversaciones resultan intrascendentes; hablan del yogurt descremado, de la leche pasteurizada, pero a medida que avanza el relato se revelan sus estados de ánimo, se conocen sus secretos y se calibran sus temperamentos. Al mismo tiempo, Belge Ceylan hace un repaso de la masculinidad turca, reflejada en las miradas y expresiones de los hombres más que e sus acciones. La formulación de un deseo casi adolescente, la contemplación de unas fotos familiares o la admiración colectiva de la belleza virginal de una jovencita, son apuntes reveladores.

En la geografía y el tiempo del relato está el cine de Kiarostami (A través de los olivos). Largos planos abiertos se detienen en el entorno natural, donde los sonidos del viento o de la lluvia se imponen como presencias centrales. En un plano general se vislumbran las luces de los autos que se aproximan a gran velocidad entre las colinas. Una manzana cae de un árbol y rueda por una pendiente hasta llegar a un río y quedar atrapada entre las piedras junto con otros frutos. Se trata de secuencias magistrales y de un sutil realismo lírico, ejecutadas por la rica mirada del cineasta.

Con chispeantes momentos humorísticos que refrescan la historia, Había una vez en Anatolia habla de los detalles fundamentales de la vida a través de los silencios y emociones de sus personajes. La cinta ha sido seleccionada para representar a Turquía en la entrega de los Óscares 2012 en la categoría de Mejor Película Extranjera.


EL DIRECTOR.

Considerado el cineasta turco más importante de la actualidad, Nuri Belge Ceylán estudió fotografía y se inició en el cine en 1995 con el cortometraje Capullo, fotografiado en blanco y negro por él mismo y que le abrió las puertas del Festival de Cannes. El reconocimiento mundial llegó con su segunda cinta, Nubes de mayo, nominada a la Palma de Oro en el Festival de Berlín 99. Su nueva película cuenta ya con el Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes de este año. En sus filmes, de bajo presupuesto, trabaja con actores no profesionales, algunos, amigos y familiares. Ahora se inspiró en hechos reales. Uno de sus co-guionistas es médico y tuvo que trabajar dos años en el pueblo donde se desarrolla la trama para obtener su licencia. Tuvo la experiencia de pasar una noche buscando un cadáver, pero no se acordaba las razones del crimen ni el lugar exacto donde lo enterraron, solamente ubicaba las atmósferas. A partir de esta anécdota se escribió el guión con algunas citas de los cuentos del ruso Antón Chejov.

Para mayor información de horarios y programación, consultar la página: www.cinetecanacional.net


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